Días de Verano [Rita Skeeter]

Ese año había acabado mi quinto curso en Hogwarts, con unas notas que eran la envidia de muchos de los otros alumnos de mí mismo curso. Como los veranos anteriores desde que había empezado a estudiar magia, volví a casa de mis padres muggles, en Londres. Y como cada año me explotaron al máximo obligándome a hacer las tareas de casa y haciéndome estudiar materias muggles que ellos consideraban importantes, pero que yo sabía que en mi futuro no me iban a servir de nada… de todos modos me ponía a trabajar como nunca porque no quería defraudarles. En el momento que descubrieron mi vocación por la magia y el día que llegó la carta de Hogwarts se pusieron muy tristes ya que ellos esperaban que yo algún día llegara a ser un médico importante o algo así, pero tuve que negarles sus ilusiones y abrir mi propio camino hacia el mundo que realmente me interesaba, el mundo oculto de los magos y las brujas.

Ese cálido sábado de verano había conseguido el permiso de mis padres para que me dieran un día libre, ellos tendrían un día todo para ellos solos y yo podría pasar también el día solo. Tenía más que claro donde iría… me refugiaría en el mundo mágico de Londres, iría al Caldero Chorreante y seguramente después me pasearía por el Callejón Diagon… aún me quedaban muchos días para volver a la Escuela, pero estaba deseando recuperar el contacto con la magia. Así fue como me guardé la varita en el bolsillo, saqué veinte galeones y cinco sickles que estaban en el fondo de un cajón y cogí uno de los autobuses rojos de dos pisos que me llevó a una calle cercana de donde estaba el Caldero Chorreante. Abrí la puerta y sentí un gran alivio al ver magos y brujas, muchos leyendo el Profeta, otros charlando de la actualidad del mundo mágico, algunos removiendo sus tazas de té sin tocar las cucharillas, al fondo una escoba que limpiaba sola el suelo… sonreí, ese era mi verdadero hogar.

Caminé hacia la barra y vi al viejo Tom, el tabernero del Caldero Chorreante. Había pasado muchas tardes en aquel bar en años anteriores, tardes como la de ese mismo día, en la que convencía a mis padres de que me dejaran algo de aire y me escaqueaba a algún lugar donde reinara la magia. El tabernero me sonrió y yo le devolví la sonrisa mientras me daba unas palmadas en el hombro.

- ¿Qué tal el curso, Jackie?

- Bien como siempre… ya sabes que estudiar es mi fuerte – le guiñé el ojo y el soltó una carcajada.

- ¿Qué querrás tomar?

Me rasqué la barbilla dudando y finalmente le dije poniendo los diez sickles en la barra:

- Ponme una cerveza de mantequilla… y pásame uno de los Profetas, tengo que ponerme al día de lo que pasa, mis padres me tienen encerrado en el mundo muggle, como siempre…

El viejo sonrió mientras me servía y me dijo:

- No te preocupes, dos añitos más y serás libre como un águila…

Me guiñó el ojo y me dio una botella de cerveza de mantequilla y el Profeta mientras retiraba el dinero de la barra. Levanté la mano a modo de saludo y me senté en una mesa algo apartada, donde estuve un tiempo dando sorbos de la botella y leyendo la actualidad mágica, sonriendo cada vez que veía una fotografía moviéndose… ¡Cómo había echado el mundo mágico de menos!

Antes de que iniciara un ciclo mas de trabajo, decidí pasearme por el callejón Diagon, ver que encontraba de interesante, incluso un buen chisme no estaría nada mal; sonreí para mis adentros.
Como siempre las tiendas estaban totalmente abarradotadas de gente que, los mismos propietarios no se daban abasto y solo imaginarme lo que causaría si yo entraba, todos creerian que voy por alguna nota, cuando en realidad paseo como cualquier día, así que decidí solo mirar, luego volvería, después de todo mi cita con el sastre podría esperar.

