Wilkommen, hm? [Libre]

Acababa de llegar a las mazmorras tras la cena de bienvenida, como esperaba, mis pertenencias debían de encontrarse ya en los dormitorios, por lo que me tomé el lujo de permitirme descansar durante unos momentos en la sala común. Observé mi alrededor con curiosidad, la verdad es que aquella estancia era con diferencia la que más se parecía a mi antiguo colegio, respiré hondamente mientras pasaba la mano por la repisa de la chimenea, donde en el mármol blanco aparecían grabadas figuras de serpientes, Se nota dónde estoy, pensé con una sonrisa ladina, empezaba a gustarme el lugar.

Paseé por la sala, observando con curiosidad los libros de las estanterías, necesitaba familiarizarme con el lugar rápidamente, Pociones y artes oscuras, todo lo necesario para sobrevivir, no pude evitar reprimir una risa sarcástica, que, por supuesto nadie escuchó, pues el cuarto se encontraba totalmente vacío a excepción de mí y los personajes de los cuadros, cuyas miradas podía notar clavadas en mi nuca. Supongo que no verán a alguien nuevo todos los días. Pensé tras dejar escapar un suspiro.

Me acerqué hasta la butaca que se encontraba justo frente al fuego, sería un lugar inmejorable para descansar, donde el ligero calor de las llamas me haría compañía hasta la llegada del resto de alumnos de mi nueva casa. Hice varios movimientos de varita y pronuncié en un tono claro:
- Wingardium leviosa.
De aquella forma coloqué las brasas de una forma más adecuada para avivar el fuego. Me recosté cómodamente en mi asiento, empezaba a sentir que me encontraba de nuevo en casa.

Bajaba de la habitación tras darme un descanso. Habia estado leyendo mi libro.
Al abrir la puerta vi a un chico observando con curiosidad la sala Comun. No le habia visto en mi vida y supuse que era nuevo. Me quedé observándole desde la puerta.
No me vio, y fue a sentarse delante del fuego.
Decidí presentarme entonces. Avancé hasta la chimenea, i me apoyé en la pared.

- Hola! - dije, sonriendole -. No... No nos conocemos, ¿verdad?

Vi como una chica de unos deslumbrantes ojos azules resaltados por la tenue luz de las llamas se apoyaba en la pared cerca de mí, al parecer por fin conocería a alguien de mi propia casa. Me incorporé grácilmente para poder presentarme mejor.

- No, recordaría haberte visto, me llamo Himmër, Himmër Seufzer, soy nuevo, séptimo año. -Le dirigí una amplia sonrisa que correspondía la suya mientras tendía mi mano a modo de saludo.

Cogí su mano.

- Yo soy Gisèlle, Gisèlle Possesseur. Sexto curso

Me senté a su lado, con las llamas calentándome. Le miré y dije:

- ¿Como es que no te habia visto nunca?

Sexto curso, ¿hm? Al parecer todos por aquí son más o menos de mi edad, supongo que es un alivio.

- Acabo de llegar, antiguo Durmstrang. -Me expliqué mientras hacia un gesto con la mano, dando a entender que no tenía importancia- Pero esto es mucho más bonito. -Dije en referencia al paisaje y la sala común, en realidad el resto del colegio me parecía prescindible.

Asentí. Durmstrang. A él, que venía de Durmstrang, le parecía más bonito Hogwarts.
A mi, que venía de Beauxatons, me parecía más bonito Hogwarts.

- Pues acabo de llegar a la conclusion que Hogwarts es el colegio más bonito

Le sonreí, y me expliqué:

- Verás, antes yo estudiaba en Beauxbatons, Francia, y me gusta más Hogwarts que mi antiguo colegio.

En realidad ya había notado por su acento que ella era francesa, pero no estaba seguro de si había estudiado toda su vida en Hogwarts, al parecer no.

- La compañía también parece buena. Aunque me alegra saber que no soy el único que viene de otro colegio. -Sonreí dirigiendo mi varita hacia dos copas que estaban apoyadas en una mesita cerca de nosotros- Wingardium Leviosa. -Los objetos salieron volando hacia mí, junto con una botella de zumo de calabaza- ¿Quieres? -Pregunté cortésmente mientras me servía.

- Gracias! - dije, aceptando una copa.

Me acomodé un poco en el sofá, y dije:

- Hay mucha gente que viene de otros sitios. Hay bastantes alumnos franceses. Hace un par de dias conocí a uno Alemán. Hay un par de escoceses, noruegos...

