Plantas... Seres inanimados y aburridos, pero enormemente relajantes [Gellert]

Entré en el invernadero numero tres. Era el que frecuentaba más, pues era un lugar tranquilo y poco transitado.
El color de ese sitio, además, me gustaba y me inspiraba. Verde. Verde Slytherin. Verde esperanza.
Ese color me inspiraba para dibujar. Y lo que me gustaba más dibujar eran las plantas y las flores. Esos seres inanimados y aburridos, pero increiblemente relajantes...

Saqué mi cuaderno y un carboncillo.

- Allá vamos... - ve dije.

Me senté en un rincón, con una planta de Aloe enfrente. Empezé con unos trazos sencillos, y luego me dediqué a perfeccionar detalles. Ese estaba siendo uno de mis mejores dibujos.
De repente noté una mirada detrás de mi. Seguí dibujando, pero con el sentimiento de ser observada.

Como siempre me pasaba desde que había llegado a ese colegio, volvía a estar perdido, reconozco que ya conocía más o menos los interiores del castillo pero ese día quería ir a los invernaderos para coger algunas muestras que me ayudarían en la práctica de pociones. Entré en uno de los invernaderos (no supe exactamente el número hasta que no salí de allí), pero al no encontrar lo que estaba buscando entré en el que parecía ser el número 3, teniendo en cuenta que era lo que ponía en un cartel que había junto a la puerta.

Entré en aquel enorme invernadero, buscando con la mirada la planta que yo quería. A simple vista no la encontré así que me adentré más en el lugar, recorriendo el pasillo hasta que vi a una chica de espaldas a mi, que al parecer estaba apuntando algo o dibujando, no supe apreciarlo muy bien desde lejos. Me acerqué en silencio. Llevaba la túnica de Slytherin, así que sonreí. Aun no me había dado tiempo a conocer a mucha gente de mi casa.

Cuando estuve más cerca de ella, pude ver lo que dibujaba y era una planta de Aloe con una gran cantidad de detalles que la hacían muy realista.

-Vaya, dibujas muy bien.

Me giré cuando comprobé que mi sensación era cierta. Allí depié habia un chico que no pude reconocer. Me levanté, dejando mi cuaderno en el suelo.

- Gracias, lo intento

Lo examiné más detenidamente. Ultimamente estaba llegando mucha gente nueva a Hogwarts, muchos desde mi antiguo colegio, Beauxbatons. Le alargué la mano al chico, ya segura de que no le habia visto en toda mi vida.

- Eres nuevo, ¿no? - hice una pausa, y dije -. Soy Gisèlle, encantada de conocerte

Miré a mi alrededor. No habia nadie más, y mi cuaderno me gritaba que volviera a él, que acabase el dibujo.
Pero nunca era tarde para hacer una nueva amistad, el dibujo podia esperar. Y ese chico... Parecía más perdido que un camello en un campo de Quidditch.

Vi como dejaba el cuaderno con el precioso dibujo en el suelo y se levantaba. Después me extendió la mano, la cual yo cogí y después besé caballerosamente, sonriéndole. Era guapa, me pregunto si tendría novio...

-Yo soy Grindelwald, un placer -dejé su mano y con la misma que había estado sujetándola agarré mi colgante con el símbolo de las reliquias de la muerte, haciendo que el círculo que representaba a la piedra girase una y otra vez.

-Sí, soy nuevo, llegué ayer.. Antes estudiaba en Durmstrang

Aunque supuse que era algo bastante obvio porque a pesar de que era bueno con el idioma aún se notaba un poco mi acento característico del norte de Europa.

-Siento haberte molestado con el dibujo, Giselle.

Sonreí complacida al ver como me besaba la mano.

- Así que en Durmstrang, ¿eh? Mi tío estudió allí. Bonito colegio.

Se le notaba un poco el acento, y me recordó a mi en mis primeras semanas. El acento frances causó algunas burlas, pero yo las ignoraba.

- Oh, tranquilo. No me has molestado en absoluto. A contrario. Me apetecia algo de compañia.

Y no mentía. Eso de estar sola me gustaba, pero podia acabar cansando un poco.

-Bueno, el colegio es bonito aunque este es como más.. como te diría, más mágico. El gran castillo y todo eso... Parece como si todo fuese demasiado fantasioso. Me gustaba mas Durmstrang en ese sentido, no tenía grandes excesos. No es que Hogwarts esté mal pero creo que me cansaré enseguida de estar aquí. Además todos parecen demasiado.. infantiles. Sin embargo las chicas de aquí son hermosas -sonreí-. Eso siempre es un consuelo.

Seguí mirando a mi alrededor, pasando la mirada por todas las plantas para ver si allí había alguna que fuera a necesitar.

-Bueno en ese caso me alegro de haberte ayudado a encontrar compañía -reí-. Aunque si te digo la verdad no soy una persona muy..interesante, que digamos.

Asentí, sonriendo a lo que me decía.

- Te comprendo. Yo no he estudiado siempre aquí, sabes? Al principio estuve en Beauxbatons, en Francia. Al principio este castillo me daba miedo. Hay tantos rincones y tantos sitios por explorar... Estoy segura que cuando acabe todavía habrá rincones de Hogwarts que no habré pisado.

