De Insomnio [Libre]

Era más de medianoche, tenía sueño, bastante… pero el calor insoportable de este tiempo veraniego no me dejaba dormir tranquilo. Sentía que me sofocaba, y tenía mil cosas en ese momento rondando en mi cabeza. Aunque debía de admitir que esa segunda razón, era la culpable de mi insomnio recurrente.

Suspiré con cierto hastío, mientras bajaba las escaleras de los dormitorios hasta la sala común. Miré a mi alrededor, y vi un par de estudiantes más pequeños, quizás completando algún ensayo para las clases de mañana.

Sin querer hacer mucho ruido, me acerqué a uno de los sofás más cercanos, y me deje caer con pesadez. Mire las llamas de la chimenea frente a mí, y sonreí con cierta melancolía. Últimamente, y no es porque no haya sido siempre, pero con más intensidad que antes, se me daba por preguntarme donde andaría… esos ojos verdes llegaban a mi mente como un vago recuerdo ya, pero jamás olvidaría la intensidad con las que estos brillaban, sobre todo cuando se enojaba con él.

A veces dolía, más que otras, el que se haya marchado…pero le conocía, y sabía que de un momento a otro, sus caminos deberían volverse a cruzar.

Si…

Deberían…

Me pasé una mano por el pelo, despeinándolo un poco más de lo que ya estaba, si fuese posible, y me recargue en el sofá mientras emitía un largo suspiro. Al parecer, esta noche se uniría a las tantas otras que pasé…intentando encontrarle un porqué.

Estúpido, estúpido ensayo. ¿Por qué no puedo ser como otras de las chicas que si hacen sus trabajos temprano? Seguramente ellas ahora estarán dormidas comodamente en sus camas. No como yo. Aquí sola, ya pasada de media noche y todo porque simplemente mi cerebro no da para más con este ensayo de Historia de la Magia. Las clases tan solo acababan de iniciar y ya estoy teniendo problemas con mis trabajos.

—A quien engaño — Dije tapando mi cabeza con las manos —No terminaré esto a tiempo— Eso era cierto. Es todo. No pienso seguir.

Me pare de golpe del sillón donde me encontraba sentada hace unos segundos; tomando mis hojas de pergamino y mis plumas. Ahora que lo pienso un sillón no era muy buen lugar para hacer mis tareas. Es decir, tenía papeles tirados por todo el suelo alrededor de este, que ni siquiera había notado, junto con mi tintero.
Mientras recogía lo que faltaba, dispuesta a volver a la cama; el reflejo de la chimenea en la pared captó mi atención, obligándome a darme la vuelta para observarla directamente. Eran unas hermosas tonalidades naranjas, rojas y amarillas. No sé exactamente cuánto tiempo me quedé observando. Al parecer unos pocos minutos.

Me froté los ojos con mis manos a causa del cansancio. Mi cara estaba empezando a ponerse húmeda a causa del sudor, así que opté por recoger mi cabello en una pequeña cebolla, dejando tan solo unos cuantos mechones sobre mi rostro. Continué avanzando hasta casi toparme con el respaldo del sofá que había enfrente mío a pocos pasos de la chimenea. Supongo que estoy cansada. Rodeé el sofá hasta poder quedar a un lado de este para sentarme en uno de sus brazos —Solo serán unos minutos—Me senté en uno de los brazos, apunto de quedarme dormida. Abrazando mis materiales para no perderlos. Me pareció ver a alguien en el otro extremo del sofá. Pero decidí no darle importancia por ahora, no podía aunque quisiera, mi cabeza no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera dormir. Y así sin darme cuenta, mis ojos se fueron cerrando poco a poco.

De repente, pude ver el suelo lleno de papeles y un tintero dar hasta chocar con mi pie. Eso fue suficiente para sacarme de mis pensamientos, y buscar de donde provenían dichas cosas. Cuál fue mi sorpresa al mirar al otro extremo del sofá sino encontrarme a una chica dormida en una posición un tanto incómoda, al menos así se veía si lo analizabas detenidamente.

