Pasando el rato en la biblioteca (Aricia McLaggen Circe)

Ya hacía rato que el feo cielo de invierno se había oscurecido, pues así lo pude comprobar a través de las ventanas de la biblioteca, hacía media hora que la gente había comenzado a dejar la sala y dentro solo quedábamos unos pocos alumnos que acababan sus deberes enterrados entre montañas de libros y yo. Estaba sentado en unas mesas largas, en una punta y no había nadie a mi lado. Había dejado la bufanda y el abrigo en la silla de al lado y tenía delante de mí el libro que horas antes había intentado leer en el lago: “El Señor de los Anillos”… sin embargo ni siquiera en la biblioteca había encontrado motivación suficiente para seguir leyendo. El libro me gustaba y la historia era entretenida, pero en algunos puntos se hacía algo denso así que poco a poco había comenzado a divagar y había acabado cerrando el libro y dejándolo delante de mí. Me entristecía no poder pasar la navidad con mis padres, pero era necesario que me quedara en Hogwarts, ya que los exámenes de después de navidad iban a ser duros y tenía que estudiar… si iba a casa seguramente mis padres me harían perder el tiempo obligándome a estudiar materias muggles que luego no utilizaría para nada o me llevarían de un lado a otro de Gran Bretaña y Francia para visitar a toda mi familia, así que encontraba acertada la idea de quedarme en Hogwarts y estudiar todo lo que necesitaba. Sin embargo no podía dejar de añorar a mis padres por lo que había cerrado el libro de Tolkien, había sacado papel y pluma y había comenzado a escribir una carta para ellos:

Queridos papá y mamá:

La carta seguía un poco más pero por el final me había quedado en blanco y no sabía que escribir. Ahora me limitaba a mirar por la ventana sin centrar la vista en ningún punto fijo. Sentía como cada vez la biblioteca se iba quedando más vacía y aunque tenía ganas de acabar la carta no se me ocurría que más poner. Apoyé mi barbilla en la mesa dejando la pluma y el papel a un lado mientras suspiraba. Releí un par de veces la carta y llegué a la conclusión que ya estaba bien así, así que me incorporé, retomé la pluma y escribí la despedida. Ahora era tarde para ir a la lechucería, así que la enviaría al siguiente día. Guardé la carta en la mochila y retomé el libro, regalo de mis padres. Me recosté en el respaldo de la silla y volví a la lectura dejando ir el aire por la nariz. Me quedaría allí hasta que me echara la bibliotecaria, como ya había hecho otras veces… a estas horas la sala común debía estar abarrotada y llena de bullicio así que me sería imposible leer con calma. La biblioteca completamente vacía, solo rompiendo el silencio con el rasgar de alguna pluma y el susurro de las páginas al ser pasadas era ideal para leer.

Toda la tarde me la había pasado en despacho de prefectos, sin la más mínima intención de salir. Pero claro era algo inevitable. Sobre todo porque justamente todas las noches tenía que hacer las guardias de prefecto.
Tome un último sorbo a la taza de café que me trajeron los elfos decidí encaminarme hacia los pasillos.
Esta vez me tocaba la área de la biblioteca.

De mí perchero tomé mi bufanda con los colores emblemáticos de Slytherin y claro, unos guantes para intentar apaciguar el frió de este invierno.
Salí a mi recorrido; podía escuchar como los cuadros dejaban entrar a los que parecían los últimos alumnos.Aunque claro, en estas épocas la mayoría de los alumnos deciden ir a sus casa.(lo cual me quitaba un poco de trabajo)

Pensé un momento... ¿yo por que no iba a la mía?... total, es lo mismo que aquí, un lugar grande, frió, aburrido...

Solté un fuerte suspiro mientras llegaba a la biblioteca, para ver que los alumnos no estuvieran husmeando (como siempre) en la sección prohibida. Cosa que en lo personal no le veía... mucho interés.
Al notar que todo estaba bien decidí recorrer la extensa biblioteca y en todo el alrededor mire a un solo chico, completamente distraído en un libro. Me acerque a él. -Ravenclaw de seguro- Cuando llegue a dondé estaba pude ver su escudo - Lo sabía - pensé con una sonrisa, después de todo era predecible que un Ravenclaw se distrajera en una biblioteca. Me senté enfrente de él ya que por lo visto no había notado mí presencia.

El tiempo me pasó rápido leyendo el libro y con la biblioteca ya vacía y mi nostalgia por mi familia apaciguada había podido adelantar bastante en el poco tiempo que llevaba leyendo. Una chica entró en la biblioteca. Hacía poco que los alumnos que estaban acabando los deberes se habían retirado y el silencio había acabado venciendo al ruido de las hojas y las plumas, ahora solo se escuchaba la calmada respiración de la bibliotecaria y la mía propia.

De nuevo el silencio fue roto, esta vez por las pisadas de la chica que retumbaron en el suelo de la biblioteca al entrar. Ni siquiera me molesté en levantar la vista. En poco tiempo mi cerebro formuló su propia teoría sobre la chica sin tener que mirarla y prestando más atención al libro que a esta hipótesis. Casi como un acto inconsciente pensé que podía ser muy seguramente una prefecta que estaba de ronda o una alumna que había dejado los deberes para el último momento del día… pero esta última opción no me parecía muy probable, ya que la biblioteca debía estar a punto de cerrar, así que no le presté más atención que esa y seguí enfrascado en mi lectura. La escuché murmurar algo, pero no llegué a asimilar sus palabras. Se sentó delante de mí, algo que me pareció un poco incómodo. Sentía su vista clavada en mí y me molestaba, así que con gran esfuerzo acabé de leer la página y puse un punto de libro. Alcé la mirada y la clavé en sus ojos azules. Debía tener mi misma edad… además me sonaba de haberla visto por alguna clase, pero al ser Slytherin (como pude comprobar por los colores de la bufanda que llevaba) seguro que me había mostrado algo receloso igual que en ese mismo instante… no había tenido mucho contacto con los miembros de esa casa… muchos me hacían sentir un cosquilleo en la nuca que me alertaba del posible peligro. Suspiré y cerré el libro sin apartar la mirada, dejándolo a un lado. En un susurro dije:

- Buenas noches… ¿quieres algo en especial?

Sonreí un poco y dirigí una mirada furtiva a la bibliotecaria, pero estaba ensimismada en algún libro y no nos prestaba atención. Volví la mirada a los ojos de la chica.

En ese momento lo único que se escuchaba era el "Tic Tac" del reloj localizado en la pared. La bibliotecaria (como siempre) estaba distraída, sin percatarse de la presencia de nosotros dos. O quizá solo de la mía. Porque el Ravenclaw más perdido en su libro no podía estar.

Me gire un momento hacia la larga ventana que nos permitía ver el exterior. Un vago recuerdo paso por mí mente, un recuerdo para nada deseado, he incluso un poco doloroso. Regrese mí mirada al chico, que tras unos minutos note que se dio cuenta de mí presencia.
Sonreí al verlo un poco apurado al leer su libro. No sabía si era el nerviosismo o la incomodidad que le causaba que una serpiente estuviera observándolo de la manera en la que lo hacía yo.

Cerro su libro, y como si fuese lo más normal del mundo se atrevió a mirarme a los ojos. Arquee mi ceja sin apartar mi mirada de la suya; por unos instantes ninguno de los dos articulo palabra alguna.
Yo no tenía la más mínima intención de hablar, pero al parecer él sí.
--Nada que puedas darme -- murmure con una sonrisa, genial. ahora parecería a lo que más aborrecía....

solté un suspiro de enfado conmigo misma; lo que sucedió, y aunque odiara admitirlo, me cambió... -- Lo que sucede es que, por si no lo sabes es tarde y te tienes que ir... -- mi voz era apagada, el tono con el que trataba últimamente a la mayoría de las personas. Sin vida, sin chiste, sin ningún sentimiento.

¿Es qué acaso era bipolar?, minutos antes me hubiera encantado molestarlo, amenazarlo he incluso bajarle puntos a su casa por estar tan tarde en la biblioteca. pero por un vago recuerdo todo eso se fue...
No dijimos nada, por unos instantes, mi mirada estaba clavada en la suya y viceversa. Por unos instantes deje de pensar, pero fue el ruido de la puerta que me saco de ese pequeño trance.

