Lo que iba a ser una tarde tranquila...

Me había quedado dormido después de comer, esto de tener las clases tan temprano no estaba hecho para mí... andaba cansado casi todo el día. El golpe de un baúl al cerrarse me despertó de mi profundo sueño, miré el reloj, había quedado con Katt en pocos minutos en las tres escobas, así que me froté los ojos para espabilarme y me calcé los zapatos, por suerte no tenía mucho más que hacer para salir. Cogí mi varita y me la puse en el bolsillo interior de mi chaqueta, después de coger algo de dinero y guardármelo en el pantalón, salí de mi habitación para dirigirme al exterior del castillo. Por el camino me encontré a varios de mis compañeros de casa y de clase, la mayoría de gente estaba hoy de un lado a otro, disfrutando tal vez de un poco de tiempo libre.

Fui a Hogsmade, me gustaba despejarme un poco y salir de los muros del castillo, juraría que estaba empalideciendo con el tiempo de pasar tanto tiempo dentro; algo de aire no veía mal, por no hablar de la cerveza de mantequilla, la cual me veía aún mejor.

Entré en las tres escobas, donde habíamos quedado, de momento no había mucha gente, un par de parejas que estaban en unas mesas algo apartadas y un grupito de chicos de griffindor que estaban sentados en una de las mesas cercanas a la puerta. Me sonaban de que eran más mayores que yo, o de 6 o 7, pero de mi curso no eran, pues no me sonaban demasiado. Me senté en una de las mesas cercanas a la puerta también, ésta era alta con dos taburetes. Tras pedirme una cerveza para la espera, me senté hasta que viniera Katt.

Estaba pensando en mis cosas cuando uno de los chicos de Griffindor se levantó y se acercó hacia mi.- Chico, ¿no tendrás de sobra para pagarme mi cerveza?- me preguntó como de "colegueo".Le miré extrañado, arqueando una ceja, probablemente se dio cuenta de mi cara, pues volvió a hablar.- ¡Eh! ¿no me oyes o que?-dijo indignado, lo cual me molestó un poco, pero mantuve la calma.

- Pues verás, esperaba que con mi silencio intuyeras que no iba a prestarte ni un Knut.-dije algo borde pero manteniendo mi clase.
- ¿Vas de tío molón o que?-preguntó mientras se acercaba más a mí, algo amenazante.
- ¿Yo? En absoluto, ¿y tu?-pregunté dando un sorbo a mi cerveza.
- ¡No seas cretino! ¡tienes que estar forrado con esas pintas de pijo que llevas!-dijo ya algo más cabreado, entonces, otro de sus compañeros se levantó y se acercó.- Será mejor que le hagas caso, como se enfade puede que salgas de aquí con la nariz algo desviada.
Les miré incrédulo, la verdad es que me sentía algo superior al no rebajarme a su nivel dando voces, tal vez tenían un poco de razón con lo de cretino.
- ¡¿No has oído a mi amigo?!-dijo golpeando con su índice mi pecho de forma algo violenta.

Tarde libre. No voy a decir que era porque no tuviera deberes, no. Si los tenía, solo que no pensaba hacerlos hoy, tenía todo el fin de semana para terminarlos, y en nada comenzarían las vacaciones de Pascua, por lo que aumentaba aún más tiempo a mi fecha de entrega. Fuera del castillo la temperatura va en aumento, el invierno dio paso a la primavera y eso consigue que mi humor mejore mucho más. Suelo estar más irritable de lo normal cuando tengo frío. De hecho, mi tarde iba a ser bien aprovechada saliendo del castillo, a veces estar encerrada dentro podía llegar a ser deprimente, lo normal era que me la pasara en los jardines, junto al lago, sentada bajo el que yo denominaba como "mi árbol".

Voy camino a Hogsmeade. Había quedado de encontrarme allí con Alex, no teníamos un motivo en especial para juntarnos, simplemente coincidimos con la tarde libre y decidimos ocuparla pasando un momento los dos juntos. Recuerdo que cuando lo conocí, al no saberme su nombre, y al encontrarme en la necesidad de llamarlo, dije el primer nombre que se me vino a la cabeza, el cual fue "Alex". Desde entonces no lo he vuelto a llamar por su verdadero nombre, Kion.

