We don't get down || Zayn J. Zuhair

Some days are really bad but...

Bien, me sentía bastante extraño pensando, pero debía ser sincero, y es que todo lo que iban siendo las horas que llevaba despierto, estaba todo demasiado tranquilo. ¿Demasiado? ¡Más que eso! Era un fin de semana, por lo que no habían clases, lo que me hacía pensar que era normal, aún así, me seguía pareciendo extraño. Odiaba los días que no habían clases, aunque no las hubieran no me libraba de etudiar, lo que hacía mis días poco a poco bastante monótonos y aburridos. Abrir y cerrar libros, una y otra, y otra vez, todos los días. A veces me sentía hastiado. Estudiaba una o dos horas diarias, dependiendo de la materia o asignatura que me tocara repasar. Si me costaba más, ocupaba más tiempo, sino, no. Habían muchas a las que no les dedicaba ni diez minutos; eran demasiado sencillas y sacaba unas notas muy altas con gran facilidad y pocos minutos de estudio en todo un curso.

Ese era uno de esos días en los que no estaba preocupado del todo por algo en concreto, no se habían metido conmigo en ningún momento ni recibía malas miradas por ser uno de los mejores de la clase -a lo mejor eso tenía que ver con que no hubiese salido de la sala común de Gryffindor más que nada para desayunar, sí, es posible que fuera por eso-, ya había estudiado transformaciones y me tocaba dedicarle unos pocos minutos a historia de la magia. Era una de las más fáciles, únicamente debía hacer coincidir las fechas con cosas importantes que habían ido pasando a lo largo de mi vida y se volvía menos complejo. Me acordé de Kenadee en el momento que abrí el libro. Esa materia era la que más le costaba, la que peor llevaba. Yo era su amigo y lógicamente me había ofrecido más de una vez a ayudarla, pero no había manera. No era tonta, al contrario, tenía muchísimas capacidades y estaba seguro de que era muy inteligente, pero de verdad, lo había intentado de todas maneras. Intentaba ser claro explicando, le daba consejos, pero era incapaz de aprenderse nada. Me vino a la cabeza explicarle acerca de mi pequeño truco, a lo mejor eso le podía ayudar a aprobar. Aunque fuera con una nota justa.

Leí con atención y en lo que debía llegar al cuarto de hora, ya me lo sabía todo. Cerré el libro y lo dejé sobre la cama un momento, para después guardarlo en mi baúl. Me troné los nudillos, sin saber qué hacer, así que decidí tumbarme en mi cama para descansar un poco y me quité las gafas para limpiarlas. Era bastante incómodo llevarlas, tenía que estar arreglándolas y limpiándolas cada dos por tres, por eso a veces me ponía las lentillas, pero no era algo que hiciera con demasiada frecuencia. Después me picaban los ojos. Notaba cómo pasaban los minutos y comencé a aburrirme bastante, era lo malo de Hogwarts, no había mucho que hacer -o al menos, que a mi me gustara. Soy una persona con gustos raros...-. Opté por levantarme y, aún sin ponerme los zapatos, más que nada por mi pereza, bajé por las escaleras. Subía a la vez una chica de Gryffindor, la saludé con la mano y, finalmente, llegué al salón. Ahí vi a Kenadee, mi amiga. Ladeé la cabeza levemente y me acerqué para taparle los ojos, acercándome a su oído. — ¡Bú!

Sábado, 16:30 | Sala común de Gryffindor.

thanks winter!

Some days are really bad but...

Era totalmente increíble cómo de rápido podían llegar a pasar los años, sentía como si fuese el día anterior el momento en el que la conocí. Eso, obviamente, no era así. En tan sólo cinco años, habíamos crecido, los dos, nuestras personalidades habían ido cambiando poco a poco, nuestra forma de ser, actuar y relacionar las cosas, incluso nuestra relación de amistad, ya que al principio era sólo saludarse con una sonrisa cuando nos veíamos, después, era pasar horas y horas hablando de nuestras paranoias, intentando estudiar sin demasiados resultados o correteando por los jardines del castillo, sin preocuparnos de nadie más que de nosotros mismos. ¿Qué más me daba que se rieran de mi por lo que hacía si estaba divirtiéndome? Ella era la única persona en la que podía confiar. No me llevaba demasiado bien con la gente, era más de estar apartado, pero no porque quisiera, sino porque me costaba socializar y Kenadee era la única que a pesar de mi tremenda timidez y mi poca maña para hacer amistades, siguió insistiendo. Eso me ayudaba a no estar tan solo, me animaba, sin duda.

Aparté las manos de sus ojos y reí levemente tras su broma, contesté a su gesto sacando la lengua también y me senté con las piernas cruzadas en el sofá, justo en el hueco que ella me había dejado. — ¿Tan feo soy que te da un infarto de verme? —sonreí, haciéndole entender que también bromeaba. Había aprendido que decir "soy feo" delante de Kenadee era arriesgarme a un golpe en la mejilla o en el brazo. — ¿Enfermo? ¡Qué va! He pasado gran parte del día metido en la habitación, sólo he bajado a desayunar, y como siempre, ha sido bajar y subir casi inmediatamente. Es mejor que quedarme ahí aburrido. No me fio. —escuché su suspiro y mordí el interior de mi mejilla, eso no era buena señal, la conocía lo suficiente como para saberlo. — Ha ido bien, pero no he hecho nada más. He repasado, jugado con mi hámster y... Ya está. —me troné los nudillos de nuevo. — ¿Tú qué? No te veo con muy buena cara. —aunque sí podía ser por el hecho de que debía estudiar Historia de la magia, la portada me lo decía todo; estaba intentándolo y no le salía. Pero era posible que fuera por otra cosa, lo malo de ir con Kenadee era que te dabas cuenta de todo lo que pasaba, chicos intentando coquetearle o llamándola facilona, podía ocurrirle cualquier cosa.

Sábado, 16:30 | Sala común de Gryffindor.

thanks winter!