Su respuesta me impresionó un poco. “Nada que puedas darme”. Sin duda a esa chica le había pasado algo… Comencé a plantearme si de verdad era una prefecta. Podía ser una alumna que al haber pasado un mal momento había decidido huir a la biblioteca para estar sola, al menos hasta que cerraran. Me sentí un poco mal por haberle hablado con tanta desgana… pero al fin y al cabo era una desconocida, así que me encogí de hombros y bajé la vista mientras cogía el libro para retomar la lectura. Si no quería nada dejaría que se quedara en la silla, ya se cansaría de observarme. Entonces suspiró y me dijo que tenía que irme alcé la cabeza resoplando, ahora molesto. ¿Qué era exactamente lo que quería de mí aquella chica? ¿Y si con aquella primera frase solo quería burlarse de mí? Ahora con aquella “orden” que me había dado acababa de revelar que era una prefecta, además de Slytherin. Aquella mañana no había tenido mucha suerte con la chica de Slytherin que había conocido en el lago, era callada, distante y además daba sensación de peligro… esta era diferente, parecía triste pero al mismo tiempo no quería dar muestras de su debilidad y de hecho estaba claro que buscaba algo de compañía, ya que sino no habría ido directa a sentarse delante de mí con solo verme, habría dado su ronda por la biblioteca y se habría ido sin más. Mientras pensaba esto restaba callado y mirándola hasta que me digné a susurrar:

- Pareces una prefecta… pero aún así no eres nadie para echarme de la biblioteca, aún no ha cerrado y la bibliotecaria no ha venido a decirme nada. Ella es profesora y sus ordenes tienen prioridad por encima de las tuyas… me iré cuando ella me lo diga. – sonreí astutamente, aún faltaba un poco para que llegase la hora en la que teníamos que estar todos en las salas comunes, no estaba incumpliendo ninguna regla, solo estaba apurando hasta el último momento. Borré mi sonrisa, tampoco quería ser maleducado con ella, últimamente estaba metiendo la pata con todo lo que decía, así que dije en un tono menos agresivo – Pareces triste… ¿puedo ayudarte en algo?, no nos conocemos pero si quieres puedes desahogarte… siempre va bien soltar todo lo que llevas dentro.

Guardé el libro en la mochila con cuidado de no estropear la carta y me quedé mirando a la chica con seriedad, esperando que dijera algo, cuando de pronto se escuchó el ruido de la puerta al cerrarse. El eco de la llave girando en la cerradura resonó por toda la sala vacía. Hacía rato que las antorchas habían sido apagadas y la biblioteca solo estaba iluminada por la luna que asomaba tímidamente entre algunas nubes y sus rayos atravesaban los grandes ventanales. Llevaba un rato sin vigilar a la bibliotecaria y ahora que miraba a donde debía estar sentí como se aceleraba mi corazón. La profesora se había ido, al parecer no nos había visto y había cerrado la biblioteca. Suspiré y me eché hacia atrás cruzándome de brazos. Esta vez no susurré, sino que hablé en un tono normal que resonó por toda la estancia… a pesar de la situación en la que estábamos mi tono de voz era tranquilo.

- Vaya… parece que se han olvidado de nosotros. – suspiré algo fastidiado y miré a la Slytherin – SI vamos a pasar un rato aquí juntos será mejor que nos presentemos, ¿no?... Soy Jack Neur, sexto curso. – tendí una mano hacia ella descruzando los brazos y sonreí , sacando un tema de conversación sin preocuparme de estar encerrado en la biblioteca, de todas formas no tenía ganas de ir a la sala común y no tenía sueño… si nadie se enteraba de que estábamos ahí no nos podían hacer nada. Además ella era prefecta, tenía dos opciones: una era castigarme por incumplir la norma del horario y otra era hacer la vista gorda y aprovechar el momento para conocerme mejor y si, como sospechaba, le había pasado algo podía desahogarse conmigo como le había propuesto – ¿Estabas de ronda, verdad?... puedes hacer la vista gorda o castigarme, me da igual. Los puntos que puedo perder por esta acción los puedo ganar de diferentes maneras. Me suenas de haberte visto por las clases… ¿eres de sexto curso también? – le sonreí levemente y tras su respuesta me puse serio para decirle – ¿Qué te ha pasado?... se te ve… ¿triste?

Apoyé mi barbilla en mis brazos, apoyados en la mesa mientras clavaba mis ojos azules en los suyos, mirándola mientras esperaba una respuesta.

Recargué mis codos en la mesa, agache mi mirada para asi solo ver la larga mesa de madera.
Genial...todo esto era genial; estar encerrada con un Ravenclaw sabelotodo...

--Créeme, el castigo lo tendrás ya que gracias a ti nos hemos quedado encerrados -- Me cruce de brazos, ¿ahora que haría? mi día no podía estar peor.

Cerré mis ojos con fuerza, lo ignore por completo mientras intentaba borrar las escenas pasadas. los recuerdos que me dejaban ese sabor amargo.
"prefecto"-apreté mi mandíbula,jamás en mi vida creí arrepentirme de algo, mucho menos a no reconocer mis errores, pero por primera vez me daba cuenta de que el fue el mayor de todos, todo en el era falso, una simple ilusion pintada de manera elegante; como la sonrisa de Mona Lisa....

No habían pasado ni dos minutos cuando mis pensamientos fueron interrumpidos , levante mi cara mirado fijando mis ojos en los suyos. Solté un suspiro. ¿Ayuda? já, ni yo podía ayudarme y el osaba creer que podría hacerlo sin si quiera conocerme.--Gracias, pero no -- fui algo cortante, lo admito. pero en este colegio ya en casi nadie se puede confiar.

Me levante dirigiéndome a la larga ventana para poder observar la iluminada luna, unas cuantas nubes negras aparecían tapando la larga manta de estrellas que siempre estaba sobre el colegio.

"Lluvia" -pensé con una sonrisa; me encantaba, amaba salir a caminar en esos días, con la ligera ventisca y el agua tocando mi cara y dejándome la sensación de tranquilidad... pero por estar aquí no podría disfrutar de ese placer ocasional.

Nuevamente fue él, el primero en hablar, "presentándose" por así decirlo, y en ese momento no pude evitar recordar aquel dicho "Sino puedes con el enemigo, unetele" y claro, pasaría toda la noche encerrada, en una biblioteca, obscura, con un completo desconocido... ¿que mas podía hacer?.

Me gire para mirarlo , crucé mis brazos mientras arqueaba mi ceja --Aricia McLaggen, Prefecta de Slytherin, sexto curso -- dije con orgullo al nombrar mi casa, que en mí opinión era la mejor de todas. Volví a mirar hacia la ventana, y como si no hubiese otro tema de conversación el repitió si podía ayudarme o desahogarme. Una sonrisa se dibujo en mis labios.

Camine hacia él y me pare justo enfrente -- Te puedo decir mil cosas que me hagan mal, pero son mil cosas que no te importaran -- cerre los ojos un segundo, Bipolaridad 2, Aricia 0. Tras eso me dirigí a una silla que estaba a un lado de el, la gire y quedamos frente a frente.

-- Perdón por sonar grosera, pero es que no últimamente no estoy de muy buen humor. -- Bipolaridad 2, Aricia 1.

Las primeras chispas de lluvia se escucharon al golpear el vidrió. ambos nos quedamos callados sin saber de que hablar o que decir...

Al parecer volvía a tener mala suerte con los Slytherin… como todos los anteriores que me había cruzado esta parecía de nuevo una chica agresiva y nada simpática. Me dijo que me castigaría por haberla dejado allí encerrada. Me encogí de hombros, no consideraba que hubiese sido culpa mía, sino una mezcla de todos: culpa de la bibliotecaria por no mirar, ya que sabía que yo llevaba allí un buen rato, culpa de la prefecta por no insistir en su trabajo y culpa mía por ser un cabezón. Aun así me limité a no contestar porque no quería meterme en problemas, suficiente tenía ya con no poder salir de allí… me estaba perdiendo la cena.

Mi mirada se posó en la expresión de su cara, tenía los ojos cerrados con fuerza y parecía ignorarme completamente, así que me limité a suspirar con irritación y a cruzarme de brazos, mirando al techo. Si esto iba a ir así me parecía que haría explotar la puerta y me iría corriendo…. No tenía ganas de pasar la noche sin cenar en la biblioteca y con una chica que a cada rato se veía triste, te hablaba a medios insultos y luego con un poco de amabilidad pero que dejaba mucho que desear. Luego volví a hablarle mientras ella se iba a mirar por la ventana. Se me quedó cara de idiota, ya que después de que me presentara e insistiera muchas veces en saber lo que le pasaba ella no hacía más que ignorarme… incrementando mis ganas de reventar la puerta me pusieran el castigo que me pusieran. Aun así me limité a respirar hondo apretando los puños y a mantener mi posición en la silla. Finalmente se giró hacia mí y se presentó, algo que causó un desahogo en mi interior… por fin se dignaba a ser educada. Se llamaba Aricia y como había adivinado era de mi curso… seguramente nos habíamos cruzado en alguna clase. Lo dijo con cierto orgullo, seguramente debido a la casa en la que estaba… típico de Slytherins. A mí me gustaba Ravenclaw… pero no me desagradaban las demás casas ni consideraba que la mía fuera mejor que las otras. El método perfecto para la convivencia era considerarse igual a un compañero, no superior. Se acercó hacia mí y se sentó a un lado mío, girando la silla para quedar frente a mí. La examiné ahora que estábamos más cerca. Un nubarrón tapó por completo la luna y quedamos a oscuras. Saqué la varita y apunté hacia Aricia:

- Lumos…

Inmediatamente la luz iluminó su rostro. Aparté un poco la varita, lo justo para poder verla mientras me hablaba… aunque acababa de soltar otro comentario grosero, diciendo que no me importaba para nada lo que le pasara. Solté un largo bufido. No pensaba pasarme toda la noche así, comentario grosero tras comentario grosero y encima sin agradecer que me preocupara por ella sin ni siquiera conocerla… eso no lo hacía todo el mundo. Y por fin el primer comentario “bueno” de la noche. Se disculpó por ser grosera y me dijo que últimamente no estaba de muy buen humor.

