La soledad es placentera... pero una buena compañía lo es mas. -Libre-

Camine un largo rato por los pasillos del colegio, extrañaba tanto mi antigua yo que hasta mis mas profundos deseos se opacaban en el fondo de mi mente por el desgaste mental que me provocaba la falta de sueño y la continua represión de sentimientos dolorosos, la frialdad corría por mis venas si pero también mi sangre lo hacia y esta hervía cada vez que pensaba en el rostro de esa persona.

Di un suspiro al llegar a la entrada de los baños, sabia que no mucha gente se pasaba por allí y que podría estar tranquila ya que Myrtle solía ignorarme, entre a los baños y la puerta rechino levemente mientras mis pasos retumbaban por el lugar, deje mi bolso a un costado y me senté cerca de una de las ventanas, mi rostro gélido e inexpresivo aun así bello, antes lleno de vida, recorrió el lugar con la mirada luego apoye mi cabeza contra la pared, cerré los ojos relajando cada parte de mi cuerpo y deje que una sonrisa de suficiencia se asomara por mi rostro.

-Al fin sola-dije en un susurro y estire mi cuerpo, para luego abrir mis ojos mirando el techo y sus pequeños detalles.

Había acabado en el baño de Myrtle sentada en una de las tazas. Me estaba escondiendo de unos cuantos pequeños seres de primero que habían caído en un par de bromas algo pesadas que había puesto hace algún tiempo y ya casi ni me acordaba de ellas. Lo cierto es que me había reído un montón ahí sentada en la soledad que ofrecía ese baño. había tenido suerte, no había aparecido la fantasma que habita por aquí. -Seguro está en el baño de prefectos- pensé y sonreí.

Estaba recordando la cara de mis victimas cuando un ruido me sacó de mis pensamientos. Me levanté y me pse de pie sobre la taza y observé quien había entrado.

la chica me sonaba, pero no estaba segura si había hablado alguna vez con ella, supuse que buscaba soledad, el problema es que no estaba sola. estaba yo allí.
Me lo pensé por unos segundos y decidí salir.

-Hola- dije mientras me acercaba hasta ella

Escuche como una de las puertas de los lavabos se habría y luego un sonido de una voz femenina, baje la mirada y mire a la chica de arriba a abajo, realmente deseaba un momento de soledad pero su rostro me sonaba conocido, una Hufflepuff claro-Hola-dije con un tono seco pero no rudo y le dedique una de mis pequeñas y encantadoras sonrisas para que no se sintiera incomoda-pensé que estaba sola-dije ya que realmente lo había pensado.

Acerque mis piernas a mi cuerpo y le extendí mi mano a la chica a modo de saludo, su rostro me sonaba pero no recordaba su nombre-me llamo Samie-dije y espere a que me correspondiera con su nombre mientras seguía analizándola con la mirada aunque de un modo tranquilo para no incomodarla, era buena pasando desapercibida y lo sabia.

Me pareció que quería estar sola la huff, pero su sonrisa me despisto un poco.

-Hola yo soy Cassandra, un placer- me presente yo también.

Me acerqué a un lavabo y me lavé las manos. -siento haberte interrumpido pero me parecia muy feo quedarme ahí mientras tú pensabas que estabas sola - la dije.

Me senté entre dos lavabos. -Solo me escondía de unos pequeñas que cayeron en alguna broma- la dije olvidando a propósito decir que era mía- fue muy divertido verles y me vieron reir y me tocó correr- la expliqué -eran de primero pero eran por lo menos seis- dije volviendo a reir recordando la escena.

-Bueno mejor me voy y te dejo sola, un placer haberte conocido- dije mientras me dirigía a la puerta.

Intente salir pero la puerta no se abrió. -Oh, vaya vamos abreté- la grité, pero ni col alohomora se abrió.

me giré hacia Samie- creo que tenemos problemas

La escuche algo distraída mente y solté una risita aireada cuando habla de una broma-supongo que estarían enojadas-dije pensativa, la mire cuando dijo que me dejaría sola y le dedique una ultima sonrisa para luego ponerme a mirar el techo siguiendo el camino de mis pensamientos que estudiaban la arquitectura del lugar.

Escuche como forcejeaba con la puerta y luego las palabras de la chica Cassandra dijo que se llamaba, le mire y me levante luego de escuchar la que me decía, me acerque hacia la puerta y saque mi varita-ya intentaste con alohomora cierto-dije mirándola de reojo, mientras que mi rostro permanecía frió y desganado, yo que pensaba que podría descansar, deje salir un bufido y espere la respuesta de mi compañera en aquel lugar.

-si probé con alohomora- dije mientras me retiraba de la puerta.

Observé su rostro y me senté sobre un lavabo. -No te preocupes que yo molesto mucho-la dije sin levantar mucho la voz.

Medité durante unos segundos en silencio -oh, por Merlín que situación más odiosa- pensé.

Volví hacia la puerta. nada que no se abría. -Si quieres puedes probar tú- la propuse apartándome de nuevo y sentandome en un ángulo que ella no podía verme desde donde estaba. -aunque sea con un bombarda-seguí con mi pensamiento. Esperé a ver si se movía, si no iba a ser una tarde muy larga.
-A lo mejor me vieron entrar los pequeñajos esos...-le dije aún sin levantar en exceso la voz