Levante el tintero del suelo, y fui recogiendo a mi paso las mil y una hojas que esta chica llevaba consigo.

- Vaya, si que tenía deberes…- murmuré bajito, terminando de juntar todo.

Levante lo que quedaba cerca de ella, que era un par de plumas, con lo que tome una y muy suavemente, le hice cosquillas en la nariz, a ver si despertaba. Me reí bajito, sinceramente no era la mejor forma de despertar a alguien, de haber sido yo el que estaba en su lugar, me despertaría de muy mal humor, pero era lo que me quedaba…eso, o acomodarla en el sillón para que al menos no despertase a la mañana siguiente con un fuerte dolor de cuello.

- Hey…- le susurré, acercando mi rostro un poco, jugando con la pluma sobre su rostro – Despierta…

Todo estaba muy en calma para mí. Me rindo, mi subconsciente gana esta vez. Ahora solo había que esperar a que amaneciera para que alguno de los prefectos de mi casa me encontrara fuera de la cama y les restara puntos a los leones por mi causa.

Pero al parecer eso no estaba destinado para ocurrir esta noche porque, por alguna razón; justo en la punta de mi nariz comenzó a surgir un ligero cosquilleo. Seguramente esto me hizo hacer una mueca. Pero también sirvió para que poco a poco volviera a despertar. Aun sin abrir los ojos, traté de apartar la fuente de ese molesto cosquilleo que no me dejaba conciliar el sueño dando un pequeño manotazo sin fuerzas. Seguido de eso, mis oídos captaron una voz. Una voz susurrando. Tratando de que despertara.

Oh Dios!... eso significa que, alguien me ha encontrado aquí . Qué vergüenza. ¿Cuánto tiempo he pasado así dormida?

Abrí mis ojos lentamente, y lo primero que estos captaron fue la imagen del rosto de un chico bastante cerca de mí. -Lo siento. -Me disculpé por haberme quedado dormida --- ¿Te he molestado? –La idea de que alguien me despertara solo por el hecho de que lo incomodé me hizo ruborizarme un poco. –Lo lamento. No suelo hacer esto muy seguido. –Hice el intento de moverme hasta quedar correctamente en el sofá –Podrías haberme despertado de otra forma ¿no crees?-Reí por lo bajo esperando respuesta

Me incorporé enseguida, no quería que pensara que le estaba acosando o algo parecido. Le sonreí con calma, mientras le extendía una mano para que pueda incorporarse, y con la otra le mostraba que tenía sus apuntes a salvo. Ella solo se acomodo como pudo en el sofá, por lo que simplemente la miré.

- Descuida, no realmente…¿Estas muy cansada? Creo que te quedaste dormida…- dije mientras tomaba asiento a su lado, entregándole sus apuntes.

Luego escuche ese leve reproche, y me reí sin poder evitarlo.

- Oh, tienes razón…pero bueno, fue divertido ver esas muecas graciosas que hacías…- dije medio imitándola, pero sin querer parecer grosero, y levanté mis manos, como si estuviese declarándome inocente de alguna forma – Es que bueno, era eso, o te levantaba en brazos para acomodarte en el sillón, así al menos no despertarías toda adolorida… ¿no? Aunque si hubiese hecho eso y despertabas, me habrías dado un buen golpe…

Él se colocó a mi lado, yo le sonreí ligeramente. Pero faltaba algo aquí. Mis apuntes. ¡Mis tareas! Di un pequeño brinco en el sofá para comenzar a buscarlos cerca de mí. Pero antes de que pudiera hacerlo, el chico habló –Sip, creo que tomé una ligera siesta –Reí un poco ante mi respuesta a su comentario. Literalmente, mis ojos brillaron al ver que en sus manos sostenía mis preciados apuntes –Gracias –Dije tomándolos para colocarlos en mis piernas.

Después de ver su imitación de mis muecas cuando dormía, otra risa salió de mis labios.

