Esa sensación de estar como en tu casa. [Jonathan Touno]

Necesito salir... Fue el pensamiento que tuve mientras observaba la ventana de mi habitación. Hacía una tarde algo nublada y decidí salir a despejarme un poco. La casa estaba tan vacía últimamente y el echo de vivir alejados del resto del mundo no ayudaba para nada. Era un mortifago, si, pero a veces se echaba en falta el simple echo de oír el ruido de las calles. Me levanté de la cama dejando el libro que tenía sobre mi regazo a un lado y me miré en el espejo. Hacía días que no salia y mi imagen se había descuidado bastante. Ojeras, pelo enredado. Miré el reloj y al ver la hora decidí salir a dar una vuelta por ahí. Me metí en el baño aseandome bien, sintiendo como mi cuerpo gritaba aleluya. Después de enfundarme en un vestido corto de color negro y recoger mi pelo en un moño decidí salir de aquel sitio. Opte por llevar un zapato plano, cómodo y la varita enganchada en una cómoda liga negra. No me maquille, al fin y al cabo, me daba lo mismo que se me marcaran las ojeras. Me puse un abrigo negro de invierno y salí.

Andé sin rumbo por las calles de Hogsmeade viendo a los pequeños habitantes del colegio disfrutar de la tarde libre de compras. Sacudí la cabeza perdiéndome entre la gente intentando pasar lo mas desapercibida posible. No tenía humor para soportar a aquellos enanos. Necesitaba un sitio donde pudiese llegar a encontrar compañía, pero de la que a mi gusto era deseada. Hacía mucho que no coincidía con ningún otro mortifago y echaba de menos ese tipo de compañía. Supuse que era porque echaba de menos a Charlotte, y la casa se me hacía muy vacía sin ella. Suspiré llegando a un alambrado a las afueras y sonreí viendo a donde me habían llevado mis pasos.

Crucé la verja por un agujero que había intentando no clavarme ningún alambre y me deslicé como una sombra hacia la casa de los Gritos, intentando no ser vista por ningún alumno curioso. Al entrar me quité la poca nieve que había caído cobre mi chaqueta negra. Comencé a andar sin hacer ruido intentando distinguir si había alguien mas allí o no. Al no escuchar nada alarmante llegué al salón sentándome en el butacón donde solía sentarme cuando iba a pensar a allí, mirando por la ventana. Me sumergí en mis pensamientos.

Mis pasos eran tranquilos, últimamente se respiraba mucha tranquilidad, más de la que yo desearía; este tipo de ambiente me estresaba, últimamente en mi vida no había nada más que dar clases, calificar, castigar, dejar tarea y repetir la historia el día siguiente, bufé cuando me di cuenta de a donde me llevaban mis pasos... a aquella magnifica casa, me hubiera alejado de ahí si no me hubiera dado cuenta de que la reja que rodeaba a la casa estaba abierta... levante una ceja con curiosidad y me dispuse a entrar a la casa, con la esperanza de poder asustar a alguien y en dado caso que fuera un alumno del colegio... castigarlo.

Todo estaba normal, igual que lo había visto cuando corrían rumores de que Edward vivía aquí... la única diferencia era que en la sala había un piano... seguramente lo arreglaron para tener donde practicar, lo mire y me perdí un instante... levante mi varita y señale a una figura en las sombras, que seguramente me había visto llegar seguro que no estudias en Hogwarts ladeé una sonrisa al reconocer su cara... la había visto en las filas del señor Tenebroso, pero aun así no baje mi varita, era raro ver un mortifico tan cerca de Hogwarts... reí internamente... ya que era justo lo que yo hacia.