- Bueno… eso se nota a la legua

Dije algo molesto. El sonido de las gotas de lluvia al golpear el cristal me sorprendió… al parecer por la noche no hacía el frío suficiente para hacer nieve… solo esperaba que no se derritiera lo que había nevado antes. Suspiré y me quedé callado observándola bajo la luz de la varita. Finalmente, sin aguantar más el silencio y las miradas exhalé un profundo suspiro.

- Mira, tu no quieres estar aquí con un desconocido ni quieres conocerme… a mí me da igual, solo lo hacía para alegrarte un poco la noche, pero si no quieres no me enfadaré… quieres salir y yo quiero cenar, vamos a probar de abrir la puerta y una vez salgamos haremos como si esto no hubiera pasado, tu seguirás por tu lado y yo por el mío. ¿Si?

Esperaba que aquello le agradara más que mi propuesta de consolarla. Tomé mi abrigo, mi bufanda y mi mochila y caminé hacia la puerta con la varita en la mano alumbrando el paso. Una vez llegué allí la esperé… no tenía más ganas de hacer el idiota con ella, si quería hablar que hablara… pero si no quería (y eso era lo que parecía) al menos que me ayudara a abrir la puerta.

- Vamos, no tengo toda la noche, decídete.

Apreté la mandíbula y me recosté en la puerta de madera esperando que llegara a mi altura

¿Por qué la gente se cree suficientemente... suficientemente capaz de poder "aconsejar" y "ayudar" , cuando ni ellas mismas pueden hacerlo consigo mismas...?

Tras un largo suspiro de desesperación me quede quieta sin articular palabra alguna.
-"lumos" - pronuncio el cuando nos quedamos a oscuras. Ambos nos miramos y se que pudo notar que esto no me agradaba, mucho menos que se diera alguien como el cuenta de lo que yo sentía. Pero claro que no era la única que estaba algo molesta he incomoda con la situación y es que debía admitir que mi carácter y mi actitud era hostil y hasta cierto punto grosera.

Al final y por lo visto termino perdiendo la paciencía, sonreí mientras me levantaba minutos después de que el lo hacía, me acerque metiendo mis manos sobre mi capa. Estaba a unos metros de el, y pude haber abierto la puerta con un simple movimiento de mi varita, pero sinceramente no iba a hacer nada; después de todo no era ni sería mi culpa el hecho de quedarnos ahí encerrados...
Ademas siendo Ravenclaw de seguro estaría más que contento de dormir en una biblioteca...

Me recargarme en la fría pared mientras miraba el alto techo y comenzaba a cantar (muy bajo) una canción que bueno... significaba mucho para mí.-- Wake up look me in the eyes again...- sin embargo no estas -I need to feel your hand upon my face- como aquella vez... -Words can be like knives, they can cut you open-igual que tu mirada...

Seguir pensando en esas cosas no me traería nada bueno, además de que era aburrido y una completa perdida de tiempo.

Volví a ver la ventana, creo que era algo atrayente. La lluvia comenzaba a caer freneticamente golpeando la ventana. Un fuerte trueno resono en cada rincón de la biblioteca, iluminando el salón. Era una perfecta tormenta, aunque no me gustasen muchos los rayos, sin embargo le daban buen ambiente a un colegio como este.

Nuevamente unos cuantos recuerdos me invadieron, y pude recordar las noches en Beauxbatons, casi siempre eran fías, aunque el ambiente era cálido, casi siempre por la presencía de un par de amigos, y de mi hermana...
Esboce una sonrisa, esa escuela siempre me hacia recordar muy buenos tiempos...

Solté un suspiro mientras, me deje caer sobre el piso para poder sentarme mientras juntaba mis rodillas dirigí miraba nuevamente al chico, Jack creo que era su nombre. --Atenas-Grecia --le susurre, no era mucho de hablar y tampoco de socializar aunque en ocasiones pasada lo haya hecho... -- yo...yo nací ahi... -- continué diciendo,y sinceramente con un ligero tono ¿ tímido?--aunque estudie 5 años en Francia... Beauxbatons...--termine diciendo mientras esperaba su reacción, aunque claro, lo más lógico sería que no me contestara o incluso me mirara desconcertado y podría pensar que era bipolar...sin embargo en ese sentido no estaría del todo equivocado...

Mientras me levantaba pude ver la sonrisa de satisfacción que se escapaba de la comisura de sus labios… en aquel momento me pareció odiosa. ¿Hacía todo eso solo para enfadarme y discutir?... ¿Cómo podía haber personas así en el mundo? Exasperado me dirigí hacia la puerta y pronuncié aquel discurso, proponiéndole las dos opciones, quedarnos o salir de allí. Me apoyé en la puerta de madera y dejé ir el aire para relajarme, viendo como ella pasaba de mí y se apoyaba en una columna, mirando el alto techo. Dirigí la mirada a la ventana, observando la lluvia, entonces una melodía muy suave y floja llegó a mis oídos. Dirigí la vista lentamente hacia la prefecta. Ahora cantaba dulcemente una canción de amor, parecía perdida en sus pensamientos. En ese momento sentí lástima por ella… quizá era desgraciada por amor y por eso se sentía así y se comportaba de forma grosera conmigo (primero por ser desconocido y luego por ser hombre, que quizá le recordaría el mal que le había hecho aquel otro hombre). Suspiré cruzándome de brazos y la escuché cantar, arrepintiéndome de lo que había pensado antes y tratando de relajar mi tensión… Al fin y al cabo tampoco parecía estar muy cuerda (quizá producto de su tristeza)… cantaba sola y sufría cambios de humor continuos, además parecía completamente abstraída ya que apenas me prestaba atención. De pronto un rayo rompió la noche. Giré la cabeza bruscamente, asustado por el ruido atronador. Luego me sonreí a mi mismo por mi estúpido susto. De nuevo me perdí en mis propias preocupaciones, mirando la ventana.

Ella resbaló por la columna y se sentó en el suelo, acercando las piernas a su pecho. Finalmente me dio a entender que quería quedarse allí ya que inició una charla. Primero la miré desconcertado, no sabía a qué se refería diciendo “Atenas-Grecia”, pero luego lo aclaró. De nuevo otra chica que había estudiado en Beauxbatons, llevaba una buena racha conociendo a todas las alumnas de allí. Di unos pasos vacilantes hacia ella, dudando en contestar ya que no podía saber cuál sería la reacción por mi respuesta… quizá me ignoraría, o diría de forma grosera que no le importaba, o me llamaría estúpido… en el menor caso de probabilidades se interesaría por mí, tenía pinta de ser la típica niña rica, popular, falsa en sus relaciones y mimada que se creía el centro del universo y la mejor chica del mundo. Era guapa, sí… pero nada más. Era una belleza vacía, externa… no podía entender como alguien podía enamorarse de alguien así. Sacudí la cabeza alejando esos pensamientos, no quería pensar mal de ella… pero su comportamiento me obligaba. Me senté a su lado y la miré con una leve sonrisa de compasión.

- Dublín, Irlanda… mis padres son muggles, su negocio fracasó y tuvimos que mudarnos a Londres… ahora van sobreviviendo a duras penas. Mi padre es francés y he hecho alguna visita a París, pero poco más. Según he oído Beauxbatons es un buen colegio… es raro que hayas venido a Hogwarts.

Me crucé las piernas como un indio y la miré a los ojos preguntándome que pasaba por su cabeza, porqué estaba en ese estado tan lamentable y porque me trataba de un modo tan grosero si ni siquiera me conocía. Miré a la puerta y saqué disimuladamente mi varita. Hice un leve gesto de muñeca pensando un Alohomora y se escuchó un suave “crac” que disimulé tosiendo mientras guardaba la varita… con suerte no se daría cuenta de que había abierto y si las cosas se ponían mal con ella siempre podía “huir”. Después de toser dije con una sonrisa:

- Este frío es horrible… voy a acabar constipado.