–Seguro que lo fue –Esto lo dije mientras aun reía un poco. Cuando noté que él levantaba sus manos asegurando su inocencia sonreí, y sin que él se lo esperara le lancé un cojín a modo de juego. Cuando le reclamé por la manera en la que me despertó, se excusó diciendo que no tendría otra opción que esa o levantarme en brazos. Pero tenía razón en algo, si lo hacía, lo golpearía –Bueno eso es verdad…-Admití –Pero ¿qué te harían un par de golpes de una niña inocente como yo? …-Sonreí tiernamente como si fuera una niña pequeña e inocente –Aunque… aun no te conozco así que…. sería extraño –Me quedé observándolo por unos instantes. No. Jamás lo había visto.

Le miré curioso, para cuando se había dado cuenta de que yo tenía sus apuntes, me estaba divirtiendo por su expresión de susto y el brinco que dio en el sillón. Los levante levemente, como para que los mirase, y se los extendí con una mano.

- No hay de qué…eres graciosa- murmuré, apoyando ambas manos en mis rodillas luego de dárselos.

Luego, simplemente le miré, aun tenía cara de sueño, y hablaba con la somnolencia de alguien que no ha descansado bien últimamente. De repente, un cojín me dio en todo el rostro, a lo que solo pude reírme, levantándolo luego del suelo, para dejarlo a un lado.

- Bueno, no estoy realmente seguro de que eres inocente…aunque casi me convences…- musité con calma, para escucharle decir algo que era muy cierto, no nos conocíamos, y me había olvidado por completo de siquiera decirle mi nombre – Ah…es verdad, creo haberte cruzado una que otra vez, con tus amigas o algo así, no se…- dije sin darle mucha importancia, y luego le extendí la mano y dije con firmeza – por cierto, me llamo Noah…un placer…y si te sirve de algo, creo que deberías dejar de desvelarte, te saldrán unas enormes ojeras bajo esos ojos tan bonitos si sigues durmiendo tan mal..aunque claro, no es asunto mío en realidad…

La mirada de aquel león se detuvo en mí, y no entendía el motivo por el cual lo hacía. Así que solo le dediqué otra de mis sonrisas. Cuando el volvió a hablar, logré identificar la palabra con la que muchas de las personas me definían. Graciosa. Casi de inmediato levante una ceja al escucharlo decir eso. Me encantaba hacer reír a las personas, en especial a mis amigos. En realidad a cualquiera que lo necesitara. Aunque he de decir que últimamente no lo había hecho mucho. Pero este era un nuevo año para mi, y lo pasado, se queda en el pasado –Me alegra que me encuentres de esa manera –Reí muy poco –Supongo que así, te quedaras con una buena primera impresión mía.

Tras lanzarle el cojín me alegró escuchar su risa. Era buena señal, ya que eso significaba que no lo había tomado a mal. –Para la próxima, mejora tus reflejos. –Bromeé.

Al parecer, no lo había convencido del todo con mi sonrisa de niña inocente. Eso me hizo soltar un pequeño bufido como si estuviera molesta por no haberlo logrado. Pero en realidad no lo estaba. –Valía la pena intentarlo –Me encogí de hombros. Con cuidado acomodé unos mechones de mi cabello que se habían soltado. Mientras él, trataba de recordar si me había visto. Acto seguido, me extendió una mano; la cual yo tomé después de que el chico se presentara –Un gusto, Noah. –Hice énfasis en su nombre. –Soy Alice, y gracias por el consejo. Pero también deberías ponerlo en practica tú…Y dime… ¿Tampoco dormiste bien hoy?

- Bueno, lo de la buena impresión depende, ¿Qué primera impresión tendrías de mi si me hubieras encontrado dormido con la mitad de mis deberes en el suelo? - reí sin poder evitarlo, y por las dudas me cubrí, por si se le daba el lanzarme otro cojín en la cara. – Je, descuida, ha sido broma…

Segundos después, hizo un gesto gracioso, como si fingiera estar molesta, a lo que simplemente le sonreí de lado. Tomo mi mano, y se presentó – Igualmente Alice. – pronuncie su nombre con serenidad, siempre sosteniéndole la mirada. Mi madre solía decir que así se saluda a las personas, y que al mirarlas puedes ver en verdad sus verdaderas intenciones, o algo así, mi madre era toda una romántica, siempre con sus cosas complejas y sentimentalistas.