Entre tanto, decidí pasarme un momento por Flourish & Blotts

Flourish&Blotts:

Esperando a ver como iba mi posible cheque de las ventas de mi libro biografico de Dumbledore, dependía de el para poder saber si podria realizar mi pequeña aventura de salir de viaje por ahi, o incluso mi otra idea poder tener una casa en Hogsmeade.
Despues de un momento, pude hablar con el encargado de la libreria, mi libro estaba totalmente agotado, al igual que mis ediciones de corazón de bruja, sin embargo el cheque no era tanto como esperaba, me encogi de hombros, tendría que ver la manera de conseguirlo, enseguida mande una lechuza al editor para que enviaran mas copias de mi libro a Florish & Blotts.
Por un momento decidi tomar algo y así meditar cual seria mi siguiente paso, me dirigí a el caldero chorreante, siempre ahi era un lugar tranquilo para beber algo y leer algo, incluso se podia pensar.
Al entrar, me acerque a la barra, salude a Tom, como era costumbre de cada que visitaba ahi, pedi un tarro de cerveza de mantequilla, pase a sentarme; al final pagaria la cuenta... sonrei para mis adentros, casi todas las mesas estaban abarrotadas y como no era la hora del almuerzo.

Habia una al fondo, parecia solitaria esa persona, y leia el periodico, interesante, pense para mi misma..

No te molesta si tomo asiento aqui??... -pregunte, sin embargo ya me habia sentado- Prometo no molestar, no estoy de humor para hacerlo.. -murmure y le di un sorbo a mi cerveza de mantequilla, al mismo tiempo que el periodico bajo a la mesa y dejo ver el rostro de un chico..-

Estaba enfrascado en la lectura del periódico, acabando de informarme de los últimos ataques que había habido de mortífagos en diferentes partes del mundo y que en la televisión muggle habían aparecido como catástrofes geológicas o atentados terroristas. Me alegraba ver que no era el mundo que se estaba yendo a pique, sino que había un culpable detrás y que por tanto la situación tenía remedio. Di un sorbo a la cerveza de mantequilla mientras pensaba todo eso… Al pasar la página llegué a la zona del corazón, donde esa harpía de Ritta Skeeter despellejaba a personas que a mí me habían parecido de mucho respeto. Pero el motivo que más me hacía odiarla era aquel estúpido libro que había escrito sobre Dumbledore. Había sido mi profesor de Hogwarts favorito a pesar de que no me había dado ninguna materia, solo de algunas conversaciones casuales que habíamos tenido y por su constante protección por los alumnos del colegio ya me parecía un hombre digno de admiración. Tenía claro que si de mayor tenía que parecerme a alguien ese era mi modelo a seguir… y en el libro de esa periodista no hacía otra cosa que inventar mentiras y desprestigiarlo como si de un vulgar mago tenebroso se tratara.

La cara que se me quedó cuando esa mujer apartó el periódico de mi cara justo cuando dedicaba esos pensamientos al llegar a la sección de la prensa rosa debió ser un todo un poema. Se me secó la boca y me quedé sin respiración. Primero fruncí el ceño… odiaba a esa harpía, pero ahora parecía… tan normal que por un momento, solo un momento, se me pasó por la cabeza que ese era el único medio con el que había podido subsistir. Su manera de sobrevivir a este mundo loco. Pero luego sacudí la cabeza y traté de sonreír para no parecer descortés… a pesar de todas las cosas horribles que había escrito no podía juzgar a un libro por su portada… tenía que leerlo. ¿Y qué mejor manera de leer a Ritta Skeeter que hablando con ella? La voz que salió de mi boca fue dubitativa y temblorosa, no me gustó para nada, me hizo quedar como un idiota:

- ¿Ri… Rita Skeeter?... claro, si-siéntate… – di un largo trago a mi botella y sacudí la cabeza. Como si hubiese recibido un golpe en el estómago recuperé la compostura y puse el periódico a un lado, examinando cada punto del rostro de la periodista. Sin duda ya tenía su edad. Bajé la voz porque ya imaginé que no le gustaría que todo el mundo se enterara de que ahí estaba. Sin muchos rodeos dije entrecerrando los ojos – no me ha gustado para nada lo que le has hecho a Dumbledore… ni la manera en que tienes de… de… despellejar y aprovecharte de las otras personas. Es vil y cruel.

Me quedé mirándola con el ceño fruncido, mostrándole que aunque le había cedido el sitio no me gustaba demasiado su compañía.