Mis pies se mueven de forma ligera, ya estoy pasada de la hora en la que habíamos quedado, por lo que, para no perder mi maldita costumbre, voy a llegar tarde. Mi cabello va suelto, y acomodo uno de los mechones de colores detrás de mi oreja para que no me estorbe la vista. A la distancia distingo la ya conocida puerta de Las Tres Escobas, acelero un poco mi paso y empujo la puerta con mi mano derecha para poder pasar. Busco con la vista por todo el lugar, intentando encontrar la dorada cabellera de mi amigo. Lo consigo, pero lo que veo no era lo que me esperaba.

Allí está Alex, tal como esperaba. Pero no está solo. Dos chicos más están con él, pero no son Slytherins, de hecho los conozco de vista, ya que están en un curso superior al mío, y son de mi misma casa. Ninguno de los tres tiene una expresión amigable en el rostro, por lo que la idea de que algo va mal se forma al instante en mi cabeza. Veo como uno de los grandotes le pica el pecho de forma brusca con un dedo a Alex, y decido acercarme enseguida.

—¿Hola?— digo frenando a un lado de Alex. Estoy segura de que me reconocieron, soy prefecta de Gryffindor, todos los alumnos de mi casa deberían conocerme. —¿Puedo preguntarte que te pasa?— le espeto de forma brusca al que tenía enfrente, el mismo que había golpeado con su índice el pecho de mi amigo.

"No estábamos hablando contigo, Wells. Vete a hacer algo por ahí, nuestro asunto es con la serpiente esta, que se cree mejor que nosotros."

—No me voy a ningún lado, y dejame decirte que el que se cree mejor que alguien eres tu, ¿por qué no se van a buscar lío a otro lado?— le respondo empujándolo hacia atrás, para que se aleje de nosotros. Enseguida la mano del chico se cierra al rededor de mi muñeca y se acerca a mi lo suficiente como para que tenga que levantar el rostro para poder verlo.

"Nosotros no vamos a ningún sitio, sabía que los Slytherin te caían bien, pero esto es estúpido"

—Tu eres estúpido, grandulón— doy un tirón y logro liberar mi mano de su agarre. Vuelvo a apartarlo de un empujón y le dedico mi mayor mirada de desprecio.

No suelo buscar problemas. Podría decirse que dejo vivir a cada quien como le de la gana, incluso no me interesa que se metan conmigo. Pero el hecho de que se estén dando aires de superioridad, y con un chico menor, porque pese a que Alex parece mayor que yo por su altura, en realidad es de el curso anterior al mío. Es mi amigo, no voy a dejar que estos dos gorilas nos pasen por arriba como si no fuésemos más que un par de gusarapos.

Me hacía gracia que hubiera dicho "con la serpiente ésta" como algo despectivo... ¿Desde cuando el llamarme con la mascota de mi casa era ofensivo? No pude esbozar una sonrisa ante su estupidez, pero intenté disimularla y atendí a la situación. Las cosas se volvieron un poco bruscas cuando uno de los chicos de Griffindor tomó a Katt de la muñeca de forma un poco violenta. Me levanté de mi asiento poniéndome algo tenso por primera vez, pero ella se defendió sola y se lo quitó de encima. Sonreí al ver cómo dominaba ella solita al matón de turno. Después de eso, Katt le dio otro empujón para apartarlo de nosotros. Puse una mano sobre el hombro de mi amiga para tranquilizarla un poco, aunque yo también me había puesto algo nervioso.

-¡¿No sabes defenderte solo o que?!-dijo el otro chico de Griffindor cabreado, juraría que hasta disparó gotitas de saliva al pronunciar esa frase. "Menudo asco..." pensé. Miré al chico que acababa de hablar, abrí la boca para responder, pero dijera lo que dijera, no parecía que fuera a solucionar nada, así que suspiré y negué con la cabeza.- ¡No te hagas el remolón ignorándonos!-dijo ofendido dándome un empujón en el brazo. Miré donde me había dado y le analicé, él y su compañero estaban fuera de sí.- ¡¿Es que no tienes agallas?!-dijo el otro.