Retire mi mano y me acomodé, recostándome en el sillón, mientras levantaba los hombros y negaba con la cabeza, en respuesta a su pregunta – Pues…la verdad…dicen que en la cama pasamos mucho de nuestros momentos más importantes…como cuando estas triste, o como cuando estás con quien amas…pero últimamente no me ha querido ayudar…si fuera por causa de los exámenes o trabajos, sería diferente… ¿y tu? ¿Estás muy atrasada como para andar haciendo tarea a estas horas de la noche?

-Miedoso… –Musité entre dientes al verlo cubrirse la cara anticipando cualquier movimiento mío en su contra. –Más te vale que lo sea… -Le miré mal, pero luego sonreí. En definitiva no era buena fingiendo mis enojos. Pero era divertido tratar de hacerlo.

Mientras él aun sostenía mi mano pude notar cómo, jamás desvió la mirada hacia otro lado. Normalmente, habría sido la primera en apartar la vista y retirar la mano; pero me pareció algo descortés hacerlo. Era la primera persona, al menos que yo conocía, que hacía eso. Ni siquiera yo podía hacerlo. Bueno si, pero solo con personas frente a quienes no quería parecer débil. Pero esta era la primera vez que no lo hacía con esa intención.

Noah retiró su mano y se recostó en el sofá. Yo por mi parte tan solo crucé mis piernas. Mientras escuchaba su respuesta, me sentí algo… digamos… ¿identificada?, se podría decir que si, pero solo con la parte de momentos tristes; pues durante los últimos meses del año anterior, había estado prácticamente todos los días en cama, llorando en silencio y estar ahí solo traía a mi memoria malos recuerdos. Suspiré. –Siendo sincera… -Sonreí tristemente –Creo que mis tareas solo son una excusa para no dormir… y es por eso que acumuló mis deberes para el anochecer… -Le miré, y bajé la vista a mis manos que jugaban con nerviosismo –Creerás que estoy loca ¿eh? –Volví a levantar la mirada, encogiéndome de hombros nuevamente. –Es solo que… tengo tantas…cosas, en mi mente por ahora…

Presté atención a cada palabra que decía, algo en ella, hasta el tono de su voz, me decía que realmente no se encontraba muy bien, y sus palabras me daban la razón. De haberla conocido en otra ocasión, estaba seguro de que era como esas chicas a las que siempre veía en conjunto, riéndose entre amigas, pero ella tenía un aire un poco más melancólico.

Fijé mi mirada en el fuego que crepitaba en la chimenea, y luego la desvié, porque realmente me sentía como ella.

- Descuida, te entiendo…quizás debería optar por ese método…dejar todo para estas horas, así al menos mi mente pensaría en otra cosa que no fuese…bueno…- callé un momento, pues estaba por decir su nombre, pero por alguna extraña razón sentí que dolería mas si lo decía en voz alta. Simplemente negué con mi cabeza y prosegúi. – Y no, no estás loca…al menos, si te dijera que si…yo estaría más loco que tu – le mire y le sonreí levemente- Vamos, que las cosas siempre suceden por alguna razón…y tarde o temprano, todo tiene que mejorar…o empeorar…pero de alguna forma todo se resolverá…- suspiré con cierto cansancio, intentando creer en lo que le estaba diciendo, pero en realidad, era la persona menos indicada para dar consejos, porque mi vida era en sí, algo que sucedía sin mucha relevancia últimamente. – Y aunque bueno…somos como dos desconocidos…pero si quieres hablar de algo…soy todo oído…

Ante sus palabras, lo único que pude hacer fue suspirar. Luego, algo parecido a la sombra de una sonrisa cruzó fugazmente mi semblante. Él tenía razón; las cosas siempre se arreglan de una manera u otra. Quizá todo por lo que había pasado el año anterior era solo para demostrarme que las cosas podían ser mejores. ¿Cómo puedes saber qué es mejor, sin antes haber pasado por lo peor? Eso era lo que me repetía constantemente cuando sentía que iba a recaer. Sin embargo, al escucharlo más atentamente me di cuenta de que yo no era la única que pasaba por un mal momento.