Observé sus ojos esperando alguna reacción por su parte… ¿Acabaría contándome lo que le pasaba?

Pude sentir una mirada de confusión en el, quizá incluso de enojo. Lo normal.

volví a mirar a la nada, mientras sentía el pequeño alivio al escucharlo hablar. ¿genial no?.

Así que era de Irlanda, no lo conozco, extraño. Mi padre quizá me contó algo de ese pais; a diferencia de mi madre el si viajaba mucho.
¿Me pregunto de hecho dondé estará?... Mi madre de seguro estara en Atenas, como siempre... ¿Cómo siempre?... Pero mí padre, no he recibido noticias de él. aunque no es que fuesen muy frecuentes.

¿Padres muggles?. Una mueca se hizo en mi cara, mire hacia otro lado, intentando que no se sintiera incomodo.No era que me disgustara o algo, pero convivir con tantos Slytherin's y escuchar a mi padre hablar sobre la pureza de sangre me hicieron incluso, en ocasiones llegar a pensar que los Sangre sucia eran solo una abominación en el mundo magico.

¿Habra sido mejor escuchar a mi tia?... Ella decía que eran personas como nosotros. Claro que más comunes y con una vida más complicada.

volví a mirarle, esta vez intente apagar de mi mente esos pensamientos. Creo que por cualquier cosa agradecía ser una experta en Oclumancia.
Ante cada palabra que decía me quedaba un poco más extrañada. ¿Su familia estaba en crisis? o algo asi.

Valla, poca era la gente que conocía en ese tipo de estatus, aunque eso si debía aceptar que no era nada fuera de otro mundo.
Claro que nunca me hizo falta algo a mí. ¿Quizá por algo soy en ocasiones demasiado caprichosa?... casí siempre obtengo lo que quiero.

-- Bueno, mi padre quería que mi hermana y yo viniéramos con él. una de sus casas queda aquí y dice que ya que estuvimos en los colegios que decía mi madre bastante tiempo deberíamos estar en el que el estudio aunque sea un año.-- Comente cuando hablo de que Beauxbatons era una buena escuela y le extrañaba que viniera a Hogwarts.
La verdad la primera vez que mi padre me lo dijo obvio me negué, incluso me fui con mi madre una semana. Es obvio que Beauxbatons tenia prácticamente la mejor educación de toda Europa, pero claro, siempre tenia que hacer lo que mi padre me decía.

Solté un largo suspiro mientas me sentaba igual que el, mientras tomaba un poco de aire -- Claro que mi hermana y yo estuvimos en desacuerdo. Yo quería seguir en Beauxbatons, y mi hermana por logica igual. Teníamos muy buenos Maestros y también muy buenos amigos -- Amigos, no pude evitar sonreír al recordarlos. --aunque por extraño que parezca los mejores se cambiaron aquí también. -- ¿Y pensar que minutos antes estaba enojada?. Creo que estar con un Ravenclaw si ayuda.

Puede que no lo conociera, pero por lo que sabía, parecía una persona "humilde" o esas personas que no son como las que conozco... bueno, en su mayoría.

Claro que como casi siempre, juzgo demasiado pronto. ¿Cualidad Circe o McLaggen?...

Ahora que lo pienso, en Hogwarts la mayoría de los alumnos se mueren de frió. -- Yo la verdad creo que esta bien el clima -- Claro que yo estaba acostumbrada a Paris, y era un poco más intenso el frió haya. -- ¿Y Dondé estudiabas antes?... -- pregunte un poco ... como se diría... Así, "interesada"...

A medida que la conversación avanzaba y comenzábamos a conocernos mejor Aricia parecía mejorar de humor. Al fin y al cabo no era tan maleducada y odiosa como había vaticinado en el primer momento de conocerla y ser el objeto de su ignoración. El único momento en el que había cambiado un poco su cara era cuando había mencionado que mis padres eran muggles, sin embargo tampoco pude decir si era por eso, ya que al poco rato volvió a sonreír un poco. Su rostro de ojos azules y labios rojos, enmarcado por una sedosa cabellera e iluminado por la luz de los relámpagos y de la luna cada vez que las nubes se separaban mínimamente, me parecía ahora más hermoso. Cuando tienes una visión diferente de la persona su rostro cambia completamente a tu forma de ver. Si te trata mal y es maleducada la persona en cuestión no la ves con los mismos ojos que si llevas con ella una conversación agradable como en ese momento. Quizá su humor anterior se debía a su tristeza de la cuál aun no me había contado el porqué. Sin embargo me alegré de sentir su mejoría en cuanto a estado de ánimo, ya que siempre alegraba poder ayudar a alguien… aunque fuera Slytherin y me hubiera tratado mal en un principio. A pesar de todo seguía teniendo aquella aura de niña popular y de familia rica. No era que me molestara, pero normalmente yo me relacionaba con gente más humilde y de un nivel adquisitivo más bajo.

Casi suelto una carcajada cuando ella me dice lo del frío. Al parecer mi farol había colado. Escuché su pregunta que tenía un tono de interés y le sonreí mientras me acercaba un poco a ella, mirándola a los ojos.

- Ari… ¿Puedo llamarte Ari, no?... no todos somos como tú… mi familia no tendría suficiente dinero como para ir pagándome viajes a diferentes escuelas del mundo. – me quedé pensativo y me rasqué la barbilla sin desviar la mirada de sus ojos – Bueno… de hecho antes de Hogwarts si que iba a otro colegio…. Antes de los once años y antes de saber que era mago había ido a un colegio de muggles… pero tan pronto recibí la carta de Hogwarts convencí a mis padres de que me dejaran cambiar de colegio.

Puse las manos en mi regazo y miré por la ventana, viendo las gotas de lluvia golpeando en el cristal. Dejé ir el aire por la nariz y luego con una leve sonrisa volví la mirada de nuevo hacia ella.

- ¡Hey!, Ahora que lo recuerdo… ¡sigues escaqueándote!, aún no me has contado porqué estabas triste antes… vamos, ya nos conocemos más o menos y has visto que puedes confiar en mí… ¡hasta pareces más animada desde que has empezado a hablar conmigo!... Ya ves que puedo ayudarte si quieres… quizá no pueda darte lo que estás buscando… pero si me lo cuentas al menos puedes compartir tu tristeza y no quedártelo todo para ti.

Le sonreí y extendí mi brazo para posarlo en su hombro. Me arrastré por el suelo hasta ponerme a su lado, apoyado en la columna y recosté ahí mi espalda y mi cabeza, con la barbilla levemente levantada hacia el techo y mirando de reojo a la prefecta. Doblé las rodillas y apoyé ahí los brazos mientras giraba la cabeza para verla.

- Es malo para ti guardarte las cosas que no te gustan… Quizá seamos desconocidos, pero estoy dispuesto a ayudarte, total no tengo nada que perder…

Curvé mis labios en una amable sonrisa y esperé a ver cuál era su respuesta. Tan solo esperaba que todo lo que había avanzado haciéndola sonreír y consiguiendo una conversación no se fuera todo por el retrete.

Es ironíco como sucesos inesperados pueden llevarte a conversaciones interesantes . En este momento el "dolor" que sentía se había perdido entre mis pensamientos.
Sí, al principio planeaba ser igual de fría que con todos, después de todo, no soy la persona más agradable, ni la más amigable, y obviamente esta no iba a ser la excepción.
Sin embargo, la tranquilidad y hasta cierta forma la amabilidad con la que me estaba tratando Jack hizo que pudiera sentirme cómoda y mucho más relajada.

Me gire para verlo, siendo sincera nunca me dedicaba a observar con detenimiento a las personas, no era algo que me interesara mucho, pero esta vez, pude notar sus ojos azules... demasiado azules, como agu; su cabello en color castaño y su piel blanca. Sonreí al notar que no tenía la típica apariencia de un Ravenclaw, tipo "Nerd". Más bien era parecía una persona relajada, algo como una combinación entre hufflepuff y Gryffindor. Todo lo contrarió a mi; yo suelo ser fría, perfeccionista cuidando cada detalle, calculadora; como diría la mayoría de mi casa, soy la "Prefecta-Perfecta con Alma Slytherin".

Solté un largo suspiro mientras pasaba los dedos por mi cabello, después de un par de minutos el rompió el silencio. Nuevamente sonreí con ironía, era verdad, aveces estaba tan encerrada en mi mundo que no me daba cuenta de que muchas personas podían tener problemas, vivir en una familia de muggles no debe de ser nada facíl; yo me acostumbre a los lujos que me otorgaron mis Padres.

