Escondiéndome para fumar un triste cigarro [Libre]

Acababa de salir de clase de historia de la magia,aburrida para variar.
Y aún encima el profesor se había encarado conmigo-sera gilip...-pensé-cálmate Alex-
Me estaba entrando el mono,desde que estaba en este colegio no había podido fumar ni un cigarrillo tranquilamente.
Recordé que había oído a unos chicos hablar del baño de las chicas,del segundo piso,por lo visto allí no entraba nunca nadie.
Me alegre,allí podría escaparme y evadirme un rato.Y así hice subí rápidamente esquivando a los alumnos que bajaban hacía las mazmorras,el mono era demasiado.
Por fin llegue allí,cerré la puerta del baño y me senté en el frío suelo,al lado de la ventana.Saqué de mi mochila un paquete de cigarrillos,cogí uno y lo encendí-ah,la primera calada es la mejor-
De repente oí un ruido,como el caer de una tapa de váter,apagué el cigarrillo corriendo y mire hacía un baño donde la puerta estaba entreabierta.
De él salio la imagen de una chica,con coletas y unas grandes gafas redondas.
-Oh,vaya solo era un fantasma-me dije a mi mismo.Alcé los ojos y volví a encenderme otro cigarro.
-¿Se puede saber que estabas haciendo en mi baño?-me preguntó el fantasma con una voz chillona.
Suspiré,ni siquiera aquí podría fumar tranquilo.
-Creo que no hace falta ser muy inteligente para adivinarlo,hasta un elfo podría.-le contesté de mala gana.
-No me gusta la gente que fuma.-siguió la voz chillona.
-Ni a mi la gente pesada con voz de pito-le dije mirándola seriamente.
La chica se echó un poco para atrás hizo unos pucheros y rompió a llorar,me tapé los oídos,el ruido era insoportable,era como arañar un cristal.
-Has echo llorar a la pobre Myrtle,buaaaaah...-lloraba.
Le hice un corte de mangas,por muy grosero que pareciera me estaba sacando de quicio.Acto seguido el fantasma se coló por un retrete y ya no la escuche mas.
-Alivio-pensé.
Me volví a encender el cigarro,y entonces en ese momento un chorro de agua me dio en toda la cara,apagando por completo el cigarro,del grifo salio una risita irritante.
¡Maldita llorica!¡Me las pagarás!-maldije gritando.
Estaba tan cabreado que saque mi varita intentando encontrar al fantasma.
-¡Sal de donde estés cobarde!-le chille.
Lancé una patada a una puerta y se me quedo el pie colado dentro.No podía sacarlo.
-Genial...-suspiré intentando sacar el pie de la puerta.

Había reunido todos los ingredientes necesarios para hacer una poción Limpia-Heridas y estaba decidida a prepararla para cuando tuviera que hacerlo frente a la clase me quedara perfecta y recibiera alguna clase de premio, o por último quitarle ese privilegio a alguien de otra casa. Darle premios a gente con sangre muggle me parecía una burla. La magia para los magos. Así pensaba yo.

El único problema era encontrar un lugar para practicar. Si uno no se ha perfeccionado en la preparación de una poción, suele dejar un desastre considerable y aunque preparar pociones de calidad era mi especialidad, también tenía en cuenta de que nunca se deja de aprender.

Pensando en un lugar apto para mi práctica se me vino a la mente el baño de niñas, en donde estaba esa fantasma sangre sucia que le recordaba a los impuros que nunca estarían completamente a salvo en nuestro mundo. Si bien la idea de soportar a una horrible llorona no me gustaba para nada, sabía que me gustaría menos encargarme de la suciedad de la preparación de una poción, así que me dirigí allá.

Apenas entré escuché una patética risa chillona que no podía ser de nadie más que de la muerta. No había dado ni dos pasos cuando la fantasma se puso frente a mí.

"Otra Slytherin viene a intentar molestarme. Espera a ver a tu compañero. Es demasiado ridículo para mirar"

Comenzó a dar vueltas y vueltas en el aire sin parar de reír. ¡Salazar! Era mejor escuchar el llanto de una mandrágora.