-Supongo que tienes razón…- Dije sin ánimos. –De todos modos las cosas siempre pasan por algo ¿no? –Gracias… creo que me vendría bien...pero... –Susurré apenas concluyó su ofrecimiento.

¿Debería...? No solo me detenía el haberlo conocido hace unos minutos, para nada, él parecía ser alguien de fiar. Lo que me hacía dudar tanto en si hablar o no, era el recuerdo. La última persona, en quien me había permitido confiar casi al instante, me había herido y yo había herido a otros sin intensión por su culpa. Los recuerdos volvieron a mi mente con tan solo pensar en su nombre.

Alargué el espacio entre nosotros un par de centímetros más -Larga historia… -Murmuré. No iba a permitir que la historia se repitiera. No de mis labios cuando menos. Y no puedo dejar que eso me afecte más de lo que hasta ahora lo ha hecho. –¿Tú quieres hablar de algo?... -Cuestioné analizando su rostro. Parecía que algo le estaba afectando.

El que eso pasara una vez, no significa que volverá a pasar. Decidí que por lo menos por lo menos en esta ocasión podía confiar en Noah. Y quien sabe, tal vez encontré un nuevo amigo hoy. Volví a moverme, regresando a la misma distancia de antes. Definitivamente ambos, necesitábamos de alguien que nos escuchara. Quien lo hubiera dicho, dos leones. Por diferentes razones quizá, pero al final... ambos heridos.

Le vi dudar, y comprendí exactamente porque lo hacía. Bueno, ¿Qué podría esperar? Yo habría actuado de igual forma, no vas por la vida contándole tus problemas a gente desconocida, y mucho menos cuando uno está mal, ya que si es la persona equivocada, puede hacerte sentir aun peor.

- Descuida, lo entiendo - mi sonrisa fue apenas notable, pero no me sentía ofendido ni mucho menos. Últimamente la cosa iba así, costaba mucho confiar en las personas, aprendes con el tiempo que los amigos que creías tener quizás no eran lo que pensabas…o te fallan, o se van sin dar ninguna explicación… - Y no, no realmente…a veces parece que si lo dices en voz alta pasará algo que estropee más las cosas…- murmuré, riendo levemente, contestando a su pregunta. – Aunque dudo realmente que mi situación pudiera arruinarse, pues simplemente no le puedo encontrar…- dejándole ver entre las líneas de mis frases el motivo de mi estado anímico e insomnio. – Solo…se fue…

Y apliqué algo que siempre creí cierto, el beneficio de la duda no se le niega a nadie, y algo me decía que en verdad ella era una de esas personas que al menos, valía la pena conocer, por lo que no sentí culpa alguna de haber mencionado la razón de mi malestar. Había sido simpática, y sonreía a pensar de intuir que en verdad no la estaba pasando muy bien, y así y todo se prestó amable para escuchar si tenía algo más que decir.

- Pero bueno, Alice - haciendo énfasis en su nombre, cambiando sutilmente de tema - …cabe destacar de todas formas que por mas consejos que existan, hay lecciones de la vida que solo entenderemos a base de golpes y tropiezos…pero con la mirada en alto, demostrando quienes somos realmente…- levantando mis hombros, como restándole importancia. – Y más nosotros, como Gryffindor que somos,…- dando un golpe en mi pecho, con el puño cerrado, en un gesto puro de lealtad que rozaba lo cómico mientras dejaba escapar una lánguida risa, olvidando por completo de que eran más de la 1, y todos dormían ya.

Su gesto final lleno de orgullo me causo mucha gracia –Si, si creo que tienes razón –Comencé a imitarlo –Es nuestro deber, honrar el nombre de nuestra casa. –No transcurrieron ni cinco segundos después de eso, cuando una sonora risa brotaba de mis labios, uniéndose a la suya. A este paso despertaríamos a todos. Mas, ¿Qué importaba?, Hace tiempo que no reía así. Hacerlo de nuevo se sentía bastante bien. Y gracias a eso pude pretender que, tan solo por ese instante mis problemas se habían esfumado.