--No podría imaginar mi vida de otra manera que no es la que vivo en este momento. Se bien que quizá no tuviste muchos recursos como los que tengo yo, sin embargo apuesto a que tu familia era la tipica "unida"; mi padre trabaja tanto que apenas y lo veo y mi madre, bueno... ella es encantadora, sin embargo esta muy ocupada casí siempre. -- Mire a la misma dirección que él.

Mientras miraba la lluvia golpear el cristal el se ofreció nuevamente a "ayudarme" con mis problemas, fruncí el seño al recordar estos. No eran los más graves del colegio o del mundo, sin embargo el se "preocupo" y era algo que por raro que suene me agrado de sobremanera, era algo extraño que un desconocido se atreva a ayudarte y el, si ninguna mala intención [o por lo menos eso aparentaba ] lo hizo.

-- Bueno, Jack... lo que tenía, la causa de mi "tristeza" no era a decir verdad nada importante... solo un mal momento en el que romí las reglas... mis reglas... -- bufé -- Me enamore y simplemente todo salió mal.... digo, no era que no me lo esperaba, después de todo esa persona tenía una reputación de cretino... sin embargo, por alguna razón me afecto demasiado tarde y ya no puedo hacer nada -- cada palabra que salio de mis labios la dije de manera seca, fria. Un nudo se hizo en mi garganta y luego sonreí -- Después de todo...así es el amor ¿no?...

Guarde silencio, espere a ve su reacción, de seguro sería algo de sorpresa, porque de cualquier manera yo parecía una persona fuerte, que quizá sería de las chicas que no se enamoran... hasta yo creía eso, pero al parecer me equivoque.

Al parecer por fin ella aceptó en mi ofrecimiento de ayuda y comenzó a explicarme lo que le había pasado. Era gracioso como momentos antes me había podido mostrar receloso con ella por ser Slytherin y como ahora me sentía comodísimo a su lado después de descrubrir como era ella en realidad. Ya ni me importaba que nos hubieran encerrado en la biblioteca, consideraba que no podía estar en ningún lugar mejor. La compañía era agradable (y hermosa, ¿por qué negarlo?), el ambiente genial, se respiraba la calma a causa de la banda sonora de la lluvia golpeteando los cristales y la oscuridad ofrecía intimidad al momento. Apoyé la cabeza en mis brazos, mirándola mientras escuchaba aquello que le molestaba. Al parecer había tenido problemas con el amor... ¿Quién no los había tenido alguna vez?... yo mismo estaba en una situación igual. Hablar de ello le hacía tener un tono raro en la voz, se notaba que aún estaba afectada. Pasé un brazo por encima de sus hombros y le sonreí acercándola a mí. Me sentía un poco identificada con ella. Yo había estado enamorado de Cécile y ella había desaparecido sin más, aun así me esforzaba por mantenerme alegre y en vez de pensar que jamás nos volveríamos tan solo recordaba los buenos momentos con ella. La sacudí un poco mientras le sonreía.

- Así que todo esto era por amor… ¡Pues no estés así!, sea quien sea el que te haya hecho esto no merece tus lágrimas ni tu mal humor… mantente alegre y continua con tu vida, demuéstrale que no era nada en tu vida y que puedes vivir perfectamente sin él.

Mis labios se curvaron en una sonrisa agradable y me atreví a besar levemente sus rubios cabellos de un color brillante que sería la envidia de muchas chicas. De hecho toda ella desprendía una belleza envidiable. Sus ojos azules eran de un color más brillante y más hermoso que los míos, su piel blanquecina era suave al tacto y sus cabellos eran brillantes y dorados. Un perfecto modelo de la dona angelicata descrita por los autores renacentistas italianos del mundo muggle. Me separé del abrazo y rebusqué dentro de mi mochila, de ella saqué un pequeño ipod, sin duda había cosas del mundo muggle que se agradecían. Se lo mostré…

- No se si sabrás lo que es esto. Sirve para escuchar música. En su gran mayoría tengo guardados grupos muggles ya verás que te animas un poco…

Puse uno de los auriculares en su oreja, apartando sus cabellos con cuidado y el otro lo puse en la mía. Apoyé la espalda en la columna y comencé a buscar alguna canción que pudiera gustarle.



- Es un poco triste… pero me encanta… – sonreí y me puse en pie con cuidado de no soltar los auriculares. Extendí una mano hacia ella y esperé a que la agarrara para ponerse en pie – ¿Me concede un baile, bella señora?

Agachado en una especie de reverencia y mirándola fijamente a los ojos con la mano extendida hacia ella esperaba a que agarrara mi mano, escuchándose de fondo la canción de WarCry mientras yo tarareaba susurrando encima…

- El enemigo se ha ido, pero pronto ha de volver, cuando suenen sus tambores de seguro moriré, han muerto todos los míos, solo yo sigo en pie… todos eran mis amigos, pero pronto los veré…

Trasladado más allá de aquella habitación y de ese tiempo recordaba con nostalgia a mi familia y a Cécile. La nostalgia que la melodía me traía siempre. Pero escuchar canciones nostálgicas siempre ayudaba a quitarse de encima el dolor, más si las escuchas en compañía, así que pensé que bailando y escuchando música ella se alegraría.

Sentí por un momento un peso en mis hombros, era como si el recordar el suceso algo en mí hubiera sacado algo dentro de mí... dentro de mí corazón.
No era de las personas que se enamoraban con facilidad, sin embargo el había sido una excepción o eso había pensado en su momento, ahora, supongo que me quedaba el mal sabor a decepción, es decir, ¿acaso soy tan tonta para haber pensado que él podría sentir?. Muchas personas me lo habían advertido, incluso mi hermana me dijo que no lo hiciera, mi cociente también , y ahora pagaba el placer de un rato.

Las palabras que me dijo me hicieron sentir mucho mejor, era un bueno consejo, debo admitir. En este momento note el Ravenclaw que era Jack, capaz de ser la persona que no podría ser; alguien desinteresado que ayuda y te hace sentir mejor, quizá yo era así pero con personas mucho más cercanas como mí hermana por ejemplo, Lunatica o incluso Helena...

Correspondí su sonrisa, y después como un acto que me desconcertó un poco, me beso en la frente. Me sonroje levemente, no me lo esperaba, sin embargo no me molesto. Respire profundo y recargue mi cabeza en su hombro, Mire hacia la ventana, rayos y lluvia que cada vez se hacían más intensos me permitían sentirme cada vez más relajada y en paz.

El se movió y de su mochila saco un Ipod, sonreí, yo también tenía uno... Sí, yo tenía un aparato muggle, to también tenía uno, estaba en mi habitación. Debo decir que los muggles tienes buenas ideas. No puedo evitar recordar las tardes en las que salía de la mansión hacía los jardines y daba un paso, yo, un libro y mí música. Sin duda la primera canción, y una de mis favoritas era la que hace rato "cantaba". Bloodstream de Stateless, uno de mis grupos favoritos, una canción lenta, tal y como a mí me gustan y muchas veces me inspiran para escribir.

Me puso uno de los audífonos y comenzó a sonar, era una balada, que como había dicho el era una letra nostálgica, agradecí que no fuera música fuerte, llena de "metal" o algo de ese tipo.

Solte una pequeña risa cuando me ofreció su mano para bailar, asentí con la cabeza y me levante. Pase mis a su cuello y comencé a mecerme al copas de la música. Como cada vez que bailaba agradecí las clases que había tomado.

— Sabes Jack — levante mi mirada y la fije en la suya aun sin dejar de bailar. — debo decir, Jack, que eres de las pocas personas que conozco que pueden ser espontaneas...supongo que en mi caso al ser Slytherin siento esa necesidad de ser siempre fría, correcta... tomar como meta principal la perfección... Sin embargo tu no eres así... y es tonto decirlo tan pronto ya que ciertamente no te conozco del todo... aunque en mi opinión y muy a mi parecer la parte que he conocído hasta el momento me agrada... — solté un suspiró — sobre todo que seas tan... amable... es decir, siendo sinceros no soy la persona más agradable y lo sé bien... aun así estas aquí, haciéndome sentir bien después de que no te trate bien...— y después y como si no se tratara de mi... —Merci Beaucoup — agradecí.


Pocas eran las personas que conocía con esa misma manera de ser, mi hermana obviamente y su espíritu libre, Sthepen tan soñador y a la vez realista, Helena y su forma particularmente rara y encantadora, Louis... bueno, el simplemente no tendría una descripción exacta, es tantas cosas y destaca en todas ellas. Y por supuesto Luna y su locura. Supongo que por el momento Jack se a sumado a esa reducida lista que tenía de personas interesantes.