Me adentré más para comprobar lo que me había dicho y allí encontré que un muchacho de mi casa tenía su pie atorado en una de las puertas sin mencionar que lanzaba maldiciones al aire que me daba vergüenza repetir. Estaba tan concentrado en ello que no había notado que estaba detrás de él viendo cómo ayudarlo. No necesitaba preguntarle qué estaba haciendo allí. El olor a cigarrillo me lo decía todo.

Para finalizar con su agonía, saqué mi varita y apunté hacia la trancada puerta.

"Cistem Aperio" pronuncié con claridad.

Fue ahí cuando se abrió la puerta de golpe y el chico cayó sobre sus espaldas. Sólo cuando miró hacia arriba desde el piso pudo ver que me encontraba ahí.

Seguía intentando sacar mi pie de la puerta,inútilmente.Hasta que de repente sin saber como un chispazo salio de la puerta y caí de espaldas.
-Maldición...-farfullé en el suelo.
Alcé mi vista aún tirado en el suelo y vi que una chica estaba mirándome,era una muchacha pelirroja de ojos verdes y para mi gran suerte era otra Slytherin.
Avergonzado me levanté rápidamente,limpiándome el polvo de la túnica.
-Ese maldito fantasma,sangre sucia...-murmuré sacudiéndome aún el polvo-Muchas gracias emm...¿tu nombre es?-pregunté mientras alzaba una mano para presentarme.
Me sentía algo ridículo después del incidente con la puerta,maldito fantasma,pero prometía devolvérsela,la venganza era uno de mis puntos fuertes,y mas aún si era contra un sangre sucia.

Creí que saliendo de su problema dejaría de maldecir, me equivoqué. Por poco reí cuando lo escuché murmurar "maldición" Por lo menos se dio cuenta de mi presencia y se puso de pie para agradecerme. Asentí con mi cabeza aceptando su gratificación.

"Soy Donatella" contesté estrechando su mano "Donatella Serantoni"

Quise ayudarlo a limpiarse, pero antes de pronunciar el siguiente hechizo, la maldita fantasma impura apareció flotando sobre nosotros.

"Es un desastre" rió la muy chillona "Aunque lo limpies seguirá siendo un sucio. Sí, un sucio que hizo llorar a la pobre Myrtle, la llorona"

Mi paciencia se agotaba. ¿Era posible que un fantasma de más de cincuenta años fuera una niñata?

"Es mejor que su ropa esté sucia antes que su sangre" le dije a la inmunda "Oh, es verdad. Tú no tienes sangre, ¿verdad? No tienes porque estás muerta"

Con eso la desgraciada se hundió en su retrete no sin antes quejarse de nuestra casa. En momentos como esos deseaba que el basilisco no la hubeira matado, así no estaría revoloteando en el baño.

Me dirigí nuevamente al muchacho y apunté con mi varita para hacer un último hechizo.

"Tergeo" dije para limpiar el polvo de sus ropas "Es cierto, no pregunté tu nombre. ¿Tú eres...?"

La muchacha río un poco,me sonrojé debía de parecer un estúpido alumno de primero así.
Aún así estrechó mi mano y se presentó también,se llamaba Donatella.
-Mamma mía italiana-pensé divertido.

En ese momento Myrtle volvió a hacer su aparición,saqué mi varita,quería vendetta,esa estúpida fantasma habia manchado mi orgullo,y eso no lo permitiría,para nada.
Pero entonces Donatella le dio una respuesta digna de una dama.
Con su respuesta dejo muy claro que también era una fiel a la sangre,lo cual me agradó,cada vez me caía mejor.
Tras la escena de la estúpida fantasma y que esta se volviera a su retrete,Donatella me ayudo a limpiar mi túnica con un conjuro.
Se lo agradecí haciéndole una reverencia y ella me preguntó mi nombre.
-Soy Alexander,Alexander Sumerian.-contesté con orgullo-Oye tengo que volver a agradecerte que me ayudaras con el vergonzoso asunto de la puerta,muchas gracias,te debo una...-dije esperando respuesta-Así que para lo que necesites,aquí me tienes.-reí.

