Encerrada... Trabajando (libre)

Ya llevaba dos horas escribiendo y leyendo sin parar. Todo deberes. Dos páginas de ejercicios, por un lado, leer cinco capítulos por el otro... Si no fuera tan cabezota y no diera tantas clases!
Suspiré, y mojé la pluma en el tintero. Ya llevaba la mitad de los laaargos deberes de historia de la mágia, y cada vez tenia más ganas de salir o al menos hablar con alguien...
Pero Gisèlle Possesseur no salia nunca de las mazmorras de Slytherin a no ser que fuera una emergencia o estubiera mortalmente aburrida... Tenía que recordármelo constantemente. Si no, de qué habria servido los seis años de creación de mi perfecto disfraz de niña tímida no problemática?
Pero me daba igual. Necesitaba hablar con quien fuera.

Subí a las habitaciones de las chicas dispuesta a leer un rato. No tenía nada que hacer, asique me adentré en la habitación de las mazmorras. Allí había otras dos chicas, a las cuales no habí visto nunca. O tal vez no me habría fijador en ellas, que era lo más probable, pues llevaba siete años en la escuela. Una acababa de llegar, de hecho, la había visto subir las escaleras, o más bien arrastrarse por ellas; y la otra estaba muy ocupada haciendo deberes. No entendía cómo la gente se estresaba tanto. La verdad, tenía cosas mejores en las que pensar que en eso. Además, era una buena alumna y no precisaba de demasiadas horas de estudio, lo que me permitía tener tiempo libre suficiente para dedicarme a cosas más importantes. Me tumbé bocaarriba en mi cama y cojí un libro de la mesilla, marcado con una esquinita doblada. Le hablé a la chica del escritorio sin apartar la vista de las páginas.

-No es bueno estudiar tanto, te vas a dejar la vista...

- Lo sé, pero no me apetece empezar a suspender, tengo muy buenas notas y quiero mantenerlas - contesté a la chica de último curso -. Lara, verdad?

Me giré y me dirigí a la chica medio dormida.

- Soy Gisèlle, Yveline. De verdad, chicas, aunque no hableis con ellos, no os sabeis ni los nombres de la gente de vuestra casa?

Suspiré, y cerré un libro de pociones. Ya tenía suficiente, y me estaba muriendo de sueño. Dejé los libros encima de la mesilla de noche y me tumbé boca arriba en mi cama.

- Yve... Tu cama está a la derecha... - dije, entre bostezos.

Realmente esa chica parecía haberse dormido depié.

Rodé los ojos aún cansada.

—No es que no me los sepa... —mentí—. Es solo que estoy muy cansada como para recordar. Créeme, estoy demasiado cansada.

Me senté en la cama que había señalado, a punto de acostarme y dormirme para despertar dentro de siglos, cuando caigo en cuenta de que en la habitación que tenía no la compartía con ellas.

—Un momento... Yo soy de quinto curso... No debería de estar aquí —puse los ojos en blanco.

Y me paré rápidamente de la cama, pero luego me maree por la rapidez en que lo hice. Mi vista se nublo por unos momentos y mi cabeza me empezó a dolor. Pose una mano en mi frente para soportar la cabeza que ahora me pesaba.

—Por la... —suspiré.

Asentí al oír lo que me dijo Yve. Cuando la miré vi que estaba rara.
Se llevó la mano a la frente, parecía mareada.
Me levanté, cuando murmuró unas palabras incomprensibles y vi que se caía para atrás. La cogí por la espalda.

- ¿Yve? ¿Me oyes, Yveline?

Sentí unos brazos en mi espalda y escuché que alguien me llamaba. Abrí un poco mis ojos y vi a la chica pelirroja.

—Si, te escuchó y gritas mucho —me levanté y me sobé los ojos, tratando de quitarles el sueño y la pesadez—. No te preocupes, es solo porque me levanté demasiado rápido...

Iba a agregar también mi falta de alimento, pero no creí que fuese necesario. Le sonreí.

—Creo que aún no se sus nombres, chicas. Y que no me he presentado formalmente, a pesar de que una de ustedes ya sabe mi nombre. Soy Yveline Rosier, quinto curso. ¿Ustedes son...? —les extendí mi mano.

Le sonreí a la chica.

- Gisèlle Possesseur - le cogí la mano -. Sexto curs, encantadísima de conocerte.

Miré a la otra chica. No parecía querer hablar, así que dije:

- Ella se llama Lara.