Aricia me devolvió la sonrisa y aceptó mi oferta a bailar. La levanté con la mano y le hice una leve reverencia besando sus nudillos, más que besarlos los rocé con los labios. Le sonreí y comencé a mecerme de un lado a otro al ritmo de la música, con los ojos cerrados. Ella pasó los brazos por mi cuello y apoyó su cabeza en mi hombro. Cerré los ojos y comencé a cantar en un susurro casi inaudible la bella canción. Ella no me pisó ni una vez y yo agradecí haber bailado de vez en cuando con Cécile, pues así tampoco la pisaba a ella. De pronto sentí su voz rompiendo la melodía. Sin dejar de bailar separé un poco el rostro de ella para verla a aquellos ojos azules de una belleza cautivadora, fría y extraña. Era una perfecta Slytherin… sin embargo era diferente a todas las que había podido conocer. Había algo en ella que a pesar de que en un principio me hubiera causado repulsión ahora me atraía hacia ella como símbolo de amistad. Escuché sus palabras con una sonrisa dejando de tararear. Me dijo que le agradaba mi forma de ser y que ella era siempre fría y correcta, buscando la perfección. También agradecía mi forma de ser a pesar de su comportamiento hacia mí y me lo agradeció en francés, algo que por su tono un poco ausente decidí pensar que no lo hacía con demasiada gente. Le sonreí y di una cabezada en forma de comprensión. Inspeccionando de nuevo su mirada le dije:

- No me pareces fría y correcta… es decir, la primera impresión sí que ha sido un poco así por tu comportamiento, pero es comprensible debido a tu situación emocional… entiendo tus sentimientos y las consecuencias en el humor que pueden aportar… pero a mí también me agrada tu forma de ser. A mí no me has dado la sensación de ser fría… sino ahora no estarías bailando conmigo – le sonreí y le acaricie la espalda de forma comprensiva, esperando que no se lo tomara como un exceso de confianza por mi parte. Luego sonreí de medio lado y le dije – Sin embargo sí que me pareces un poco demasiado perfecta… ¿una prefecta perfecta? – dejé ir una pequeña risa y me quedé mirando sus ojos – En serio… tu aspecto no es de este mundo. He conocido algunas veelas, de hecho a una semiveela – dije pensando en Cécile – ¿Eres tu una? Sino es indiscreción preguntarlo…

La canción de WarCry, Nana, finalmente terminó y dio paso a la canción Across The Universe del grupo muggle llamado The Beatles. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, aquella canción me traía buenos recuerdos. Tiempo atrás, en un verano de mis trece o catorce años había tenido una novia a la que esa canción le encantaba y lo habíamos pasado verdaderamente bien. Solté una pequeña risa y dejé un brazo rodeando la cintura de la Slytherin y con la otra mano tomé una de sus manos, bailando de forma más animada y comenzando a moverme por toda la biblioteca, guiándola entre las estanterías comenzando a reir.



- ¡Tenemos toda la biblioteca para nosotros!.... ¿porqué estamos ahí aburridos?...

Cogiendo aire comencé a cantar a todo pulmón la canción y esta resonaba por cada rincón de la vacía biblioteca, perturbando cada uno de los silencios individuales que salían de cada uno de los libros.

Me sentía tan extraña y tan aliviada a la vez.

Poder descargar esos sentimientos oprimidos dentro de mi , lograron de sobre manera poder tener la esperanza de que en algún futuro yo pudiera volver a amar con la misma intensidad con la que creí amar a Malfoy. - Sonreí de manera irónica- es algo estúpido ahora que lo pienso que siempre, no importa la situación ya sea discutiendo o entregándonos a emociones inmaduras, bajas, insensatas como la pasión yo siempre sigo lamándolo por su apellido, sin importar cuanto lo intentara, para mi el era Malfoy.

cuando Jack dijo que yo no le parecía la clase de persona en la que siempre me clasifique pude sentir cierta emoción de "aprecio", "cariño" o algo por el estilo hacía el. Siendo sinceros no soy una persona muy agradable cuando me lo propongo [ que es casi siempre, sobre todo con personas que no pertenecen a Ravencalw, o slytherin ]. Sin embargo, el ,pudo ver más allá de eso, y dijo he hizo cosas que me hicieron poder creer que de verdad en este mundo hay gente que va más allá de lo superficial y en mi caso, no me ven solo como una perfecta reina de hielo, tallada a mano.


-- Mi madre era una Veela en su totalidad -- comente vagamente. No era un tema del que me gustace hablar, claro que no niego que agradesco infinitamente que me haya otogado un don tan mágico como la bellleza infinita, sin embargo como cada cosa venían consecuencias y me lo había advertido más de una vez.

La canción paso a algo más animado, solté una carcajada y me moví junto con Jack, después de odo nadienos veia, asi que era muy poco probable que esto diera algo de que hablar de mi.

Yo simplemente deje la música correr por mi venas, y me libere.

salte hacía Jack y luego le sonreí abiertamente, como un simple impulso, me acerque y le di un beso en la punta de la nariz, esta vez era la Aricia que vivio su infancia con sus padres juntos, en una hermosa Mansión en Atenas, con la hermosa compañia de su hermana... esta vez pude recobrar la inocencia que perdi hace mucho tiempo.

Me sonroje ligeramente y mire sus ojos, rompí el contacto unos segundos después y mire como atravez de la ventana se veían las destellantes luces de los rayos y se escuchaba tapar la alegre canción con un gran trueno. --es tan hermoso... -- me perdí en la vista de la ventana, y me quede por un minuto recargada, escuchando la lluvia golpear con mucha más intensidad el vidrio. -- Sabes, una de las cosas que más disfruto, es... el olor a libros y el que deja la lluvia. -- Suspire y pegue mi mano en la ventana, simulando tocar las gotas cristalinas.

Al lado de Aricia me sentía completamente liberado, más de lo que me había sentido jamás con nadie… quizá con Cécile, pero aquellos ojos azules vestidos con el amarillo de Hufflepuff jamás me volverían a hacer sentir de aquella forma en la que me sentía capaz de hacer todo lo que me diese la gana.

Contestó a mis sospechas diciendo que su madre había sido una veela completa, tal y como yo había deducido… simplemente aquella belleza tan perfecta solo podía pertenecer a una semiveela. Suspiré porque todo aquello me traía recuerdos… recuerdos que no quería repetir. La sensación de vacío que me había causado el abandono de la Hufflepuff era demasiado grande, aun así trataba de mantenerme animado y espontáneo, por miedo a deprimir a la Slytherin que trataba de alegrar. Por eso decidí ponerme a bailar con ella junto a la canción de los Beatles. Mientras bailábamos sonreía a Aricia y sentía como su humor se volvía más simpático, más amable y bondadoso, liberándose tal y como yo quería. Y tras todo aquello cuando la música llegaba a su fin, ella saltó sobre mí y para mi sorpresa besó mi nariz. Me quedé un poco perplejo y parpadeé un par de veces sonriendo, sintiendo como se separaba sonrojándose y se libraba del auricular, acercándose a la ventana para observar la lluvia. Pausé el Ipod y guardé los auriculares en el bolsillo, dejándome inundar por la banda sonora del exterior, los truenos y las gotas golpeando con furia el cristal de la ventana. Me acerqué un poco a ella escuchando su comentario. Me quedé a unos pasos, vacilando un momento, mirando el exterior.

- Sí, a mí también me encanta… sobre todo el olor de los libros viejos… y el césped mojado. Aunque te considero más hermosa a ti…

Me apoyé a unos pasos de ella, con un lado de la frente pegado al cristal y mirándola fijamente con mucha seriedad. Luego de pronto comencé a reírme y me separé del cristal doblándome por la cintura. Estuve un rato así y al final me quedé sentado en el suelo, con una sonrisa en mi cara y mirándola.

- Lo siento… me pareció un momento gracioso… – aparté la mirada y perdí la vista en los rayos que caían – Debes estar pensando que soy el Ravenclaw más estúpido de Hogwarts…

Suspiré y me dejé caer en el frío suelo, estirando los brazos y mirando hacia el techo de forma pensativa.

- Eres genial, Aricia… hacía tiempo que no me reía tanto ni me lo pasaba tan bien… en serio, aún no he visto tu faceta de reina del hielo…

Me quedé mirando al techo en esa postura, respirando de forma tranquila.

Después de un rato, mientras la lluvia caía y ambos estábamos en silencio, me puse a pensar en lo ilógico por así llamar a los acontecimientos de hoy. Me pregunto que hubiera pasado si tan solo hubiera dejado a Jack solo en la biblioteca. Quizá pude ir al comedor y tomar un par de brownies... después ir a la torre de prefectos y sentarme a leer un libro, miraría la chimenea por un rato y luego me iría a dormir. Claro, sin antes escribir una carta a mi padre, del que por cierto no sabía su locación en este momento.
Sí, la noche hubiera sido como las otras, sin mucha gracia, lo mismo y tedioso de siempre.