Era un muchacho muy educado. Habiendo ya limpiado sus ropas me hizo una reverencia perfecta, algo que sólo había visto en selectas cortes en Italia, lo cual me indicó que debía venir de una buena familia. Al parecer nos íbamos a entender bien. Su nombre era Alexander Sumerian.

"Ha sido un placer ayudarte. Es bueno saber que cuento contigo" le dije cordialmente mientras guardaba mi varita "No hablaré sobre tu incidente con la puerta, no debes preocuparte. Es más, te comprendo. A más de una persona la ha sacado de quicio."

Entonces recordé que Myrtle siempre estaba en el baño, husmeando. Era casi como si las paredes tuvieran oídos. Me acerqué al oído de Alexander para decir lo siguiente. No quería que la penosa fantasma me oyera lo que le iba a contar.

"Sería bueno que si hablamos algo delicado lo hiciéramos en silencio. Aunque no la veamos puede escucharnos" sugerí susurrando en su oreja "Si quieres vengarte de ella puedes invocar una serpiente. Curiosamente les tiene un terror incontenible" sonreí al pensar que ambos éramos de Slytherin, el hogar de las serpientes.

Me dijo que no contaría lo de la puerta,un consuelo para mi y mi reputación,no me podía permitir que mas gente supiera que por culpa de un fantasma sangre sucia había tenido ese incidente.
La chica se acerco a hablarme al oído,la piel se me puso de gallina.
Me dijo que podría vengarme de Myrtle si invocaba una serpiente,y sonrío divertida.
Yo también sonreí.
Me acerqué a su oído yo esta vez y le susurre-Pues...hoy estoy de suerte,porque da la casualidad de que mi mascota es nada mas y nada menos que una serpiente.-dije al acordarme de Kadavra-De modo que..¿te apetecería ver como le doy vendetta a esa sangre sucia chillona?-sonreí divertido-Solo,si quieres...me has caído bien,y me apetece que me acompañes...pero repito,si quieres.
Me aleje despacio de su oído esperando que contestara con una sonrisa picarona.
La chica me había caído realmente bien,y era una novedad ya que no había hablado mas de un minuto con alguien del castillo,exceptuando con la prefecta de Slytherin.

Con la información que recientemente le había dado, Alexander se sonrió dándome a entender que le agradaba la idea. A mí también. En verdad quería que lo hiciera, que escoria como esa debía de una vez por todas respetar a sus superiores.

Me estremecí cuando sentí su tibio aliento adentrarse entre mis cabellos. El destino estaba de nuestro lado, pues su mascota era una magnífica serpiente. Generalmente no dejaban entrar mascotas peligrosas al colegio por miedo a que pudiéramos usarlas en contra de alguien en particular, así que debía haberla ingresado muy discretamente para burlar la seguridad. No importaba, después de todo estábamos los dos solos, nadie tenía por qué saberlo.

Su invitación para ver cómo se vengaba de la sangre sucia encendió mi sangre. Mi naturaleza me pedía quedarme allí para degustar con él el sabor de una buena revancha. A mí también me había agradado. Compartíamos ese orgullo que nos impulsaba.

"Irme ahora sería como dejar una poción a medio preparar. Un desperdicio, ¿no lo crees?"