Hice un momento de silencio, para dejar mi posible reaccion en suspenso, la mera verdad es que si este chico creia que tomaria en cuenta sus tontas palabras estaba muy mal. Eran como mantequilla para mi estas, asi como se estrellaron en mi, se resbalaron y alcanzaron el suelo.
Sonrei, al mismo tiempo que me quitaba los lentes, dejandolos colgar por la cadena que siempre traian, tome otro sorbo de mi cerveza de mantequilla; deje el tarro sobre la mesa y mire al chico.
Tenia ganas de reirme, el no sabia que le queria decir, y si su piel ya era palida, esta se puso mas al notar que yo estaba ahi, algo habra leido o que se yo. ¿Acaso mi presencia initmida tanto? ... pense para mi misma. Sonrei, con eso basto para calmar mis enormes ganas de reirme.

Pues que puedo decir.. -me encogi de hombros- si no le gustara a la gente mi trabajo no estaria parada en donde me encuentro querido... -sonrei satisfactoriamente- Se que no soy monedita de oro y no a todos les agrado, me alegra saber lo que piensas... -me acerque a el- este tipo de comentarios me hace pensar y sentirme mas "odiosa" -hice enfasis en la palabra- "vil y despiadada" -de nuevo hice enfasis, abriendo mis ojos como platos, mi tono de voz era realmente aterrador con esas ultimas dos palabras- y hacer mejor mi trabajo...-volvi a acomodarme en la silla- asi que de verdad gracias por la critica- murmure sinicamene-

Pero antes de seguir con los insultos creo que deberias de mostrar un poco mas de educacion... -vaya ironia ya me insulto, asi que supongo que no debe de tener muchos modales este joven- pero que digo... bueno, creo que me entendiste, me gustaria saber cual es el nombre de este critico??... -rei- digo tu sabes el mio, yo debo de saber con quien estoy lidiando...- sonrei, esperando su respuesta-

Nada más escuchar mis palabras me sentí arrepentido. ¿Quién era yo para juzgar a una persona así, sin apenas conocerla?.... quizá lo que hacía en los periódicos no era más que un papel. Mi incomodidad se incrementó más cuando aquella mujer se quedó en silencio, observándome. Se quitó las gafas y clavó sus ojos en mí, inspeccionando cada punto de mi rostro con una sonrisa que me provocó náuseas. Mi mano sujetaba con fuerza el cuello de la botella de mi bebida, con tanta fuerza que mis nudillos se veían blancos. Estaba tan absorto investigando la mirada de Ritta que ni siquiera tenía ganas de beber. Finalmente habló, con una voz algo irritante y odiosa, una voz que me dio más asco aún que su sonrisa… sin duda era una mujer repugnante y si bien aún no podía decir si lo que hacía en el periódico era un papel o realmente era así me decantaba más por la segunda opción… no en todos los casos, pero la mayoría de veces el aspecto exterior era un reflejo del alma… y esta mujer, solo con verla de lejos ya daba algo de grima, con su vestido verde (para mi gusto algo pasado de moda), sus gafas de pasta colgando, sus cabellos de un rizado antinatural y con una sonrisa roja que se clavaba en tu mente y te hacía sentir idiota… toda ella te hacía sentir lo que escribía.

Su voz era como el graznido de un cuervo y sus palabras afiladas como cristales rotos de botella… sabía cómo y dónde darte para hacer daño y solo en su primera frase ya me hizo sentir estúpido, a pesar de mis pensamientos mantuve una expresión calmada e impasible, sujetando la botella con fuerza y con una mano encima de la mesa que cada vez se iba cerrando más hasta formar un puño. En pocas palabras me dio a entender que amaba su trabajo… todo lo que yo necesitaba saber para entender que aquella harpía no era una “actriz” que escribía lo que le pedían, sino que escribía lo que ella pensaba. En el momento que se acercó a mi rostro y pude oler su perfume y su aliento a cerveza de mantequilla arrugué la nariz en una mueca de asco. Mi mano soltó la botella y buscó el bolsillo de la varita, esperando un posible ataque… sabía que no estaba permitido hacer magia fuera de Hogwarts… pero si era necesario no tenía miedo de emplearla a pesar de que el castigo podía llegar a la expulsión. Sentía mis músculos tensos mientras hablaba, pero finalmente se dejó caer de nuevo sobre la silla y yo me relajé. Saqué la mano del bolsillo y la puse plana sobre la mesa, respirando hondo para calmarme. En cuanto dijo lo de los modales ya acabó de rematarme… ¡era verdad! ¿Dónde había quedado mi educación, tanto me molestaba aquella mujer que me había llevado a olvidar lo que mis padres me habían enseñado? Sentí como mi piel blanca se ruborizaba rápidamente y para ocultarlo di un largo trago a mi botella, apartando la mirada. Cuando acabé de beber la miré largamente sin decir nada. Interiormente estaba tranquilizándome, no tenía ganas de darle más motivos a esa mujer para que me atacara con su afilada y venenosa lengua. A partir de ese momento sería muy cuidadoso con lo que decía. Sonreí buscando una máscara apropiada, a pesar de que mis ojos aún reflejaban el odio anterior y no la sonrisa general de mi rostro. Extendí una mano relajada hacia ella:

- Perdone mi falta de modales, señorita Skeeter… a veces olvido que usted es una persona, como yo. - mi sonrisa se ensanchó – mi nombre es Jack Neur… y espero que no haya decidido sentarse aquí para escribir algo sobre mí en su sección de prensa rosa del Profeta.

Dije señalando con la barbilla el periódico que había dejado a un lado. Mi tono de voz se mostraba tranquilo y decidido, en ningún momento me mostré agresivo como en la salutación anterior y tenía ganas de demostrarle que no era fácil jugar conmigo como había hecho con tanta gente… incluso con gente muerta.

Rei ante su ultimo comentario y algo que me llevaba a pensar por que todos creian que me sabia la vida de todos, digo es mi trabajo si, pero por que siempre tenian esa impresion. Ha decir verdad a este chico no lo conocia, creo que nunca lo habia visto por estos rumbos, insisto tanta gente que conosco que me confundo algunas veces en fin.
La mañana parecia que iba a ser larga y aburrida, asi que decidi comenzar a desaburrirme, al decir su nombre me sono taaaaaan... Muggle, acaso sera cierto que el es un mudblood mas, y si es asi seria tan interesante hablar de el, incluso como el lo ha dicho "despellejarlo", todo por haberme falta al respeto, que se cree, lo bueno es que esta consiente de con quien esta hablando, eso hubiera sido el colmo. Sonrei ampliamente; tenia la sensacion de que me divertiria mucho en este rato que estuviera aqui, le di un trago mas a mi cerveza de mantequilla.

Bien; pues he de decirte que tu rostro no se me hace familiar... -le mire- por mas que trato de ubicarte nomas no lo logro...-suspire fingiendo derrota- pero para que tu pienses esas cosas de mi, debi de haber hecho o dicho algo terrible acerca de ti o de tu familiar... -murmure, me encogi de hombros; tal vez esperando su respuesta, el no hablaria, era mas que obvio me tenia enfrente, solo alguien no en su sano juicio me soltaria toda su vida, esto seria como a la antigua, tendria que sacarle un poco de informacion.

Bueno, se que me odias por la biografia que hice de Dumbledore... -murmure rompiendo el silencio- No eres el primero ni seras el ultimo y aunque a todos les cueste creerlo, todas y cada una de las palabras escritas en ese libro son cien por ciento ciertas.. -bufè- aun no se por que todos creen que Dumbledore siempre fue un santo, despues, cuando se hizo director de Hogwarts es cuando comenzo a rendimirse...-le mire- en fin, que mas puedo saber de ti...-continue mirandolo fijamente, buscando algo que me pudiera justificar mi acusacion hacia el como hijo de muggles, no podia ver alguna, todo parecia como un mago comun y corriente, todo estaba en orden.

Tengo la sensacion de que eres hijo de muggles, corrigeme si me equivoco... -sonrei- no se, tu reaccion tan... extraña hacia mi, bueno denota que no sabes bien de que poder consto mas el que lees y has escuchado no??.. asi como me parece que te importaria poco, puesto que no vives mucho de este lado de Londrés, no es asi??... -murmure, enarcando una ceja-