Me estaba comenzando a enfadar, pero no quería rebajarme a su nivel, sin embargo, la ira pudo conmigo e hizo que le contestara.- Claro que las tengo, incluso sería capaz de enfrentarme con alguien sin ayuda de un colega, por el contrario que vosotros.-hice una pausa y miré a Katt.- No obstante no es caballeroso causar un enfrentamiento delate de una dama. Así que dejad de hacernos perder el tiempo y buscaros algo que hacer.

Siento la mano de Alex posándose sobre mi hombro y entiendo casi al instante el mensaje sin palabras que intenta transmitirme. Respiro un poco, para intentar tranquilizarme. No quiero que todo se salga de control, ya es suficiente que estos dos tipos estén tratando de buscar lío, por lo que de verdad trato de mantenerme tranquila para no responderles de la misma forma que ellos lo hacen. Controlo el tono de mi voz, así también como las palabras que utilizo, ya que sé que si me dejo llevar por la situación uno de estos dos tipos ya estaría con la nariz sangrando debido al puñetazo que desde que llegué tengo ganas de darle a alguno.

Uno de los chicos comenzó a gritar, y pude notar como varias cabezas se giraban a ver que era lo que estaba pasando. Alex parecía tranquilo. Es decir, notaba como toda la situación le molestaba igual que a mi, pero al mismo tiempo veía como lograba mantener la calma mucho más que yo. Estos dos tipos están fuera de sí, ¿qué les molesta que Alex y yo pasemos un rato juntos? ¿Qué problema hay con que un Slytherin y una Gryffindor se lleven bien? ¿Es que está prohibido? Es estúpido pensarlo... No me molestan los Slytherin, no suelo tener problemas con ellos por el hecho de que sean Slytherins... No, no me interesa de que casa sea una persona. Estos dos tipos, por ejemplo, son de mis misma casa y están logrando sacarme de mis casillas como nunca.

No pude evitar sonreír de lado cuando lo escuché hablar. Su forma de decirle a esos dos que eran unos cobardes por meterse con él siendo ellos, dos, y Alex... Bueno, solo él, e incluso 2 años menor que ellos, fue tan tranquilo y sin intentar darse aires de grandeza que no pude evitar sonreír de lado.

"¿Dama? No veo ninguna por aquí, ¿y tu?." le preguntó el más grandote de los dos dándole un codazo en las costillas a su compañero.

"No, claro que no. Solo está nuestra Señorita Prefecta, que no podemos considerar 'dama', ha estado con tantos que eso de 'dama' se le ha perdido hace tiempo..."

Los dos comienzan a reír como un par de idiotas, y yo no puedo más que mirarlos con la boca abierta. ¿De verdad entendí lo que dijeron? Si así fue, está claro que me acaban de insultar. Mis manos se cierran en un puño apretado para intentar no perder la compostura. No puedo rebajarme a atacarlos, aunque si por mi fuera les arrancaría los ojos allí mismo. No. Tengo que responderles de la misma manera que lo han hecho ellos, tengo que utilizar el método de Alex.

—Puede que no sea una dama— digo formando una sonrisa en mi rostro, a la vez que me encojo de hombros como restándole importancia al asunto, porque la verdad es que no me interesa lo que estos dos gorilas piensen o crean de mi —pero creo que eso no te importó esa vez en que me invitaste a salir, ¿no? Vamos, que tu no eres ningún caballero, te veo comer todos los días en el Gran Comedor, es como si necesitaras un babero gigante para que no se te ensucie la camisa de salsa.— hago un gesto de asco e inclino la cabeza hacia un lado —No sigas su ejemplo, Alex... Tu estás bien así.— le sonrío a mi amigo, y vuelvo a mirar a los dos Gryffindors que seguimos teniendo delante.