Donatella aceptó mi propuesta,yo le sonreí ,realmente me agradaba su presencia,era tan parecida a mi.Toda una Slytherin de pura sangre.
-Sí,si lo sería,me parece estupendo que aceptes mi invitación-asentí-¿Te parece bien que suba a mi habitación a por mi mascota?No tardaré nada lo prometo-dije mientras guiñaba un ojo.
Y sin esperar respuesta salí del baño,corrí todo lo rápido que pude,por suerte los pasillos estaban desiertos.
Llegué a mi habitación y saqué a Kadavra de su terrario
-Bien bonita,vamos a darle vendetta a una sangre sucia.-le susurré.
Parecía como si me entendiera ya que al enroscarla en mi brazo siseo gratificántemente.
Baje corriendo de nuevo,no había ningún profesor a la vista tampoco,y llegue a los baños,allí seguía Donatella.
-Y bien,aquí la tengo-sonreía desenroscando a Kadavra de mi brazo y dejándola en el suelo.
Había tenido que hacerla mas pequeña con un hechizo para poder tenerla en el colegio pero en ese momento alargue mi varita señalando a Kadavra y un hilo de luz plateado salió de mi varita haciendo que esta llegara a su estado normal.
Miré a Donatella esperando ver su reacción.
-Bueno Kadavra,Donatella,Donatella,Kadavra..-dije divertido-¿qué hay que hacer ahora?-pregunté a la chica alzando una ceja y sonriendo.

Además de ser amable, también había resultado ser veloz. No había pasado mucho rato cuando volvió con su serpiente al baño de la muerta detestable. El reptil se desenroscó de su amo y con suavidad llegó al suelo arqueándose al verme y sacando su lengua. Era como si me estuviera saludando.

Alexander me la presentó, su nombre era Kadavra. Magnífico nombre para una magnífica criatura. Su piel era de agua, mas su lengua estaba hecha de fuego. Siempre había tenido afición por las serpientes, pero nunca había tenido una. Alexander era un chico con mucha suerte. Para demostrarle a Kadavra que me sentía a gusto con su presencia acaricié su delicada piel bajo su mandíbula. Sabía que no me mordería, pues distinguía que se encontraba entre amigos.

"Qué preciosa" hablé arrastrando las palabras mientras me deleitaba con el vivo color de Kadavra "Eres un buen dueño. Su piel está húmeda y brillante"

Miré a Alexander y compartí una mirada deseosa de darle una lección a la insolente Myrtle.

"La muy atrevida cree que este baño le pertenece" comencé a explicarle en voz baja "Puedo atraerla si le lanzo un flipendo a su retrete. No lo romperá, pero le dará un golpe que de seguro hará que venga. Podrías decirle a Kadavra que se mantenga cerca antes de perseguirla. La sangre sucia tiene que verla para que aprenda cuál es su lugar"

Donatella parecía encantada con Kadavra,era normal,era una serpiente,el símbolo de nuestra casa.
Parecía una chica que sabía apreciar la valía de las cosas,eso me gustaba.
La chica,admiraba a Kadavra,me dijo que yo era muy buen dueño,y la verdad que lo era,cuidaba más de ella que de mi mismo.
Sonreí al recordar el día en que me la entregaron.
-"Puedo atraerla si le lanzo un flipendo a su retrete. No lo romperá, pero le dará un golpe que de seguro hará que venga. Podrías decirle a Kadavra que se mantenga cerca antes de perseguirla. La sangre sucia tiene que verla para que aprenda cuál es su lugar"-me explicó Donatella en voz baja.
Volví a sonreír ante la idea de la venganza.
-De acuerdo,pues cuando tu me digas,Kadavra estará preparada,¿no es así pequeña?-pregunté a Kadavra la cual siseo a modo de afirmación y se alzó.

No solía reír muy a menudo, pero situaciones como estas me llenaban de dicha. Era casi como hacer justicia el ayudar a Alexander a conseguir su venganza. Era en nombre de todos nosotros, los que realmente merecían estudiar la magia y ver a mi compañero tener esa conexión tan fuerte con su serpiente me hacía reforzar esa idea.

Antes de realizar cualquier cosa, tomé el brazo de Alexander y le informé lo que haríamos.

"Entonces dile a Kadavra se quede atenta a cualquier movimiento que no sea el nuestro. Ella sabrá distinguir a la sangre sucia" pronuncié confiada en el instinto del bello reptil.

