atracón en el baño (libre)

-Myrtle déjame en paz!!- exclamé al poco de entrar en el baño. -Si he venido aquí es para que no me moleste nadie!- la dije mientras la lanzaba lo primero que pille, una rana de chocolate. -
-ya claro como no, venir aquí a meterse con Myrtle,como no puee comer nada pues ala a lanzarla ranas de chocolate como si fuera un pato del parque- me reprochó mientras se metía por u na taza salpicándome de agua.
-eres tu la que se metió conmigo- la contesté aunque supuse que ya estaría en las cañerias. Me senté sobre los lavabos de espalda a la puerta de entrada y comencé a comer los dulces.

Entré en el baño apresuradamente, me había manchado las manos y mangas de mi túnica con alguna cosa que no sabía qué era. Alguien había puesto un artículo de broma para que un patoso como yo cayera en ello. La verdad es que nunca me costaba tropezar, golpearme o realizar otra variedad de torpedades.

La cuestión es que buscaba abrir desperadamente el grifo pero con lo pringada que iba me resbalaba. Al mirarme al espejo vi que llevaba la cara y el pelo sucio de la misma sustancia y me desesperé, no podía dejar que se secara.

“Por qué demonios siempre me pasa a mi” pensé desesperándome.

Así el grifo con fuerzas y tiré de él emitiendo un leve sonido. Desesperada lo abrí y empecé a lamentarme en voz muy baja.

-¡Que se vaya por favor!... ¿Por qué yo?... No…

Y allí me quedé deseando que acabara ese maldito día.

No le había ni pegado un mordisco al ala de un murcielago que revoloteaba en la bolsa cuando alguien entró en el baño. Me giré levemente para ver que era pero no vi nada, iba a bajarme cuando noté que daba al grifo.

-No,espera!!!- pero no me dio tiempo a bajar y mi trasero se mojó.En ese baño se abrían todos los grifos a la vez. Lo cierto es que me reí. Salté del lavabo y fui junto a la persona que había entrado.


-oh, ya veo tienes serios problemas- la dije mientras la miraba intentando no reirme. - si quieres te puedo ayudar- me ofrecí mientras buscaba una toalla o algo que nos sirviera. -Soy Cass, bueno Cassandra Mathis- me presenté al volver con una pequeña toalla.

Estaba enfrascada intentando sacarme el pringue que cada vez parecía endurecerse más y a mi pesar. De repente oí un ruido de agua pero no hice caso, imaginé que era Myrtle y yo estaba bastante atareada. Oí risas.

“¿De qué se reirá Myrtle?” –me pregunté- “digamos que no es muy normal en ella… Da igual Seyer, ¡quítate esto pero ya!”

Mientras intentaba deshacer el entuerto vi un reflejo de alguien en el espejo y, ni mucho menos, se trataba de un fantasma. Me quedé perpleja mirando a través del espejo. Yo parecía un gato mojado de tanta agua que me había echado.

“Madre mía, lo que me faltaba…” –pensé incrédula- “Que no se meta conmigo ni se ría. Véte.”

Por sorpresa para mí me ofreció ayuda y buscó algo para que pudiese secarme. Por casualidad me había tocado caer en la broma dichosa pero, por casualidad también, alguien había aparecido para ayudarme.

“Cassandra Mathis” –repetí entre mí- “Gracias Cassandra”

De tan nerviosa que estaba no me salieron las palabras, me giré y me quedé mirándola. Finalmente alargué el brazo para coger la toalla que me ofrecía y balbuceé:

-Esto… gracias Cassandra…, bueno Cass –dije poco convencida y sintiéndome ridícula- yo soy Seyer, Seyer Black –le dije con una sonrisa al ver que parecía una chica normal, al ver que me trataba con normalidad a pesar de la situación. Me reí.- Espero que no me recuerdes siempre así, y perdón por haber abierto el grifo.

Lo cierto era que tenía una pinta horrible, pero no dije nada, se veía que lo estaba pasando fatal la pobre.

_bueno la culpa es mía por sentarme donde uno no debe no?- la dije para intentar tranquilizarla. -Veo que fuiste el objetivo de alguna broma-sonreí.

_De nada, pero por favor tranquilízate, no voy a hacerte nada, para algo soy De Huff- me reí.