En cuanto mencionó lo de que no era muy interesante, dije, riendo:

- La experiencia me dice, querido Grindelwald, que la gente que empieza diciendo que no es interesante es la que acaba siendolo más.

Le sonreí.

- Además - añadí -. Todo el mundo tiene una faceta interesante. Lo que pasa es que hay gente con miedo de mostrarla...

-Me gusta explorar, así que espero que yo sí pise todos los rincones de este castillo antes de acabar el colegio. Sabes, hace tiempo escuché algo sobre una cámara secreta, de Slytherin. Me gustaría encontrarla, ¿has oído hablar sobre eso? -la miré, ella era de Slytherin así que quizás sí podía ayudarme.

-Bueno te aseguro que yo no tengo miedo alguno a mostrar ninguna de mis facetas, pero claro, el que yo sea interesante o no depende de tus gustos, quizás si te gusta un simple chico alemán que acaba de llegar a Hogwarts desde Durmstrang, bueno, entonces sí que es posible que sea alguien interesante.

Me acerqué a una de las plantas, que parecía retorcerse y movía sus ramitas como si le doliese algo. La toqué con un dedo y entonces se quedó quieta. La miré asombrado. La verdad es que nunca me había gustado la herbología, así que, en cuanto a plantas extrañas, no tenía ni la más remota idea.

-¿Cómo es que te cambiaste a este colegio?

Sonreí al oir que no tenía miedo de mostrarse. Eso era bueno, siempre.

- Bueno... Supongo que fue, primero de todo, por el nivel. Beauxbatons está bien, pero Hogwarts es mejor.

Me encogí de hombros, y vi como tocaba una planta. Como tocaba esa planta.

- ESA NO! - grité.

Fui hasta la planta, y le cogí la mano a Grindelwald. Saqué la varita del bolsillo y le heché un corro de agua a la mano del chico.

- Jamás, jamás, toques esa planta. Se retuercen para que animales curiosos vayan y las toquen. Cuando las tocas segregan unas esporas venenosas que solo se pueden quitar con agua, si es al instante. Si no las sacas de immediato, se te hincha la mano y tienes que estar un mes de tratamiento.

Aparté una mano al oír su grito y me giré pensando que se había vuelto loca o algo así, entonces cogió mi mano y con la varita la mojó, por lo que yo aún me quedé más extrañado. Después me explicó por qué lo había echo y me sentí un poco idiota, quizás era la hora de ponerme a estudiar en serio herbología.

-Ah..bueno.. pues gracias -sonreí-. No me gusta la herbología así que no tengo ni idea de plantas.

Me quedé mirando mi mano y después miré alrededor.

-¿Hay muchas plantas venenosas por aquí? Por tener cuidado... soy capaz de quedarme sin mano o algo así.

Malditas plantas ahora si que las odiaba del todo, encima de ser feas y aburridas te envenenan sin que te des cuenta... Menos mal que ella sí que parecía saber algo de plantas.

- No te preocupes, si estas conmigo no te quedaras si manos...

Me acerqué a la planta, que todavia se retorcía, y le hize un hechizo. La planta se puso recta, y dejó de retorcerse. Sus hojas se pusieron más brillantes.

- Estas plantas estan mal cuidadas... Solo tienen las reacciones venenosas cuando tienen falta de abono

Eché una mirada rápida al invernadero.

- Allí hay las plantas con propiedades sanatorias. Aquí hay las aromáticas o utilizables para fabricar jabones o perfumes, y aquí las que pueden resultar venenosas si estan mal cuidadas, como la que has tocado tu - dije, y fui señalando cada una de las tres partes.

Escuché atentamente a sus explicaciones girando la vista hacia cada lugar que ella señalaba, concentrado en memorizar todo aquello para después no ir tocando las plantas venenosas como acababa de hacer. Asentía de vez en cuando sonriendo. Nunca había conocido a ningun alumno que supiera tanto de herbología, así que lamiré asombrado.

-Vaya, sabes mucho de plantas -la miré-. No imaginé que alguien pudiera saber tanto de plantas... -reí- La verdad es que a mi me parecen bastante aburridas e iguales todas.

Caminé alrededor de la habitación entre la espesura verde. No había ninguna que me llamara especialmente la atención, aunque las más llamativas y bonitas eran las venenosas.

Es verdad, sabía mucho de plantas.

- Si, es cierto, sé mucho de plantas... Pero no es porque me entusiasme la herbologia. Es decir, me gusta, pero mi asignatura favorita es pociones. Y para eso necesito buen conocimiento de plantas.

Le seguí con la mirada mientras se paseaba por el invernadero.

- Además, es práctico. Nunca sabes lo que te puedes encontrar en un campo o en un bosque. Y yo, personalmente, prefiero conocer a fondo lo que me puedo encontrar antes que intoxicarme con una baya o algo así.

-En eso tienes razón pero me parecen todas tan aburridas e iguales que, he de reconocer que nunca he echo el menor esfuerzo por tratar de entenderlas, más allá de conocer las básicas que utilizo para realizar las pociones, siempre trato de evitar la clase de herbología por todos los medios. Es...superior a mis fuerzas -reconocí riendo-. Pero bueno yo creo que a ti hay algo que se te da mejor aun que las plantas... El dibujo -señalé el cuaderno-. Tienes que enseñarme alguno, el que dibujabas estaba quedando genial.