Me dirigí entonces al retrete favorito de Myrtle y apunté con mi varita hacia el objeto. Miré una vez más a Alexander con la intención de que siguiera mis movimientos y entonces lancé mi hechizo.

"Flipendo"

Y con eso, además de casi salir la tapa del inodoro, escuché de nuevo ese mortal chillido de Myrtle saliendo de entre los muebles.

"¿¡Qué están haciendo!?!

Donatella me agarró del brazo y me contó el plan.
Asentí y me acerque a Kadavra,le acaricié en su escamosa cabeza y le susurre:
-Bien bonita,ya sabes lo que tienes que hacer,eres toda una Slytherin .
Me levanté y entonces la chica lazó el hechizo "Flipendo" hacía el retrete de Myrtle.
La aludida salió rápidamente chillando como era de costumbre,y preguntando que es lo que pasaba.
Entonces Kadavra se puso en su posición y se quedó mirando de manera hostil a la fantasmagórica chica.

-¡N-no!Una maldita serpiente,asesina...¡Asesina!-chillaba locamente Myrtle.

Kadavra al oírla gritar se alzó y abrió la boca de par en par mostrando su lengua bífida y sus colmillos,y emitiendo un siseo.
Al ver la escena,mis ojos estaban ansiosos de venganza por ver lo que iba a suceder...Kadavra se estaba portando realmente bien.
Miré a Donatella y parecía también disfrutar con la escena.Sonreí,todo estaba saliendo según lo previsto.

Sin tener control sobre mi cuerpo, comencé a reír. Si alguien ajeno a mí hubiera entrado por esa puerta, no entendería el por qué de mi diversión, pero eso era normal. Pocos comprendían mi extraño sentido del humor. Alexander lo hacía. Nos llevábamos bien en ese sentido.

Kadavra estaba entretenida. Perseguía con entusiasmo el transparente uniforme de Myrtle, haciéndola llorar del pavor. Incluso llegó a rogarnos.

"¡Por favor, ya deténganla!" lloriqueaba.

Esa era una de las cosas que detestaba de su sangre, la poca dignidad y orgullo que tenían. Aunque yo tampoco me sentiría muy dichosa de pertenecer a ellos.

La fantasma se dirigió a Alexander y a mí en un intento desesperado por huir de Kadavra, pero le iba a permitir una escapada. Saqué mi varita y apunté hacia ella.

"Oh no, no lo harás"

Inmediatamente Myrtle lanzó un chillido haciéndose hacia atrás. Nos temía y tenía razones para hacerlo. Miré a Alexander con complicidad mientras mi pelo se balanceaba con las corrientes de aire de la muerta y pensé que si tuviera que hacer esto mismo por el resto de mis días, eso estaría bien para mí.

Donatella comenzó a reír,no pude reprimir el deseo de reír también,era una escena cómica,Kadavra persiguiendo a la sangre sucia,y esta berreando como un bebé.
Kadavra siseaba y abría la boca amenazante,podía sentir como deseaba echarle el diente a la fantasma.
Myrtle rogaba que la paráramos,yo seguí riendo,era tan triste,y tan patético que no podía parar.
-No querida,así te lo pensarás mejor antes de cabrear a tus superiores.-le dije riendo.
Myrtle intentaba huir,pero Donatella sacó su varita y lo evitó.
Donatella me envió una mirada cómplice,me acerqué a la fantasma ya serio y le planté cara.
-Con un Sly,no se mete nadie,y menos una sangre sucia como tú ¿te ha quedado claro?-le pregunté alzando una ceja.
Myrtle lloraba,y lloraba,me tapé los oídos para no oír sus bobalicones gritos.
-¡Calla ya!No tienes ni orgullo,ni honor.-chillé poniendo los ojos en blanco enfadado por los gritos.

Mi calma era grande mientras caminaba por los pasillos del colegio. Todavía quedaban varios días de vacaciones y los estaba disfrutando como me habían recomendado, ya que por fin había soltado los libros y todo el asunto vomitivo de Historia de la magia. Pensaba en ir a Las Tres Escobas con Neysa y Susan. Ya veía que la pasaríamos bien.