No pude evitar alarmarme un poco al pensar que nos diría mañana la bibliotecaria, o si algún profesor nos encontraba. Al siempre ser "perfecta" en todo, y ver a un maestro regañarme o llamarme la atención me pondría no solo de malo humor, sino que en parte estaría un tanto decepcionada... aunque pensándolo bien, la que tuvo la culpa fue la bibliotecaria y no yo, ni Jack, por estar tan distraída y no fijarse si alguien se quedo adentro...
Pero eso sí, supongo que no cambiaría esta noche por otra. Después de todo pude conocer a una persona un tanto interesante, que a decir verdad me caía mejor que al principio.

Mientras miraba la ventana el dijo que era hermosa. Un ligero sonrojo se posó en mis mejillas, y le sonreí de lado. Debo decir que cada vez que yo hacia eso, era porque siempre esperaba algo a cambio, después de todo, un sonrojo y una sonrisa hace que casi todos los hombres hagan lo que yo quiera.
Segundos después comenzó a reír, por lo que yo me quede mirándolo con extrañeza. "El Ravenclaw más estúpido de Hogwarts" ... no, para mi era alguien más.

-- Gracias Jack -- reí por el apodo, "Ice Queen", solo de Helena, recorrido en casi todo el colegio. -- Pero a decir verdad, estoy orgullosa de portar ese titulo. -- me acerque un poco -- digamos que me permite tener el control sobre las personas, y solo quedan dos opciones, hacer lo que yo quiero por las buenas... o hacer lo que yo quiero, por las malas... -- dí un paso más, y quede enfrente de él. -- Me agradas, Jack... Por lo tanto, supongo que contigo no es necesario que tome ese tipo de ... "estrategias"... no eres como la mayoría de la gente que conozco. -- Le guiñe el ojo y me volví a recargar en la pared.Pero eso si, más tranquila que hace un par de horas.

Pude observar como después de mi cumplido un ligero rubor y una sonrisa conquistaban el rostro de la prefecta. Aparté la mirada también sintiéndome sonrojado y me quedé mirando hacia el techo. Ella me dio las gracias, de forma suave. Sin aun mirarla sentía mi sonrojo evidente… y claro al tener la piel tan pálida era dificl de ocultar. Era lo que menos me gustaba de mi piel… jamás podía ocultar mis rubores. La miré de reojo mientras se acercaba, explicándome porque le gustaba que le llamaran reina de hielo. A mi no me parecía un “mote” apropiado para ella. Conmigo se había mostrado cálida y sensible… Aunque al parecer, por lo que decía, normalmente se mostraba fría y manipuladora… conmigo explicó que no necesitaba usar aquello porque no era como la mayoría de personas a las que conocía. Vi su guiño y sentí algo estremecerse en mi interior. En mi cabeza evoqué la imagen de Cécile… de alguna manera sentía que jamás me había sentido tan bien con otra persona como ahora estaba con Aricia… ni siquiera con Cécile. Hasta ese momento la Slytherin había sido la única que había conseguido calmar mi dolor por la falta de la Hufflepuff sin ni siquiera intentar consolarme directamente. Observé como se recargaba en la pared, cerca de mí y apoyé mi cabeza en sus piernas, cerrando los ojos.


- Tu también me agradas Aricia… hasta ahora no había conseguido sentirme tan bien como tu me estás haciendo sentir… Muchas gracias por todo…

Seguí con los ojos cerrados y apoyado en ella, pensando que ella podía ser la única Slytherin con la que había trabado una relación de amistad… normalmente los de esa casa se mostraban distantes con los demás, en cambio ella había sido todo lo contrario. Además aun no había conocido a ninguno de allí que fuera verdaderamente perfecto como ambicionaba o como decía ser… excepto Aricia. Y ella no se esforzaba por disimularlo, cada gesto, cada palabra y cada sonrisa era una muestra de aquella perfección. En algunas ocasiones quizá fuera un poco recta por aquella perfección que quería mantener. De pronto un pensamiento me asaltó y me aparté de ella bruscamente, mirando hacia su rostro:

- ¿No se enfadará tu familia porque trates con sangre sucia?

Abrí mucho los ojos temiendo la respuesta afirmativa que me separaría por completo de aquella maravillosa persona.

No sabía que decirle, a decir verdad la gente solia agradecerme por el simple hecho de ser Aricia Mclaggen, más nunca por hacer sentir bien a alguien, no creí que eso llegara a pasar,y ahora con Jack lo estaba haciendo. Era gracioso, por lo que por esa rara razón comencé a reír. Yo no hacía sentir bien a casi nadie, de hecho creo que ocasionaba todo lo contrario.

Este era uno de esos pocos momentos en los que me sentía nuevamente en Beauxbatons, tan tranquila, sin cargos, simplemente Aricia.
Pude recordar vagamente aquellas tardes en las que me sentaba con Louis y con mi hermana observar el atardecer, a salir a las fiestas de la academia. Valla que extrañaba esos momentos y ahora magistralmente estaban reviviendo.

-- Y no creo que me debas agradecer, Jack. Más bien el que me otorgo la noche eres tú. -- Había notado su sonrojo anterior, y sonreí internamente, no me esperaba esa reacción de un chico. Será porque al hacer lo que hice, usualmente comenzaban a actuar como... "zombies" y seguían salto y seña, él no.

Mientras miraba su rostro, no tan fijamente, comencé a pasar mis dedos por su cabello. y me altere un poco cuando nombro a mi familia. Obviamente si se enteraban que comenzaba a convivir con sangres sucias me darían un largo sermón, cosa que a decir verdad me causaba mucha pereza. -- Digamos que mis padres nunca esta, mi madre vive en Atenas, así que no creo que se entere, y mi padre... bueno , el siempre va por el mundo, así que tampoco creo que lo haga. -- primera cosa que les agradezco, que no se metan al cien por cierto en mi vida. Aunque... aun así, eso no quitaba el hecho de que tarde o temprano lo harían y ahi si tendría problemas... --¿ y tus padres?, no te advertirán el hecho de que tengas una amiga con una familia que detesta a ... la gente como ustedes. -- arquee mi ceja, también cabía la posibilidad de que los planes se intercambiaran y su familia sería la que metería en problemas a Jack

Me quedé mirando sus ojos de aquel azul tan hermoso, con seriedad, esperando su respuesta con cierta impaciencia… mentiría si dijera que no me dolería perder la amistad de alguien como Aricia. Ya había perdido a Cécile… ahora no podía perder también a la nueva persona en mi vida que conseguía sacarme sonrisas y bienestar. Agradecía enormemente las palabras que ella me había dedicado, me hacían sentir genial. De alguna forma u otra ella no me trataba de la forma que decía que solía tratar a los demás y eso también me hacía sentir bien.

Sentí que sus dedos se posaron en mis cabellos y comenzaron a acariciarlos. De pronto sentí como mis tripas se encogían, quizá por la emoción… y por el hecho de aquella muestra de afecto viniendo de alguien tan perfecto como ella, que se rebajaba al nivel de acariciar el cabello a los mortales como yo. Me sonrojé y escuché sus explicaciones. Me dijo que sus padres apenas paraban en casa y lo más seguro es que no se enteraran de nada de lo que le pasaba a ella. Por una parte me sentí contento y satisfecho de que no fueran a intervenir, pero después de pensarlo mejor también sentí algo de tristeza por ella. Yo siempre podía contar con mis padres para que me ayudaran, sin embargo ella no. Por un lado era desestresante porque sabías que no iban a intervenir en tu vida ni se enterarían de cosas que no querías que se enteraran, pero también debías sentirte bastante solo. Relajado al conocer aquella información volví a acomodarme, apoyando la cabeza en su pierna, hasta que sentí de nuevo su voz. La volví a mirar a la cara, observando aquellos labios rojos y sonreí ante su pregunta.

- No te preocupes por ellos… mis padres son demasiado buenos, no odiarían jamás a alguien… además están acostumbrados al odio de los magos. Ellos se preocupan por mí y si saben que yo me fío de mis amigos ellos también lo harán… además se que contigo no puedo correr ningún peligro.

Ensanché la sonrisa y suspiré. Me puse en pie y me apoyé en la pared al lado de ella.

- No tengo ganas de ir a dormir hoy… estoy demasiado bien contigo. - Crucé las manos a mi espalda y me quedé mirando sus ojos con una sonrisa – ¿Qué pasa si pillan a la prefecta a estas horas en la biblioteca?

Aparté la mirada para mirar por la ventana. La lluvia ya comenzaba a aflojar. Volví la vista a Aricia esperando su respuesta, temiendo que en cualquier momento pudiera desaparecer de su vida… como tendán a hacer ahora los que había considerado sus amigos.

Solté un largo suspiro. A decir verdad por un par de segundos senti pena porque mi padre era de la gente que trataba mal a los muggles, recuerdo que me conto que era por una mala experiencia con una sangre sucia. Me quede fija en sus ojos y a la vez no lo veía, algo raro de explicar...