-un Placer Seyer- la extendí la mano. -y dime la broma te la encontraste o iba dirigida a ti?- la dije mientras con mi varita sacaba aire caliente para secar mi trasero.-Lo ves- me giré - todo tiene solución - y la sonreí - espero que ya estés más tranquila.

Miré alrededor. -No creo que venga Myrtle, la hice rabiar hace un momento y se fue por las cañerías. Fui hacia donde estaba sentada y cogí un poco de chocolate. -Quieres un poco, te vendrá bien- la ofrecí amablemente.

Cassandra Mathis era de las personas más buenas con las que había topado últimamente por Hogwarts. El hecho es que llevaba unas semanas un poco malas y sin tener noticias de mi tío aún se me agravaban más todas las situaciones.
Cass intentó sacarle importancia al asunto y el hecho es que lo estaba consiguiendo.

“Es de Hufflepuff” –pensé sin más y me extendió la mano. Correspondí sin pensarlo dos veces.

-Pues… la verdad es que no lo había pensado pero diría que me encontré la broma (o eso quiero creer, no le he hecho nada a nadie) –y me reí por lo bajo- digamos que ser patosa es una de mis cualidades más desarrolladas. Yo creo que me pasa por no fijarme por donde voy.

“Todo tiene una solución” –me dije otra vez después de oírla.- Pues parece que sí –dije sonriente- Sí que estoy más tranquila. Suerte que has aparecido por aquí.

Cass miró a su alrededor. Myrtle.

-Mejor que no aparezca, Cass. A veces me pone muy, muy nerviosa pero este era el único baño que suele estar vacío. –dije un poco asqueada.

Cassandra me ofreció chocolate. Uno de mis dulces favoritos.

-Mmm… pues es una oferta que no puedo rechazar –y cogí un poco alegremente mientras me secaba la cabeza con la toalla y me devolvía poco a poco mi aspecto de siempre.- Quizás acabaría antes secándome con un hechizo… -Y tras callar durante unos segundos le dije seriamente- Esto te lo debo, Cassandra. –y le pegué un mordisco al chocolate que había cogido.

Lo cierto es que tenía razón. -yo siempre he pensado que hay pocos baños para las chicas en el colegio- la dije- y tampoco es que me pase media vida en ellos pero tampoco me gusta estar ahí sentada- señalé hacia los compartimentos del fondo del baño- y saber que hay cinco esperando a que salga- me reí sintiendo que se me subían un poco los colores, como podía haber dicho yo eso.

-bueno el chocolate mágico siempre ayuda en estas ocasiones-dije comiendo yo también algo, aunque lo mio ya era vicio. -Oh, no me debes nada, de verdad, solo ándate con ojo, como te vean una victima fácil lo llevas difícil sobrevivir aquí- la expliqué. .- ah, y no te fies de todos los de amarillo, algunos se pierden por gastar una buena broma- la dije volviéndome a sentar en los lavabos.

Vi como Cassandra enrojecía tras su comentario sobre los baños. Le sonreí.

-Llevas razón –acabé por decir y, a la par, volví a morder el dulce.- ¡Y además de ayudar está riquísimo! ¿Éste es de Hogsmade o te lo han traído? No recuerdo un chocolate tan bueno desde hace mucho…

“Víctima fácil” –pensé preocupada-. “¿Me verán ya como una víctima fácil? ¿Y si no era accidental? No creo…” –me quedé traspuesta por unos instantes.

-Este es un buen consejo para mí: no fiarse de nadie –y me reí mientras volvía a sentarse. La imité y me quedé sentada yo también en frente suyo.- A veces debería llevar un radar para que me avisara de los peligros –dije riéndome.

Sonreí a Seyer.
-si lo cierto es que está muy rico. No, es de Hogsmeade. Pero tienes que buscar un poco, siempre están más ricas las que menos saltan- la expliqué. lo que pasa que la gente coge las más saltarinas porque se piensan que son las mejores, pero como has comproadoestán muy equivocados- di otro mordisco a la pata trasera de la rana.

Me reí por lo del radar. -Bueno si buscas bien en alguna de las tiendas del Callejón Diagon seguro que les venden- comenté -aunque y o nunca he oido hablar de ellos

Escuché a Cass.