Me hizo bastante gracia el comentario de hizo Katt sobre su compañero de casa a la hora de las comidas, la verdad es que en general, a esa hora no reinaba un glamour excesivo, pero las formas del chico en cuestión rozaban lo aberrante, eran un atentado contra la sutileza y el buen gusto, dicho de otro modo, se pasaba los modales por... Intenté mirar hacia otro lado para que no viera que me estaba riendo de él. Después de ese primer comentario de Katt, ella me miró y me sugirió que no siguiera su ejemplo.- Descuida, mis padres se esforzaron en enseñarme modales.-respondí a Katt y miré a los chicos de arriba a abajo analizando su gesto.

-¡Mira Wells, aquí no estás en el castillo y no tienes labores de prefecta!-dijo el segundo chico que parecía más calmado.

-En cuanto a tí.-comenzó a articular el chico más dominante.- No vayas por ahí con esos alardes de señorito, ¿insinúas que eres el único que ha recibido educación o qué?- dijo ofendido por mi último comentario. Ésto no estaba llevando a ninguna parte, parecía que estábamos perdiendo el tiempo hablando con gente que si siquiera tenía intención de solucionar nada, solo pretendían tener la última palabra. Suspiré, era como hablar con un orangután...

-Será mejor que nos vayamos, no quiero perder más mi tiempo aquí.- dije ahora si con cierto tono de enfado, estaba comenzando a alterarme más, me daba rabia que, sin yo haber hecho nada, la hubieran tomado conmigo como si les debiera algo.

Saqué de mi bolsillo las monedas suficientes para pagar mi consumición y la de ellos, se la arroje con desprecio a sus pies, como si de unos mendigos se tratasen, aunque si tuviera oportunidad de darle dinero a algún mendigo se lo daría de una forma mucho más cortés; sin embargo en ésta ocasión solo pretendía herir su orgullo, y, ahora sí, quedar por encima de ellos. - Comprate algo bonito con el cambio.- dije con desdén mientras las monedas rodaban por el suelo y, evidentemente, ninguno de ellos se agachaba a recogerlas. Comenzaba a avanzar para ir a la salida. Sabía que me había pasado un poco, pero no aguantaba más. Noté cómo una mano agarraba mi túnica y tiraba de ella con brusquedad, todo acompañado de un "¡Maldito bastardo!".

No se que es lo que pasa por la cabeza de este tipo de personas, que es lo que piensan al momento de sentirse más importante que los demás. Toda mi vida me he caracterizado por no seguir en lo más mínimo las estúpidas reglas de las diferencias sociales. No me interesa si alguien es hijo de muggles, si es mestizo, o si su sangre es totalmente pura. A lo mejor sea porque fui medio que criada por un muggle, ya que pasaba la mayor parte del tiempo con mi padre en Londres, que con mi madre en Italia. El punto es que nada de lo que estos dos gorilas están haciendo me agrada en absoluto.

No puedo evitar sonreír ante la respuesta que me da Alex. Si, lo admito. A lo mejor en este momento estamos intentando parecer superiores a estos dos, pero es que ellos se lo buscaron totalmente, nosotros no comenzamos la conversación en ningún momento, y menos para intentar meternos en líos o algo así. Nuestra idea era pasar una tarde tranquila los dos, hablando de las cosas que habíamos hecho durante la semana, compartiendo una cerveza de manteca. Mi gesto se tuerce en una mueca al escuchar hablar a uno de los chicos. En ningún momento salí con aires de prefecta.

—No sé tu, pero a menos que tengas un problema de audición, yo no he dicho absolutamente nada sobre ser prefecta, ¿no?— mi boca queda entreabierta cuando el otro se pone a hablar también... ¡Merlin Santo! Que manera de decir disparates y cosas sin sentido. Arqueo una ceja, intentando no perder la calma por toda la situación y trato de controlar el tono de mi voz, para que no suene tan burlón como creo que lo hará —¿Señorito?— pregunto, ya que esa palabra siempre me ha resultado divertida.