Esa calma se vio interrumpida cuando escuché chillar a Myrtle desde el baño. Era normal escuchar sus llantos, pero nunca de esa forma tan... ¿desesperada? Y más cuando se trataba de súplicas. Quería que algo se detuviese. La verdad era que no me caía muy bien esa chica, pero había side de mi casa y si podía ser útil no vendría nada de mal.

Me desvié de mi camino y me dirigí al baño en donde se encontraba. Realmente creía que no había nadie ahí, pero al entrar pude ver a dos Slytherin torturando a la occisa.

—¡Sáquenla, sáquenla! —rogaba Myrtle mirando a una serpiente con un terror innegable.

Noté que conocía a uno de los estudiantes. Ahí estaba Donatella, la italiana de Slytherin, una chica que destacaba por tres cosas: su elegancia, su desprecio por la sangre muggle y por sobre todo —pensaba yo— su mortal belleza. Pero comprendí que el observarla no ayudaría a Myrtle y sin importarme las consecuencias quise actuar.

—¡Oigan, ya basta! —grité haciendo que se giraran a verme— No puedo creer que torturen hasta a los fantasmas y más cuando están en su territorio.

Nos estábamos divirtiendo,estaba pagando por lo que me había echo,Donatella se divertía,yo también,incluso Kadavra estaba encantada.
Seguíamos riéndonos cuando de repente escuchamos una interrupción.

-¡Oigan, ya basta!No puedo creer que torturen hasta a los fantasmas y más cuando están en su territorio.-gritó alguien desde la puerta haciendo que nos giráramos sobresaltados.

Mire hacía la puerta,allí había un muchacho,de Ravenclaw a juzgar por su túnica,que al parecer se acercaba a nosotros.
Le lancé una mirada asesina-¿quién se ha creído?-pensé indignado.
Me reía de manera socarrona y alcé una ceja.

-¿Perdona?¿Nunca te han enseñado a meterte donde no te llaman?-pregunté con voz asqueada-Por si no te has dado cuenta es una reunión PRI-VA-DA-quise resaltar señalando a Donatella y a mi.

Myrtle aprovechó para colarse por su taza del váter,yo bufé exasperado.

-¡Vaya! Perfecto,la sangre sucia cobarde se ha ido...gracias chaval.-le encaré.

Kadavra se acercó lentamente hacía mi,cabreada,siseando.Y le lanzamos los dos la misma mirada asesina,que despertaría a un muerto.
Mucha gente decía que lo que mas miedo daba de mi era verme enfadado,mi mirada,parecida a la de una serpiente apunto de atacar a su presa.

-Y a mi mascota al parecer,también le ha molestado tu presencia.-contesté con voz sombría.

Sí que era soberbio. Al igual que todos los Slytherin. Lo que sí me sorprendió fue ver a Donatella con él a solas. Ella podía ser despiadada con los que consideraba inferiores en la comunidad mágica, pero solía ser muy discreta, a diferencia de Sumerian. Tal vez pensó que nadie más entraría, pero lo hice yo. Esperaba que no tuviera nada serio con él, porque me parecía que si ella ya era despiadada, podía serlo aún más con una compañía así.

—Que yo sepa este baño no está a nombre de nadie y puedo entrar cuando se me de la real gana —hablé con firmeza— Si quieres un lugar privado, tú y tu novia deberían ir a otro lugar, uno en donde no haya alguna criatura indefensa a la cual torturar.

Me alivió cuando vi que Myrtle había aprovechado la distracción que había creado para volver a su refugio. Era una lástima que tuviera que esconderse para estar a salvo, pero con personas como esas no quedaba otra alternativa.

Tuve que ponerme en estado de alerta cuando Sumerian se dirigió hacia mí nuevamente con ojos de furia. Por un momento pensé que él y su serpiente eran hermanos, tenían la misma sed de asesinar. En este caso asesinarME.