Ella se limitó a reír ante mi comentario y me dijo que no conseguía ubicar mi cara en ningún lugar. Solté una pequeña risa. Claro, que estúpido había sido… ¿cómo iba a conocerme esa bruja (desde el sentido muggle de la palabra) si yo no había hecho en mi vida nada que pudiera llamar su atención. Que escribiera cosas feas sobre gente que podía haber sido importante para mí y que yo había respetado no significaba que lo supiera todo sobre todos los magos y brujas del mundo. Ese comentario podría habérmelo ahorrado… tenía que comenzar a meditar bien lo que decía en su presencia si no quería salir mal de la taberna… era posible que Skeeter no me conociera, pero seguro que si podía sacar algún artículo sensacionalista gracias a mi charla con ella seguro que lo haría sin dudar, más aún después de mi tono grosero con ella. Debía andarme con pies de plomo si no quería acabar tan mal como el pobre Harry Potter. Me dejé resbalar en mi silla mientras exhalaba por la nariz y escuchaba lo que decía. Utilizó una trampa un poco mala para sacarme información sobre mi vida, me preguntó que si la odiaba por haber insultado a mis familiares. Simplemente me limité a mirarla con desgana, mientras por mi cabeza me preguntaba si la periodista había perdido toda la inteligencia de su venenosa lengua… acababa de decirme que no me conocía y yo le había dado mi nombre. Sin duda si hubiese escrito algo sobre mi familia recordaría el apellido Neur. Así que me limité a bufar irritadamente mientras esperaba que dijera algo interesante, tenía claro que si no le decía nada ella buscaría otros medios de sacarme información para divertirse… usando artimañas mejores que esa y yo debería utilizar toda mi inteligencia para no caer en ellas. Me crucé de brazos escuchando como volvía al ataque. Cogí la botella y la acabé del todo, dejándola sobre la mesa y retomando el contacto visual con Ritta.

Me dijo que sabía que la odiaba por su biografía de Dumbledore y volvía a asegurar, como ya había leído en el periódico, que todo era real, que Albus solo se limitó a ser bueno cuando fue nombrado director de la Escuela. Me mordí la lengua para no soltarle una serie de insultos y mantuve una expresión calmada a pesar de que por dentro estaba ardiendo, deseando levantarme y salir de aquel lugar corriendo… pero había algo en aquella mujer que me obligaba a quedarme en aquella silla… quizá el ambiente de magia que tanto añoraba o solamente las ganas de conocer a esa apestosa periodista. Mientras seguía hablando no dejaban de acumularse en mi cabeza frases feas que decirle, pero me mantuve impasible ante sus provocaciones. Pero pronto tuve que dejar de guardar silencio pues me dijo que le interesaba saber más de mí.

- No creo que haya nada en mi vida que usted deba saber, señorita Skeeter… y le recomiendo que no insista.

Descrucé mis brazos y los puse sobre la mesa, juntando las manos y mirando con una leve sonrisa a Ritta. Estiré las piernas tratando de no chocar con las suyas y seguí escuchando su palabrería. Dijo que sospechaba que era hijo de muggles, seguramente por mi apellido, que era de mi padre y por lo tanto muy muggle… no me importaba para nada… pensaba que la época en que se despreciaba a los magos de raíces no-mágicas ya quedaba muy atrás. También hizo una especie de “amenaza” sobre su poder, ante ese comentario no pude evitar soltar una carcajada e incorporarme en la silla.

- Por dios, Ritta. – dije con una sonrisa burlona en mis labios y abandonando el trato de respeto que había tomado antes – si me juego el cuello a que tus calificaciones en Hogwarts no fueron nada buenas, además ya estás demasiado vieja como para competir con los jóvenes, tu poder no es nada comparado con el que yo he podido aprender en estos años. Y sí, no vivo por esta zona de Londres… pero tampoco necesitas saber dónde vivo

Seguro que eso le molestaba, se veía una mujer muy preocupada por su edad por algunos rumores que había escuchado y por lo que había podido leer, a lo mejor con un poco de suerte ese comentario le hacía olvidar sus sospechas sobre mi linaje muggle, y cabía la posibilidad también de que se enojara y decidiera dejar de “divertirse” conmigo, que era lo que estaba buscando.

Rei, no podia evitarlo el creia que me referia a poderes magicos.

Niño no necesito de magia, creeme una palabra puede mas que un simple encantamiento la mayoria de las veces-sonrei- pero adelante cree lo que quieras.... -hice un momento de silencio, en verdad estaba tan aburrida que preferia hacer esto, algo andaba mal como para que yo prefieriera molestar a un mocoso, que parecia darme batalla, en vez de rendirse; por alguna extraña razon me agradaba.-

Bueno, bueno cambiemos el tema querido Jack, te parece...??-una media sonrisa aparecio en mi rostro- por que hablar de cosas tan pesadas en temporada de Vacaciones, no crees??..- tal vez si se relajaba el ambiente un poco mas podria soltar algo que me hiciera concretar mi teoria, odiaba esto, cada que una idea se metia en mi cabeza me obsesionaba hasta lograr mi cometido.
Mejor dejemos los duelos verbales para otra epoca del año- murmure con un poco de desgano y era verdad tenia que idear otra manera de sacar informacion que no fuera de manera violenta o sadica, ahora todos se volvian mas listos con su vida y se volvian el doble de reservados-