Asiento ante la respuesta de Alex. Estoy totalmente de acuerdo con él, lo mejor será que nos vayamos, ya que todo esto no nos va a llevar a ningún lado. La verdad es que me siento un poco defraudada de estos dos, más allá de como se estén comportando, muchas personas eran así. Lo que me molesta más es que sean de mi casa... Y me resulta extraño que se comporten así, ya que no muchos Gryfindors tienen esa mentalidad respecto a los Slytherins... Si el hecho de no entablar amistad con ellos, pero ¿odiarlos al punto de tratarlos de esta manera fuera del castillo, cuando no te han hecho nada? Eso ya es demasiado...

Bien... A lo mejor el modo de actuar de Alex no ha sido el mas acertado. Considero que lo mejor habría sido irnos de allí sin más. Pero lo entendía. Estos dos se habían metido con él sin motivo alguno, solo por el hecho de que era miembro de la casa Slytherin. Siento el ruido de las monedas al caer al suelo y rodar hasta perderse debajo de las mesas, entre los pies de los demás clientes que en este momento estaban pendientes de cada uno de nuestros movimientos. Comienzo a caminar a su lado, dispuesta a marcharme de allí y terminar en algún otro lado, despotricando cualquier cosa en contra de esos dos. Sin embargo algo sucede antes de que logremos avanzar unos pasos: Una mano jala de la túnica a Alex, y una especie de grito que suena a "¡Maldito Bastardo!".

—¿Pero qué te pasa?— digo de forma brusca intentando interceptar el brazo del otro. Pero el otro chico esperaba mi movimiento y me aparta de un empujón, por lo que tengo que dar varios pasos hacia atrás para no terminar tirada en el suelo como las monedas. —¡Oye!— le espeto. Vuelvo a acercarme, con mi mano cerrada en un puño y la dirijo al brazo del chico que está sosteniendo a Alex —¡Sueltalo!— mi mano recorre la distancia que había entre el gorila ese y yo, y le acierto un puñetazo en el brazo. —¡Que lo sueltes, idiota!

Enseguida que siente el golpe se gira hacia dónde estoy yo. Mi vista se fija en la de Alex que en este momento se encuentra libre del agarre del gryffindor. Bien, no salió como esperaba. Estamos metidos en un lío.

Todo había pasado bastante rápido, me estaba dirigiendo con mi compañera hacia la salida cuando todo se torció. Era cierto que yo había hecho mal al hacer ese brusco gesto con las monedas, pero en ese momento no pensaba mucho, y mi orgullo me impedía hacer como si nada. "Maldito yo" pensé para mí. Siempre lo arruinaba todo por causa de mi orgullo, es verdad que los Griffindors querían tener la última palabra, pero también era cierto que yo no soportaba quedar por debajo de nadie. De todas formas, me parecía comprensible.

El chico que me agarró me empujó contra una de las mesas de forma brusca, haciendo que ésta se arrastrara un poco por el suelo. Sin embargo, gracias a Katt pronto me soltó, miré agradecido a mi amiga, probablemente hubiera terminado con la nariz algo desviada (Como había dicho el otro chico de Griffindor) de no ser por su intervención. Pero ahora era ella la que estaba en apuros, el chico más alto, quien me había comenzado a intimidar, estaba ahora mirando hacia ella, y el otro, con unos brazos más grandes que mi cabeza, estaba tras ella.

-¡Eh!¡¿Qué pasa ahí?!-se oyó una voz desde el interior de la barra, desde la cual no se veía mucho del resto de la estancia. Los pasos de quien parecía el camarero se empezaron a oír acercarse precipitadamente.

El chico con brazos de orangután agarró a Katt y comenzó a tirar de ella hacia la salida trasera del local, el más alto, que estaba a mi lado, hizo lo mismo.

-¡Eh!-dije indignado. "¿A estos chicos se les olvida que somos magos?" me pregunté, pero no quería comenzar a sacar la varita para no agravar más aun la situación. El que me sujetaba me soltó con brusquedad contra una pared, mientras tanto, no era capaz de ver qué sucedía con Katt, el chico que parecía un armario que tenía delante me lo impedía.- ¿Qué crees que estás haciendo?-me incorporé como pude y le empujé fuertemente aprovechando que tenía la pared a mis espaldas como punto de apoyo.