Al terminar de reír, recordé lo que el chico había dicho antes de que nuestro orgullo Gryffindor se hiciera presente –No te preocupes, volverá –Le sonreí en un intento de animarlo. Había pasado por una situación algo parecida. Así que podría decir sin temor alguno que lo comprendía. –Y si, por algún motivo no lo hace… solo dímelo, y haré hasta lo imposible por traerle de vuelta –Guiñé un ojo. Aunque lo decía de broma, también, en cierta forma hablaba con honestidad. No me gustaba ver a mis amigos deprimidos. Y si había algo que pudiera hacer para ayudar; sin pensarlo dos veces, lo hacía. Y tal vez podrían decirme loca. Yo consideraba a Noah mi amigo, a pesar de haberlo conocido tan solo hoy.

–Y bueno, si te puedo ayudar en cualquier otra cosa. Solo házmelo saber –Fijé mi vista en las llamas de la chimenea. Muchos consideran el fuego peligroso. Yo no, para mí es como una fuente de tranquilidad, podía pasarme horas observándolo. –Noah…-Le llamé sin apartar la vista del fuego. –Este es tu último año, ¿cierto?... Has pensado ¿que harás después de Hogwarts? –Buscaba un tema de conversación, pero a la vez intentaba hacerme a la idea de que este también era mi último año en el castillo. Ahora era lo que los muggles llamarían una “Senior”.

Después de reír un buen rato, volví a recostarme contra el sillón, mientras pensaba que esta chica realmente me caía bien. Respondí a su sonrisa de la misma forma, y agradecí en silencio sus palabras de aliento.

Hacía rato que no hablaba con nadie de una forma más que superficial, lejos de los triviales saludos de todos los días. Últimamente todo el mundo parecía inmerso en sus cosas, ninguno se detenía a mirar al lado. Incluso a los que consideras amigos, no solían estar muy presentes, por eso aprecie las palabras de Alice, porque no cualquiera te anima, y menos una persona que de por sí tiene sus propios problemas que resolver.

- Aprecio eso, de verdad. Espero que sepas que es recíproco. – musité, mientras le miraba un momento. Era raro, verle triste, no porque le conociera, sino porque parecía ser una chica realmente llena de vida, honesta y de esas amigas que no fallan.

Su pregunta me sacó de mis pensamientos momentáneos, para darle lugar a intentar responder una pregunta de la que realmente no estaba muy seguro – Así es – di un gran suspiro, mientras le imitaba, fijando mi vista en el fuego que ardía – Si te dijera que sí…te estaría mintiendo…- callé, mientras me hacía esa misma pregunta: ¿Tienes pensado que hacer con tu vida, Noah? Realmente no poder responder a esa pregunta era algo que no me avergonzaba, pero me hacía dar cuenta de lo poco que había pensado en ello. En lo poco que pensaba en mi vida. – Supongo que terminaría siendo…¿auror? O un paciente en San Mungo – reí – No tengo nada resuelto, pero espero que antes de terminar el año, algo se me ocurra… ¿Qué piensas hacer tú, Alice? De seguro lo tienes resuelto ya...

Esta no era la manera en la que esperaba pasar mi noche. Esperaba, tal vez, escribir hasta que mis dedos me suplicaran detenerme o a lo mucho, sangraran. Lo sé, que noche tan divertida. Sin embargo, no resultó para nada así. Y no me arrepiento para nada de que así fuera; es más, creo que estoy bastante agradecida por encontrarme ahora mismo sentada junto a este león, quien en mi opinión, era bastante divertido, pero sin dejar atrás aquello que, por lo menos ahora me venía tan bien: sabía escuchar. Aun sin conocerme del todo, ¿Cuántas personas hacen eso?; de haberme topado con alguien que no fuera él esta noche, no solo estoy segura de que habría despertado con un dolor de cuello terrible. Sino también lo estoy que, de haberme despertado, no hubiera resultado tan buena compañía como el castaño que estaba ahí conmigo.