-Vaya, yo no sabía eso de las ranas –le conté-. Soy del grupo de los idiotas que cogen las saltarinas –dije riéndome-. Tengo que ir un día a Hogsmade contigo. Seguro que hacía buenas compras... –dije sonriente.

“¿Comprar un radar en el Callejón Diagón?” pensé dudosa.

-Creo que prefiero no tenerlo –comenté-, la vida sería mucho más aburrida si supiese todos los peligros en los que puedo caer. Aunque no sería mala idea venderlo... –dije soñadora.

-Hay pocas cosas que me gusten tanto como el chocolate –expliqué sin más mirándome una rana-, y una de ellas es el Quidditch. Ojalá pudiese jugar en el equipo de mi casa, pero seguro que hay muchos jugadores que también lo desean y son muy buenos –y me metí la rana entera hinchando los carrillos para que se deshiciese. Me reí como pude por haber hecho lo que acababa de hacer y por el comentario sin sentido que había hecho. No había sido buena idea lo de intentar comerme una rana entera.

Me reí por su comentario. -Bueno yo no he llamado idiota a nadie,solo inexpertos en el noble arte de degustar chocolate- me reí. -Cuando quieras vamos, me encanta pasar las tarde eligiendo los dulces - sonreí.

-Bueno si lo vendes avísame que yo te compro uno fijo-la dije. -Así puedo ir por la vida con menos riesgos a caer en varias bromas a la vez.

Estaba escuchando su comentario sobre el chocolate y el quidditch cuando vi lo que hizo. -NO; NO,!!- pero no me dio tiempo. -Si la metes entera tiende a saltar dentro de tu boca. Es mejor "hacerla sufrir un poco", mira- la dije mientras ponía a mi rana, a la cual la faltaba la pata trasera izquierda, sobre el lavabo. -Todavía puede saltar, pero si le quito la otra trasera...- la cogí y la mordí- solo se puede arrastrar y es muy divertirlo verla - la dejé que se arrastrar un poco.

“Noble arte de degustar chocolate” Y me reí, tenía su gracia.

Me gustó su proposición.

-Cass, me encantaría ir contigo a escoger dulces –le dije alegremente-, ya solo con pensarlo... ¡se me hace la boca agua!

-Tranquila, guardaría uno expresamente para ti –y me reí al imaginar la situación de compra-venta-. ¿Tu también caes en bromas? Vaya, me alegra no ser la única –y tras decir esto añadí rápidamente-. Aunque no quiero decir que me alegre porque te pase a ti también, es un poco desagradable... –acabé en voz baja.

Efectivamente, la rana no dejaba de saltar dentro de mi boca, así que acabé por morderla entera y paró. Me reí y casi me ahogo por ello. Vi lo que hacía con la rana. La verdad es que tenía su gracia la forma con la que se arrastraba.

-¡Estas hecha una maestra! –le dije cuando conseguí tragar el chocolate. Y me reí.

-Cuando quieras para eso siempre tengo tiempo!- la dije sincera.

-bueno hace tiempo que no caigo en ninguna, pero los tres primeros cursos caí en bastantes, fíjate que hasta me hice amiga de Myrtle de lo que venía aquí a refugiarme- la conté -sabes esto que te acabo de contar no lo sabe casi nadie,hasta yo lo tenía medio olvidado. supongo que al estar aquí no he podido recordarlo.-me reí recordando aquello.

-Reconozco que esto empecé a hacerlo una tarde que estaba muy aburrida, pero me gusto tanto que pensé hasta en patentarlo -me reí.

-Cuales son tus dulces favoritos?- la pregunté curiosa mientras la quitaba otra pata a la rana. -HAla!, a ver como te mueves ahora- la dije mientras mordisqueaba su patita.

-¡Perfecto! –exclamé sin pensarlo al ver que aceptaba al ir a comprar chocolate a Hogsmade.

Me contó sobre sus experiencias con bromas pesadas en los primeros años.
-Vaya, no me lo hubiese imaginado nunca... –acabé por decirle viendo que me estaba contando algo que se había convertido en su “pasado profundo”-. Pues no vengas nunca más a refugiarte en Myrtle si nunca te pasa nada, no es muy buena compañía, es muy negativa y deprime demasiado... –le dije a medias risas-. Creo que yo podría ayudarte mejor en estos casos, al igual que tú lo has hecho conmigo –le dije sonriente como si nada mirando levemente hacia al techo.