Crucé mis manos sobre la mesa observando la mirada coqueta de Ritta. Parecía estar pasándoselo genial, era casi como un dementor, un parásito que se alimentaba de las desgracias de los demás, las absorbía y las exageraba para escribir un artículo casi siempre burlesco y ofensivo que destrozaba al objeto de sus críticas. Con su voz similar a un graznido me dijo que las palabras tenían más poder que cualquier encantamiento. En parte tenía razón… y me sentí estúpido por haber confundido sus palabras pensando que hablaba de su poder y habilidad mágica. Me dijo que cambiaramos de tema. Observé la media sonrisa de su rostro con la misma cara inexpresiva, como si jugara al póker con ella, fingiendo que nada de lo que decía me importaba, tratando de que mis emociones no fueran reveladas por tal de que ella no pudiese llevarse nada en especial de mí y transformara aquel duelo de palabras en una de sus exclusivas. Acaricié las palmas de mis manos mientras miraba sus ojos:

- Cómo quieras… aquí la que parece llevar el seguimiento de temas eres tú… no me molestaré porque cambies de tema.

Aunque intentara decirme a mí mismo que no, esa mujer me divertía. Era ingeniosa y estimulaba mi inteligencia para buscar contrainsultos el doble de ingeniosos que los que ella me decía, casi era un tira y afloja de palabras, como una batalla de esgrima en que las armas eran nuestro ingenio y nuestra afilada lengua… ella contaba con más años de edad que yo y un inmenso repertorio de magos y brujas que había despedezado con aquella lengua venenosa, yo era un simple estudiante con unas notas más altas de la media y aburrido en una tarde de verano, que trataba de huir de su casa muggle por un día para no perder el contacto con el mundo mágico. Con desgana dijo que prefería dejar los duelos verbales para otro día (lo que significaba que ella tenía planeado volver a verse conmigo… algo que me sorprendió levemente y me hizo sonreír). Dejé escapar el aire, al parecer no podría seguir divirtiéndome buscando ingeniosos juegos de palabras. La miré con una mirada interesante:

- Señorita Skeeter… ¿Alguna vez se ha parado a pensar en alguien que pudiera realizarle una entrevista imitando su propio estilo?... ¿no cree que le molestaría?, ¿Entonces por qué se empeña en destrozar las vidas de magos y brujas respetables?... ¿Por qué utiliza esa hermosa inteligencia en destruir vidas en vez de alegrarlas? – apoyé mi barbilla en un puño y la miré sonriendo, diciéndole para hacerle un poco la pelota y para ver si con eso conseguía ver que no iba a hacer enfadarme y por lo tanto perdería el interés en mí y buscaría a otro a quién enojar – Mmm… es usted una mujer interesante, Skeeter… es inteligente, ingeniosa, una mujer realizada y madura, segura de sí misma… es algo mayor, no puedo negarlo… pero me atrevería a decir que su físico sería envidiado por cualquier chiquilla de mi edad. – mi tono era juguetón, trataba de mostrarme lo más verdadero posible, odiando mis palabras y sintiéndolas repugnantes pronunciadas en aquel tono sonreí ampliamente– Seguro que ha habido muchos hombres en su vida… y más de uno seguro que lo ha tenido que rechazar por ser demasiado joven. ¿Por qué pierde su tiempo en escribir esos artículos… no cree que sería mejor utilizar todas sus buenas cualidades en hacer el bien y la paz… después de todo la gente cuando lee el diario busca Relax, no odio hacia gente desconocida pero que respetaban. Usted tiene una manera de escribir increíble y la malgasta escribiendo libros sobre grandes magos en los que cada una de sus páginas están llenas de veneno con palabras punzantes como el doble filo de un cristal roto. Además… si también dedica ese tiempo en visitar bares y en charlar y rebajarse al nivel de un simple niño de quince años medio muggle contestón y maleducado… no quiero saber como decaerá su carrera. Solo es un aviso

Sonreí levamente levantando las manos en señal de inocencia y poniendo mi mejor cara de niño bueno que tan solo empleaba con mis padres. Mis ojos celestes mostraban un brillo de inteligencia, esperando ver su reacción. Había revelado que era hijo de muggles, pero no me importaba, suponía que aquella mujer no perdería su tiempo en escribir un artículo sobre mí… no tenía amores y no había nada interesante en mi vida que ella pudiera contar o sacarme... Siempre había sido igual, jamás había hecho nada importante, solo estudiar y estudiar. Bajé las manos y las apoyé en la mesa de madera, mirando aquellos ojos odiosos que se ocultaban detrás de las gafas con la montura cubierta de gemas preciosas… esperaba ver como aquella sonrisa se borraba de su cara y cogía sus cosas para marcharse… pero no parecía querer hacerlo.