—Ten mucho cuidado, Sumerian —hablé recalcando su apellido— Si yo fuera tú, cuidaría esa lagartija que tienes por mascota. Podría incendiarla por accidente y nadie respondería, porque tengo entendido que no permiten tener serpientes sueltas por ahí. Si la utilizas, yo abriré la boca y la perderás de cualquier forma. ¿Es eso lo que quieres?

Vaya,al parecer había dado con un Ravenclaw valiente para mi sorpresa.
Solté una sonrisa torcida,pero mi mirada seguía igual.

-Mm mire Pegasus-dije burlándome-para empezar a la señorita no te dirijas,ella vino aquí por que quiso,al igual que como tu dices,aunque para mi principalmente has venido a fisgar-puntualicé-Y segundo y mas importante-avisé acercándome más a él y Kadavra igual-Aunque quisieras,no podrías acercarte a este bello animal,que para tu información es una serpiente,viéndote dudo de la inteligencia de los Ravenclaw-puse los ojos en blanco-y creeme,la protejo más que a mi mismo,antes de tocarla,estarías muerto,palabra de Sumerian-concluí.

Mire a Donatella,que seguía parada sin decir nada.
Comencé a dar vueltas por el baño,con Kadavra siguiéndome y seguí hablando alzando un poco más la voz,para que el Rave pudiera escucharme.
Había visto a ese alumno varias veces por el colegio,Hydrus Pegasus creo que le llamaban,pues daba la casualidad de que habíamos empezado con mal pie.

-La verdad es que no esperaba a un Ravenclaw chivato,pero en fin...no me lo digas ¿eres sangre sucia?-dije pronunciando con asco las dos ultimas palabras-Porque sinceramente,no me extrañaría.

Me sorprendió ver a Pegasus entrar al baño, irrumpiendo la diversión que Alexander, Kadavra y yo disfrutábamos torturando a la sangre sucia. Me quedó mirando un buen rato antes de finalmente dirigirse a Alexander y super que no harían buenas migas por dos razones. Una era que mi compañero se respetaba en todo lo que hacía al igual que yo y la otra era que Pegasus era un idealista que siempre buscaba hacer "lo correcto", lo sabía por aquella vez en que me siguió hasta la torre de astronomía.

Me indigó la amenaza que le hizo a Alexander, pero él respondió con astucia para dejarle en claro al Ravenclaw que no era digno de recriminarnos nada.

Vi a Alexander dando vueltas por el lugar junto con Kadavra y siguió hablando al intruso. La verdad era que su teoría no estaba tan lejana de la realidad, pero no estaba exactamente correcta. Decidí hablar.

"Es un mestizo... con una sucia madre muggle" pronuncié con asco "Y no te atrevas a amenazarnos, Pegasus. No te conviene y si eres inteligente como dicen ser los de tu casa, te sugiero que no te metas. Sabes que no solo te estarías metiendo con nosotros si llegas a perjudicarnos"

Y con eso me refería a todos quienes protegían la pureza de la sangre, como mi familia. Me preguntaba qué pensarían ellos si supieran que un mestizo asqueroso había osado amenazarnos.

Apreté mis puños al oír a Donatella. Ella sabía de mis padres, de que mi padre era un mago puro y que mi madre había sido una muggle común y corriente, o tal vez no tanto como hubiera deseado. Había escuchado que las madres muggles cuidaban a sus hijos mejor que las brujas, pero yo no había tenido esa suerte. Ella podía ser muy hiriente y lo hacía a conciencia. Odiaba que fuera tan divinamente tentadora, me distraía de lo que ella hacía.

Al escuchar de los labios de la sangre pura italiana que no me estaría metiendo solamente con ellos, me vino a la mente solo una posible respuesta.

—¿Con quiénes más podría meterme? Te refieres a mortífagos, ¿quizás? —pregunté alzando una ceja.

Los dos se sonrieron entre sí cuando les dije eso. Era tan obvio. Ambos odiaban todo lo que tuviera que ver con los muggles, eran orgullosos por su ridícula pureza de la sangre y no tenían respeto ni por los muertos como Myrtle.