-¡El aburrimiento a veces engendra grandes inventos! –y acabé reflexionando-, aunque a mí nunca me ha proporcionado buenas ideas... malas quizás sí…

“¿Mis dulces favoritos?” pensé indecisa.

-Pues... –titubeé- supongo que las ranas de chocolate, los pastelitos de caldero, las grajeas de todos los sabores (aunque son muy peligrosas y con mi mala suerte siempre pillo alguna extraña) y... las varitas de regaliz... –cavilé y dije-. Sí, supongo que de entre todos, estos son mis favoritos (que no son pocos), ¡pero las ranas ante todo!

Me reí. -lo se, y muy pesada, pero llega un momento en que hasta la echas de menos- me reí, aunque en cierto modo era verdad. -pero siempre mejor tu ayuda- sonreí sincera.

-a mi el aburrimiento me ha traido solo dolor de cabeza, la verdad.-busqué una varita de regaliz y se la ofrecí a Seyer. -toma para ti.

-oh, tengo mucho trabajo contigo,- me reí, ese comentario hizo qu eme acordara de Donogan- eso son los clásico, nos has probado las pildoras acidas, los cucuruchos de cucarachas o las meigas fritas- la pregunté. -Hay mucho más, pero esos son ya para nivel experto. -me volvía reir.

Pensé en lo que me decía Cass acerca de Myrtle.

-Bueno, la verdad es que Hogwarts y (más concretamente los baños) sin Myrtle, no sería Hogwarts –dije sin más-. Ni sobra ni falta.

-Sí, dolor de cabeza también –dije riéndome. Cassandra me ofreció una varita de regaliz-. ¡Ostras! -exclamé contenta al ver el dulce-. Me encantan, aunque, ¿no será mucho abusar? ¡Casi te he vaciado la bolsa de ranas! –le dije toda enrojecida-. Bueno, en cualquier caso, como vamos a ir a Hogsmade, otro día te invito yo.

“Mucho trabajo” pensé “pues creo que lleva razón”

-¡Y tanto! –dije alegre-. Las píldoras ácidas las he probado pero las otras cosas no. Si te digo la verdad... –dije intentando recordar-, las píldoras ácidas creo que me gustaron, aunque ya hace mucho tiempo de ello. Y no sé porqué no volví a comer más... –dije pensante-.

“Nivel experto” escuché. Y me puse a reir.

-Pues si son de nivel experto va siendo hora de subir de nivel –le dije riendo-. Entonces, ¿tus dulces favoritos abarcan todos los mencionados, experta Cassandra?

Me reí con ella.
-Si, creo que soy demasiado experta -dije medio quejándome por ello.

-Oye te propongo una cosa. Aquí ya no se nos ha perdido nada, si quieres vamos por el pasadizo de la bruja tuerta hasta Honeydukes.- la propuse.

Casi sin darla opción bajé del lavabo y tiré de Seyer hacía la bruja.
-Adios Myrtle-me despedí. Solo oímos el ruido de alguna cisterna.

Llegamos a la bruja. -Mira a ver que no hay nadie, por favor -le pedí a Seyer..

Dissendium- dije al llegar hasta la bruja. Esta se abrió

-Vamonos!!- dije con la misma emoción que el primer día.


off: espero que no te importe que te haya llevado a la tienda. Cuando contestes abro tema.

Escuché su propuesta y se me iluminó el rostro.

“¿Ir ahora a Honeydukes?” me dije alegre pensando ya en que saldríamos del castillo.

-Oh, Cass, me parece una propuesta magnífica –le dije contenta. Y acto seguido me llevó rápidamente hasta la bruja tuerta, donde se encontraba el pasadizo directo hasta la tienda.

Como Cassandra me pedía, me aseguré de que no había nadie allí. De repente aparecieron dos alumnos de tercero por el pasillo y le hice señas a Cass para que no hiciera nada. Mientras pasaban a mi lado, hice ver que miraba un cuadro. Al quedar el pasillo libre Cass abrió el pasillo secreto.

-¡A tus órdenes!- le dije emocionada cuando me mandó que entrara.

Off: ¿Cómo va a importarme? ¡Me parece una idea estupenda!

-Lumos- exclamé después e que entrara Seyer y la entrada se cerrar.

off: este es el tema


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