Al escucharlo responder el comentario que había hecho antes, asentí levemente. Creo que además de Noah, en todo este inmenso castillo solo podría encontrar a dos personas, quizá tres quienes, actuarían de la misma manera que yo con ellos sin esperarlo.

-¿Sabes? Creo que ya me encuentro mejor por ahora –Susurré en voz muy baja, solo para que él lo notara, como si en realidad alguien más nos escuchara. Aun no apartaba la vista del fuego, pero al parecer el sí, porque por un instante pude sentir sus pupilas sobre mí. Le miré también y sonreí nuevamente. Era la primera vez en todo este rato que mi sonrisa, era diferente. Por lo menos para mí. Sin un ligero aire de tristeza en ella.

-No realmente… -Respondí la misma pregunta que le había hecho a él –Supongo que me convertiré en Auror o trabajaré en el ministerio –Dije a manera de restarle importancia –Aunque cabe la posibilidad de que también, termine siendo paciente en San Mungo –Dejé salir una pequeña risa -Tenemos tiempo aun. No te preocupes. –El chico que comenzó como un desconocido en la sala común me agradaba. Realmente me agradaba. –Casi cuatro años aquí en Hogwarts para mí… ¿Por qué no te conocí antes, Noah? –Me habría venido bien un amigo así en ese entonces.

Su pregunta me resultó intrigante hasta para mí. Y simplemente, me encogí de hombros, pensando en que realmente habría sido de más agradable haberle conocido antes y no en este, nuestro último año, pero agradecí que en esta ocasión no fuese demasiado tarde.

- No lo sé – musité, esbozando una sonrisa un tanto tímida – Suelo pasar desapercibido, y es que…bueno…desde que ella se fue…en verdad me costó mucho volver a ser el mismo de antes…- estaba hablando con sinceridad, pero intenté quitarle importancia, en verdad pasar el rato con ella había sido por demás agradable, que por esta noche, no quería volver a pensar en lo que realmente me había quitado el sueño desde el comienzo.

Y me puse a pensar que era curioso porque nunca antes habíamos hablado, recordaba haberle visto aunque ella a mí no, en los pasillos o en las clases que comúnmente teníamos que compartir. Y aunque esta noche había sido algo rara, agradecí que simplemente nos hubiéramos ayudado mutuamente a distraernos de las cosas que realmente nos aquejaban.

- Te diré algo, y por favor…si lo encuentras desubicado o fuera de lugar solo dímelo, pero te seré sincero…- callé un instante, mientras esperaba tener su atención – agradezco que te hayas quedado dormida…- el silencio se hizo presente por un breve instante, antes de que volviese a reír – De verdad…ha sido un gusto sacarte una sonrisa, o cruzar un par de palabras…como dije anteriormente, eres graciosa, y la sonrisa te sienta mejor…

Pude sentir mis mejillas reaccionar de manera casi automática a las últimas palabras de Noah. Tal vez solo era por el calor, no lo sé. El punto es que en ellas estaba presente un ligero color rosado, el cual esperaba se pudiera confundir con el reflejo de las llamas que la chimenea emitía. Pero de no ser así, no me molestaba en absoluto si él lo llegase a notar, pues el motivo de este era solo, que sus palabras me habían dado otro motivo más para esforzarme en volver a ser la misma de antes. Fijé mi vista de nuevo en él dedicándole una fina sonrisa antes de hablar –Fue un gusto, creo que si pudiera elegir el hacerlo de nuevo lo haría… Y no, no tienes nada que agradecer. Yo soy quien debería hacerlo… -Mis manos por alguna razón, comenzaron a jugar de nuevo –Gracias, por hacerme reír. De verdad lo necesitaba. –Esto, era raro en mí. No solía pasármela tan bien con alguien, considerando que lo acababa de conocer hace unas horas. No después de lo que pasó. Pero él, tenía algo. Algo que me atraía, no la clase de atracción que se da en una pareja si no que, era como si, yo lo conociera desde hace mucho ya, y pudiera contar con él y decirle cualquier cosa sin temor a ser juzgada.