—Claro... apuesto a que deben relacionarse con más de alguno —pronuncié desdeñoso— pero nunca lo revelarán abiertamente, ¿no? Están muy ocupados escondiéndose tras esas patéticas máscaras de metal.

Donatella parecía haber dado en el clavo con Hydrus y su sangre ,sonreí.
Al pronunciar la palabra mortífagos los dos nos miramos sonriendo y mostrando complicidad.

-Querido "Pegaso"-me burlé-yo digo abiertamente que me relaciono con ellos,toda mi familia desciende de ellos,y ahora que lo sabes ¿qué? ¿ iras corriendo a mandar una lechuza a Azkabán?Por gente como tú han de ocultarse,ero tranquilo,que llegará el momento en el que vosotros vais a tener que ocultaros como sucias ratas bajo tierra,ya lo veras.-dije con un tono de ira en la voz.

Cogí a Kadavra y me la colgué del cuello,pero esta seguía mirando a Hydrus con cara de asesina,quería devorarlo,podía notarlo.

Jamás me darían los nombres de los mortífagos que conocían, porque de seguro más de alguno estaba infiltrado en un puesto importante del ministerio de magia. Cada vez se esparcían más, pero la muerte era algo a lo cual no temía.

—¿Ocultarme? Eso es lo que hacen ustedes tras esas máscaras de metal. Si están tan orgullosos deberían mostrar la cara en vez de usar serpientes para hacer su trabajo sucio —eso iba directamente a Sumerian.

Me tuve que contener para no incendiar a su malicioso reptil que me miraba como si fuera a devorarme en cualquier momento. Parecía como un niño de tres años que había descubierto la varita de su padre, que empezaba a agitarla sin medir su poder y consecuencias. Así parecía ser él. Por el sólo hecho de tener poder también creía tener la madurez suficiente para saber usarlo.

-Con que usar serpientes eh...¿quieres que haga yo el trabajo sucio?-le pregunté con odio remangándome-Pegaso mi paciencia no es infinita,tu un maldito mestizo infiel a la sangre no eres quien para hablarme así¿qué te has creído aguilucho mediocre para tratar así con dos Slytherins?que además pueden causarte muchos problemas-quise saber alzando mi cabeza con orgullo y agarrado mi varita.

Mire a Donatella,que parecía asqueada con la presencia de Hydrus.Sonreí.
Me acorde de las palabras de mi padre "Nadie es mejor que tú Alexander" y este estúpido chico no lo era,también recordé la dura educación que recibí en Drumstrang,me enseñaron a luchar con orgullo y la cabeza bien alta.
Agarre con fuerza mi varita,pero con las manos aún caidas.

—"Yo no elegí a mis padres" —pensé con pesar.

Era increíble que la sangre de una mujer que lo único que había hecho era darme a luz e irse pesara tanto en mis venas. Ser mestizo nunca me acomplejó, pero lo que no me gustaba de serlo era que me recordaba que alguien me había abandonado. Tuve suerte de que mi padre, a pesar de ser un mago de sangre pura, no haya decidido abandonarme como ella.

El estatus de la sangre era algo que me tenía sin cuidado, ya que veía eso no influenciaba en tu desempeño como mago, pero si hubiera sido por mí, hubiera nacido de la sangre de mi padre exclusivamente, porque ella no había formado parte de mi vida. Aún así tenía que cargar con su sangre.

A pesar de todos esos pensamientos negativos que tenía, de la soberbia de Sumerian y la mirada intimidante de Donatella, le hice frente a quien me desafiaba.

—Problemas son a lo último que temo —le contesté— Un problema más, uno menos. Me da igual.

Observé con cuidado que había empuñado su varita. Quería atacarme, sólo necesitaba el último impulso para hacerlo.

—Si vas a atacarme con eso, espero que no te ayuden tus desgraciados elfos o venga tu madre a hacerlo por ti.