La conclusion la podia sacar él mismo. No sería raro por ser nuevo. Para nada.

Moví ligeramente la copa antes de empezar a beber, la verdad es que no aguantaba el alcohol, pero el zumo de calabaza... eso ya era otra cosa.

- La verdad es que no me esperaba menos, dicen que Hogwarts es el mejor con diferencia, ¿tú qué opinas? -En realidad dudaba que hubiese algún colegio que pudiese superar a mi amado Durmstrang, pero estaba bien eso de escuchar opiniones del resto de Slytherins- Al menos esta casa es la única interesante, por lo que veo. -Dije dando seguidamente otro sorbo a mi copa.

- Bueno... Supongo que somos los mejores - le guiñé un ojo -. Pero Ravenclaw, la residencia hermana, tampoco está tan mal... Pero es que hay algunos Hufflepuff y algunos Gryffindor tan inaguantables...

Me reí, y le di un sorbo a la bebida.

- Te gusta estar en Slytherin, supongo...

- Ravenclaw, ¿hm? -Sonreí levemente acordándome de mi prima- Supongo que es la única aceptable, aunque, claro está la nuestra está muy por encima, no como esos odiosos Gryffindor que se hacen los valientes o los simpluchos Hufflepuff. -Una mueca de desdén asomó por la comisura de mis labios- En cuanto a lo de si me gusta esto... -Reí suavemente mientras fijaba mi mirada en ella- No te imaginas cuanto. -Di un último sorbo a mi copa, recreándome en su sabor dulce.

Sonreí, de acuerdo con él.

- Si, supongo que Ravenclaw no está taan mal... De hecho, tengo allí un primo. - dije, con una sonrisa torcida.

Acabé mi copa de zumo.

- Pero aquí en Slytherin estamos orgullosos de nosotros mismos por estar aquí. Y tenemos esperanzas, a diferencia de otros - le guiñé un ojo -. Verde esperanza.

Arqueé una ceja al oír su comentario, mientras devolvía mi copa a su mesa correspondiente.

- ¿Cómo dices? Yo también tengo familia allí. -Por desgracia, añadí en mis pensamientos mientras trataba de reprimir una leve risa- ¿Me permites? -Pedí mientras agitaba la varita para colocar su copa junto a la mía, al ver que había terminado.

Sonreí inconscientemente ante lo de la esperanza.

- Sin duda, y orgullo, no necesitamos que nadie nos ayude, ¿no es así? No, -Negué suavemente con la cabeza- Los Slytherin estamos hechos de otra pasta.

- Que casualidad, no? - dije, suponiendo que no era ninguna alegria para él tener familia en Ravenclaw, igual que me pasaba a mi con Andy.

Pensé acerca de eso del orgullo.

- Estamos hechos de otra pasta, es cierto. Pero aunque tengamos orgullo, yo creo que a veces sí necesitamos ayuda. Pero solo, y repito, Solamente de nuestros amigos. Porque igual te han informado mal, Himmër, pero ser Slytherin no significa ser un desconfiado arrogante que no quiere tener amigos por culpa de las puñaladas por la espalda que estos puedan darles.

Anda, ya lo habia soltado.

Abrí los ojos ligeramente sorprendido por su respuesta, negué con la cabeza, Tiene carácter, pensé con una sonrisa.

- Está claro que no hay que desconfiar de todos, pero sí de la mayoría, quizá es que Slytherin no se parece tanto a Durmstrang como creía, pero la vida es dura y así debemos afrontarla; y respecto a lo de arrogante, gracias, tesoro, eso es casi un cumplido. -No pude evitar reprimir una risa.

Levanté una ceja, algo molesta. Odiaba que la gente me llamara tesoro. Pero cuando lo dijo él no me molestó. Supongo porque quedaba bien con su respuesta.

- Oh, lo de arrogante no iba en plan cumplido - dije, guiñándole el ojo.

Pero en que plan iban allí en Durmstrang? No confies en nadie y serás feliz?
Decidí soltarme un poco, relajarme, porque no queria parecer borde en una primera impresión.

- Oh, hay gente de la que hay que desconfiar claramente, pero la mayoria de Slytherins son majos... Has conocido a muchos? Que impresion te han dado?

¿Que no era un cumplido? Está claro que no me conoce, pensé con una media sonrisa jugueteando con mis dedos en el reposabrazos.