OFF: Ritta… si quieres después de tu post podemos hacer un Flash-forward en este mismo post y hacer que nos reecontramos en el verano de este año (es decir con mis 16 años y no los 15), ya que ahora sí tengo nuevas cosas que contar y quizá me caiga mejor Ritta después de haberla conocido… xD como tu quieras, sino podemos seguir en esta línea temporal.

Parecia que tenia un gran discurso acerca de mi, sin embargo no podia comenzar a reirme en voz alta, por aquellos alagadores comentarios que sin duda tambien eran armas de doble filo, rei por lo bajo, y una vez que termino no pude evitar reventarme de la risa, de verdad. Este chico era realmente algo... que era no lo se, pero como de un momento a otro la platica se volvio tan espontanea (?)...
Me tomo un momento en recuperar la postura, mis mejillas que se habian vuelto rojas, volvieron a su color normal; tome aire y recapitule todos sus comentarios.

A ver deja si entiendo esto.... -le mire, de nuevo rei un poco, pero me detuve antes de que se volviera otro ataque de risa- Tu opinas todo eso de mi??... -sonrei, una sonrisa completamente llena de satisfaccion- Te lo creo, claro... todos me aman, es imposible que me odien... -rei- pero lo que no entiendo es por que la hostilidad al inicio...- le di un ultimo trago a mi cerveza de mantequilla.

Ahora si hablamos de perder el tiempo, bueno eso ya es subjetivo; pero pues es a lo que me dedico, una vez una persona por ahi me dijo... -suspire, al mismo tiempo que recordaba aquella frase-

"Ritta Skeeter, te odio con toda mi alma, por destruir lo poco que me quedaba de vida.... sin embargo... Eres un mal necesario"

Murmure tratando de imitar la voz de aquella bruja en aquel tiempo- Y tiene razon... gente chismosa, llena de morbo por meter la nariz donde no le llaman siempre habra, asi que me veras por todos lados, por mucho tiempo pequeño niño muggle...-sonrei con cierta dulzura- Ritta para rato, asi que el hecho de que yo platique o no con un mocoso de tu edad, no significa que mi carrera este en pique o se vaya a ir, soy totalmente libre de hablar con quien me venga en gana, asi como ir a los lugares que se me antoje... -sonrei- soy Ritta Skeeter, me lo he ganado a pulso, querido niño...-

Aquel carisma de niño bueno salia sobrando, sabia usarla a su beneficio y conveniencia eso realmente me agradaba, algun dia podria aspirar a ayudarme en algun asunto yo se que si, con esa carita el podria conseguir todo lo que se le atraviese encima... un momento pero que hago, pensando a futuro, como usar a este chico?? realmente estoy mal... sonrei ante este comentario. Pero no podia evitarle...

Tu crees, que estas excento de mi pluma y papel verdad??...-le mire por encima de mis lentes- Creeme, nadie... lo esta..