-Gracias –Repetí en voz baja –Si no te molesta, quisiera pedirte que aprovechemos este año que nos queda, para ser amigos… ¿Qué dices?...-Esperé a que respondiera algo. –Además eres divertido –Reí –Me servirías mucho para ser víctima de mis bromas… De acuerdo eso no, pero si sería divertido pasar el pasar un rato contigo…Así no me aburro –Usualmente esto pasaba cuando tomaba confianza. Me volvía algo más relajada, e incluso infantil. Solo esperaba que eso no le molestara a Noah. Porque si lo hacía me sentiría demasiado avergonzada.

Mire curioso a Alice, cada facción de su rostro y esa graciosa manía de comenzar a jugar con sus manos cuando intuía, se sentía algo nerviosa. Intenté no incomodarla, por lo que miré al fuego mientras ella me hablaba, aunque tuve que volver mi vista a su rostro, y sonreírle, porque en verdad estaba siendo sincera conmigo, y su último comentario causó en mí algo que hacía tiempo que no sentía, ese sentimiento de estar bien acompañado, de amistad.

Desde hacía tiempo que no estaba acostumbrado a hablar así con nadie. No hacía lazos, no me involucraba, pero eso no significaba que fuera totalmente ajeno a las personas que me rodeaban, la cuestión era, que se me hacía realmente difícil volver a confiar en alguien.

- Bueno, dependiendo de esas bromas, me gustaría más ser cómplice que una víctima, pero no me desagrada la idea de aprovechar este año, como dices…

Esperando no incomodarle y dudando un poco de hacerlo o no, pero me acerqué y apoye una mano en su cabeza, despeinándole la cebolla que había hecho con su cabello, para después reír.

- Ya buscaremos que hacer para no aburrirnos – dije simplemente, mirándole – Pero creo que ahora deberías ir a dormir…- puse mis dedos índice bajo mis ojos – Nuestras ojeras serán enormes…pero habrán valido la pena – sonriendo al final.

Al sentir como Noah despeinaba mi cabello, lo único que pude hacer fue soltar un pequeño resoplido. Para después tratar de acomodar de nuevo los mechones que se habían soltado gracias a eso. Cuando me di cuenta que sería imposible acomodarlo como antes, ya que estaba muy cansada, decidí dejarlo suelto. Lo que hice a continuación me causó gracia, pero lo hice de todas formas. Por un instante le dediqué una mirada fulminante a aquel león, para después en un acto un tanto infantil al sacarle la lengua.
Reaccioné después de un rato, ante el comentario de las ojeras –Claro que valdrán la pena… pero ¿tan tarde se ha hecho ya? –Dije en una pequeña risa. La cual se vio interrumpida por un bostezo. –Y ten por seguro que de vez en cuando, nos divertiremos tú y yo –Me recargué un segundo en su hombro. A este paso, parecería un zombie en la mañana. –Bien, Noah fue un gusto pasar este rato de insomnio contigo –Le sonreí –Ahora me voy a la cama.

Tomé mis notas y cosas del sofá. Y ya estaba en el marco que da a las escaleras, cuando me dio la sensación de haber olvidado algo. Revisé mis pergaminos cuidadosamente para descubrir que era lo que había faltado en ellos. Nada. Entonces, ¿Por qué la sensación no había desaparecido?

Me giré de nuevo hacia donde había estado las últimas horas con mi compañero, ahora quizás amigo.

Eso era. Dejé los apuntes en el último peldaño de la escalera, de todas formas, eran casi las cuatro de la mañana, no había peligro de que se los llevaran. Y volví a acercarme al respaldo del sofá en el cual Noah aun se encontraba. –Espero que no te moleste, pero creo que olvidé algo –Y antes de que pudiera siquiera responderme, le deposité un pequeño beso en la mejilla. No con otra intención más que despedirme. –Descansa, Noah- Esperaba que de verdad no lo tomara a mal o hacerlo sentir incomodo. Dibujé en mis labios una sonrisa final. Y me dirigí a las escaleras, tan solo pensando en volver a la cama.