Tal vez si dejáramos de etiquetar personas... Es decir, si tan solo por una vez dejáramos de verlas como, muggles, magos, licántropos, etc., nos daríamos cuenta de que mas allá de cualquier cosa todos tenemos algo en común, que tal vez no sea mucho, pero es maravilloso: Somos humanos. ¿Qué importan los estados de la sangre? Si al fin y al cabo la única verdad es que todos tenemos sangre... Era algo que jamás habia pensado, hasta que por primera vez escuche la palabra "acostumbrados al odio", ¿como es eso capaz?...

Minutos después sonreír... Quizá era una hipocrita, porque yo misma fui criada con esa educación, ser superior a los demás y venir a este colegio solo hizo mi ego más elevado. y a decir verdad era algo que disfrutaba la mayoria de las veces, sin embargo, debo admitir que en el caso de Jack, apesar de que el y yo somos total y completamente diferentes, me dio algo de eso que llaman "humanidad"... Quizá era la primera vez que lo sentía, por lo que por nervios dentro de mi.

Mire hacía el techo, y me mordí el labio, sabía que una platica de una noche no me haría cambiar mis ideologías hacia ese tipo de personas, pero por lo menos podía tratar de mejor manera.... aunque sea a Jack... Porque después de todo, ellos, él no tienen la culpa de haber nacido de esa manera.

Al igual que el me puse de pie, me pare enfrente de él y mire sus ojos fijos. Apesar de que la lluvia estaba comenzando a parar, un trueno ilumino por completo la biblioteca. En sus ojos busque algo de tristeza, pero no encontré nada más allá de la que había causado de seguro un amorio malo... El simplemente era una persona feliz, con una familia que lo apoyaba... yo en ese momento me sentí mal.

Me quede así mientras sonreía ante su pregunta. -- Digamos que ambos tenemos una escusa... la distracción de la bibliotecaria al ver más interesante la sección "corazón de bruja " -- solté una pequeña risa. -- ¿y de ti?... ¿que crees que digan de un alumno destacado de Ravenclaw? -- arquee mi ceja mientras hacía mi cabello para adelante y comenzaba a pasar mis dedos entre el.

Vi como ella también se incorporaba y se ponía delante de mí, mirándome con aquella mirada azul que provocaba sacudidas en tu interior. Sin poder aguantarle mucho la mirada desvié los ojos hacia sus labios, observando sus labios rojos. Escuché sus palabras sonriendo y me reí por lo de alumno destacado.

– No creo que me digan demasiado… sí, es verdad que saco buenas notas… pero eso no es algo importante para destacar. Los profesores apenas me recuerdan. Simplemente por el castillo paso bastante desapercibido para todos.

Suspiré y vi cómo se tiraba sus cabellos hacia delante, peinándolos con sus dedos. Sonreí y apoyé la cabeza en la ventana, observándola de forma distraída. Mi mente divagaba por diferentes puntos del pasado… hacía tiempo que no volvía a la vida real, en la biblioteca. Guardé las manos en los bolsillos y ladeé la cabeza, buscando la mirada de sus ojos. Esta vez no la aparté. Me acerqué a ella y le sonreí sacando la varita. Hice un movimiento con ella y de la punta salió un ramo de orquídeas.

- Ten, para la más bella y perfecta de Hogwarts… aceptalas

Hice una pequeña reverencia tendiendo hacia ella las flores y cerrando los ojos. Después de tanto tiempo realizando ese hechizo había conseguido que me salieran de una forma casi perfecta. Sin duda mucho mejores que las flores que se encuentran en la naturaleza… y esas eran entonces las que más le pegaban a Aricia. No había nada en el mundo que se acercara a su pura perfección, pero quizá eso era lo más cercano. Le guiñé un ojo incorporándome de nuevo y le dije:

– Solo hay un modo de empleo… no te las acerques demasiado al rostro o podrían morir de envidia, son muy rencorosas, te aviso… no soportarían la visión de alguien tan perfecto como tú

Me sonrojé y me di la vuelta para que no viera el rubor, apoyando la frente en el cristal y mirando de forma perdida el exterior.

Sonreí con lo de la flor, ¿cuanto tiempo había pasado para que alguién tuviera un detalle de ese tipo conmigo?. A decir verdad Malfoy nunca lo hizo, de hecho, su forma, nuestra forma de tratarnos era tan fría, tan seca. Como si fuéramos dos simples personas con un mutuo acuerdo de "popularidad y perfeccionismo", claro que no niego que con él pasé ratos agradables, sin embargo no nada de lo que yo me esperaba.

Me acerque a él y sonreí al ver su sonrojo, Me gustaba que la gente se sonrojaba, y en una piel tan blanca como la de Jack era algo fácil de notar. Tome su mano mientras me paraba ligeramente de puntas y me acercaba a su rostro para depositar un beso en su mejilla.
Me separe recargándome en la pared y mirando aleatoriamente a la flor y a la lluvia que casi estaba en su totalidad de desaparecer. Una pequeña sonrisa se dibujo en mis labios mientras con mis dedos acariciaba el tallo de esta.

"Alguien tan perfecto como tú". el concepto de perfección era de las pocas cosas que me gustaría alcanzar, aunque si llegase a ese punto supongo que mi vida se volvería más aburrida.

Cerré mis ojos y mire hacía el techo, preferí distraerme aunque fuese por unos minutos, unos segundos, daba igual, solo quería distraerme.

--You're so hypnotizing, Could you be the devil, Could you be an angel -- Bien, no sabia de donde habia sacado la letra de la cancion, pero comencé a cantarla casi en un susurro apenas audible. --Kiss me, ki-ki-kiss me, infect me with your love and fill me with your poison...-- solté un largo suspiro.

--Sabes, es algo extraño... hemos pasado no se cuanto tiempo aquí y aun no tengo sueño... de hecho siento como si pudiera hacer tantas cosas. -- me giré y mire sin querer sus ojos, me quede distraida en ellos, Me giré segundos después de seguro parecía tonta actuando de esa forma tan... distraída, esa no era yo.... Merdé, espero que esto pasé rápido, detesto actuar de esa manera. No me gusta demasiado cuando la gente ve mi lado más... cómo decirlo... "humano"... Preferiría ser siempre la persona fría, por lo menos así no corro con el peligro de que me lastimen... Como lo hicieron antes...

Me encontraba perdido en la observación del paisaje nocturno de Hogwarts, bañado por la luz de la luna y la fina lluvia que luchaba por no extinguirse cuando sentí que Aricia cogía mi mano y besaba mi mejilla. A pesar de que era un acto sencillo, la cosa más común a la hora de agradecer un regalo, a mi me pareció uno de los actos más importantes de la noche... quizá de la semana. Llevaba tiempo sin recibir muestras de cariño y se echaba en falta... extrañaba que alguien te dedicara palabras bonitas, que te abrazaran, que besaran en tu mejilla... son cosas que todo ser humano, sin diferencias de que tenga poderes mágicos o no, sea de donde sea y crea en lo que crea, es lo que anhela, como animal social que es. Aquel beso a pesar de durar milesimas de segundo no fue más que un incentivo para aumentar el rubor de mis mejillas.

Me recosté en la ventana, de lado y la miré. Tenía los ojos cerrados y la flor reposaba en sus manos, pegada a su pecho. Su barbilla estaba levemente levantada, apuntando al techo. Sus labios se despegaron y comenzaron a susurrar una canción. Cerré los ojos con una sonrisa de lado en mis labios y disfruté de la canción. Finalmente se interrumpió para hablarme. Abrí los ojos y busqué los suyos de un azul tan hermoso. Di unos pasos para acercarme a ella.

- Te comprendo bien... yo estoy igual. No me gustaría tener que soportar el amanecer. Ojalá esta noche se detuviera el tiempo para que no pasara nunca más. Por lo que me has contado ya me hago una idea de como serán las cosas cuando salgamos de aquí... tu eres rica, yo soy pobre, vienes de una família sangre pura muy importante y yo de una família muggle que ni siquiera es importante en su mundo, tu eres popular y tienes un estatus que mantener... yo apenas existo para mis amigos. Cuando salgamos de aquí te olvidarás de todo, tratarás de ignorar que una vez conociste a Jack Neur y que tuviste la oportunidad de hacer amistad con él... todo por mantener limpia tu fama de Reina de Hielo...

Suspiré y me senté en el suelo... sabía que todo lo que salía de mis labios sería cierto... y me lastimaba tener que decirselo... quizá se lo decía con la esperanza de que ella negara mis afirmaciones. Pero de alguna forma sabía que no lo haría. Yo no sería más que un encuentro casual que le había servido para animar una sola noche de soledad.