Escuché como le daba un ataque de risa después de mis palabras, se tiró varios minutos riendo con aquel tono que tanto odiaba y armando un buen escándalo. Algunas personas de las mesas cercanas se giraron para ver pero rápidamente perdieron el interés. Mi mirada azul se clavaba en sus anteojos mientras mis labios se curvaban en una falsa pero hermosa sonrisa. Ella se relajó tomando aire y se le volvió a escapar un poco la risa. Me preguntó si de verdad opinaba todo eso de ella. Asentí con la cabeza, algo dubitativo y lógicamente, mintiendo. Después de aquella reacción ya no sabía si iba a conseguir echarla o justamente lo contrario, que se sintiera más a gusto conmigo… a lo mejor podía evitar los insultos y tener una charla tranquila con ella. A pesar de los artículos que escribía despotricando a diestro y siniestro, parecía una mujer tratable e interesante. Además era cierto que si bien tras un primer vistazo podía parecer una harpía, después de hablar con ella y mirarla detenidamente podía parecer una mujer algo amistosa y hermosa. Le dio un último trago a la cerveza y me dedicó una sonrisa, diciendo que no perdía el tiempo conmigo y citando una frase que le había dicho alguien hacía tiempo. Me rasqué la barbilla sonriendo. Sin duda la frase tenía razón… a mí personalmente no me interesaba la prensa rosa, pero conocía gente que su único entretenimiento era leer sobre la vida de los demás, alimentar su morbo y chismorrear sobre vidas públicas que quizá ellos jamás tendrían. Mi madre misma era una fanática de la prensa rosa muggle y muchas veces la había oído hablar con sus amigas sobre esas cosas que yo tanto odiaba y que veía tan faltas de interés. Ritta me hablaba con dulzura y me hablaba sobre eso que yo mismo pensaba. Podía sentir su interés en mí, cada vez mayor. En vez de lo que yo había intentado hacer halagandola estaba pasando lo contrario. Y quizá con esas palabras también me había quitado la venda de los ojos… no sabía exactamente cómo, pero ahora aquella periodista me parecía una figura completamente diferente, sentía como hablar con ella y discutir sobre la moralidad me divertía a pesar de tener puntos de vista diferentes… ¿pero no tienen siempre puntos de vista diferentes algunos amigos y siguen siendo amigos? ¿Porqué razón había decidido conocer a Skeeter utilizando la venda del odio que a nadie deja ver con claridad? ¿Por qué razón me había decidido a tachar su edad madura de fealdad y no fijarme en los detalles que convertían a Ritta en una mujer con clase y sin duda con una belleza madura?

Una sonrisa se dibujó en mis labios después de su pregunta. Era una sonrisa juguetona, por fin una sonrisa verdadera que significaba diversión. Apreté las manos en la mesa y tamborileé con los dedos en ella disraídamente. Mis ojos se clavaban en los de ella de una forma diferente… ¿quizá de odio falso? Negué con la cabeza cerrando los ojos y sonriendo:

- Ay, ay, ay, Ritta… Está claro que no me entiendes. Por supuesto que estoy a salvo de tu pluma y tu papel, querida… mi vida es demasiado aburrida como para ser protagonista de uno de tus artículos. – mi sonrisa se ensanchó y me pasé una mano por los desordenados cabellos cortos. Me mordí el labio inferior e hice señas a Tom, el tabernero para que se acercara. Minutos después vino a nuestra mesa y le sonreí mientras sacaba mi monedero. – Tom, pon otras dos cervezas… yo invito.

Le guiñé el ojo a la periodista y vi como el tabernero asentía con una sonrisa y se retiraba para ir a por las bebidas. Llegó, abrió las botellas y las dejó sobre la mesa.

- Ahí tienes. Muchacho… disfrutadlas.

Le puse el dinero en la mano, él lo guardó, miró de arriba abajo a Ritta y volvió a la barra. Le tendí una de las cervezas a Skeeter y cogí una para mí, llevándomela a los labios con delicadeza. Tras bajarla me detuve mirando la botella mientras le daba vueltas. Alcé la mirada y sonreí a la periodista de prensa rosa.

- Bueno, Ritta… como no vas a poder sacar nada de mí… ¿Por qué no hablamos de ti? – crucé mis dedos y apoyé la barbilla en mis manos mientras la miraba con diversión en mis ojos – ¿Y bien Ritta?... una mujer madura y realizada como tú, tan hermosa, inteligente, famosa… deberá tener algún pretendiente, ¿cierto? … o más de uno, vamos cuéntame.

Le hice esa pregunta indiscreta tratando de demostrarle que hablar sobre la vida privada era algo muy molesto y quizá de esta manera ella se daría cuenta de lo que estaba haciendo mal. Quizá después de la charla conmigo ella decidía dejar la prensa rosa y dedicarse a otro tipo de reportajes. Bebí más cerveza de mantequilla mientras cavilaba estas cuestiones… no, jamás se separaría de la prensa rosa. Ya lo había nombrado antes que era su vida. No conocía otra manera de ganarse el pan de cada día y hasta que ese trabajo se lo diera ella sería destruyendo, inventando y pasando por encima de quien tuviese que pasar. Al menos tenía sus ideales bien definidos.