- ¿Slytherins? -Negué con la cabeza- La verdad es que no, ninguno, parece que no se dejan ver mucho, aunque tampoco es que me haya molestado demasiado en buscar, creía que los encontraría aquí, pero solo estás tú, aunque casi lo prefiero así. -Dije tras un par de segundos en silencio- ¿Son simpáticos? -Pregunté sarcásticamente tratando de desviar el tema.

Le dediqué una sonrisa torcida, arrogante, superior. Sarcástica, claro.

- Oh, hay de todo. La mayoría son simpáticos. Pero vigila, porque depende de con quien te pongas con esos humos te los puede bajar a bofetadas - le guiñé el ojo, y dije -. Tienes suerte de que yo no sea una de esas personas.

Saqué la varita de mi bolsillo y hice levitar un leño hasta la chimenea, para avivar un poco el fuego.

- Oh, sí, toda una suerte. -Repití en su mismo tono, rodando los ojos- Pero mientras tanto mis humos y yo vivimos felices, gracias por el consejo.

Y era realmente la verdad, yo no era yo sin mi arrogancia, sin mi egocentrismo ni mi narcisismo, yo era simplemente yo y el resto del mundo, siempre yo y aquello era algo que, sabía con certeza, jamás cambiaría, me gustaba demasiado ser así como para tratar de convertirme en una persona "agradable", no, aquello nunca iría conmigo. Y menos eso de cambiar por amor, bufé, pensando en cuanta gente había cometido ese error, no podía dejarme caer en ese grupo.

- Me sorprende ver que una Slytherin se muestre tan compasiva. -Dije, pero no con desprecio, sino todo lo contrario, quizá tan solo asombrado por aquel hecho.

- Oh, pues si eres feliz con tus humos, adelante. - dije, riendo.

Habia gente que sin ciertos toques de su personalidad dejaban de ser ellos.
Tal vez Himmër era uno de ellos. Sin su arrogancia quizas no seria nada, al igual que yo, sin mi sarcasmo y mi buen humor no sería yo.
Y compasiva. Me sorprendió esa cualificación. Y más me sorprendió el tono que utilizó. No era de reproche, sino de... ¿Asombro?

- Ya te lo he dicho. Hay de todo. Aunque supongo que aqui en Slytherin la compasion y la empatia no son los puntos fuertes de la gente...

Me froté las manos, nerviosa. No queria que la gente me juzgara mal por ser diferente.

- Pues, igual que te pasa a ti, ese es un punto de mi caracter si el cual no sería yo.

Negué con la cabeza débilmente mientras la oía hablar.

- Créeme que por lo poco que sé está claro que no lo son. -Reí con efusividad, levantándome casi de un salto de su sillón y paseándome por delante de la chimenea- Los odiosos son esos Gryffindors... -Murmuré entre dientes acariciando el mármol con una mano, para luego volver a mirarla- ¿Tú que opinas, preciosa? ¿Te gustan esos estúpidos engreídos? -Reí de nuevo al emplear aquel calificativo hacia los de la casa rival.

- Los Gryffindors... Son un mundo aparte, Him. Hay simpáticos, hay engreídos, hay insuportables, y hay de esos que solo verlos te entran ganas de tirarlos desde la torre de astronomia.

Me recosté en el sofá, observándole mientras se paseaba por la chimenea.

- Pero eso pasa en todas las residencias, ¿no? - dije, guiñándole un ojo - Más de un me ha dicho que es raro que esté en Slytherin, siendo como soy.

- La verdad es que en eso no puedo darte más razón. Eres demasiado amable. -Reí levemente sin apartar la vista de sus ojos- Y la gente amable suele acabar en otras casas. Aunque supongo que si estás aquí por algo será. -Me encogí de hombros sopesando las posibilidades- ¿Son cosas de familia? -Pregunté sin pensarlo mucho, pues no se me ocurrían demasiados motivos por los que una chica como ella podría haber acabado aquí, pero claro, ya me había dicho que tenía un primo en Ravenclaw, por lo que no parecía demasiado probable aquello.

Me encogí de hombros.

- En cierta manera. Mi padre es muy... Radical, por decirlo de alguna manera.

Me levanté, y estiré los brazos y las piernas. Andé un par de pasos hasta colocarme justo a su lado. Le miré fijamente a los ojos y dije:

- Y además... La gente cambia con el tiempo, Himmër. Yo soy un claro ejemplo de esto.