Keep calm and talk with Katt ~ Mei&Katt

Hacía mucho tiempo que estaba alejada de mis amigas, especialmente de Katt hacía toda una vida que no hablaba con ella y realmente necesitaba contarle todo sobre lo que pensaba sobre Stefan y también las últimas cosas que me habían estado pasando estos días. Deimos, el sanador de Hogwarts, me había dicho que debía comenzar a alimentarme mejor y que esa era la causa de mis mareos, sumándole mis preocupaciones claro. Así que decidí relajarme un poco y olvidarme de mi novio aunque fuera por un día, mandarle una lechuza a mi vieja amiga Katt para vernos en Hogsmeade. Las tres escobas siempre me había parecido el lugar ideal para tener largas charlas así que le dije que nos veríamos allí.

Llegue a Hogsmeade con un movimiento de mi varita y camine hasta las Tres Escobas, extrañaba ese lugar. Antes lo visitaba con frecuencia y me dije que debía volver a hacerlo más seguido otra vez. Me senté en una de las mesas que estaba contra el ventanal para poder ver a Katt cuando llegara y que ella me viera también a mi. Necesitaba desahogarme con alguien y la pobre Katt era la indicada.

A veces es necesario tomarse un tiempo para reencontrarse con  los amigos. A veces uno necesita tener a alguien con quien hablar, o simplemente dejar que esa otra persona hable, y dedicarse más bien a escuchar. Eso era lo que iba a hacer esta tarde, pasar tiempo con una amiga, ponernos al día con nuestras cosas, aclarar temas  que nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar.

Camino algo apresurada, ya que como de costumbre, estoy llegando tarde. Si tan solo a mi varita no se le hubiera dado por jugar a las escondidas... Luego de haberla buscado por toda la habitación, al final la había encontrado en el último lugar dónde busqué: dentro de la funda de la almohada. ¿Cómo había ido a parar allí? Gran misterio que en estos momentos no estoy interesada en descubrir.

Casi que corro por el sendero hacia Hogsmeade. Cuando llego a la plaza aligero el paso para no terminar golpeándome con las personas que pasean por las calles, como normalmente sucede. Llego al final de la calle y a la distancia distingo la conocida taberna Las Tres Escobas, ¿qué mejor lugar para reunirnos? Allí podríamos hablar tranquilamente y a la vez disfrutar de una que otra cerveza de manteca. A medida que acorto la distancia la figura de Meisi va tomando forma junto al ventanal. Una sonrisa se forma en mi rostro y la saludo con un movimiento de mi mano cuando su mirada se encuentra con la mía.

Entro apresuradamente y me dirijo hacia la mensa en la que se encuentra ubicada. Sin esperar un saludo ni nada parecido me le acerco y la abrazo.

—Siento la demora...— digo a modo de disculpa, luego de unos segundos. Me aparto, y ocupo mi lugar, sentándome frente a ella. Sonrío ampliamente y analizo su rostro unos segundos. —Te echaba de menos serpiente, tenemos mucho de lo que hablar, ¿no crees? Demasiado, diría yo...— la noto rara, como si algo le preocupara, y de verdad estuviera necesitando hablar con alguien.

Enseguida pude ver a Katt llegando a la taberna, la salude animada mente y le sonreí a través de la ventana ella entró rápidamente y antes de que pudiera ponerme de pie para saludarla ella me dio un fuerte abrazo y luego se sentó delante mio. Me alegraba tanto de verla, ella era una de mis mejores consejeras y sabía que me diría lo que opinaba sobre mi situación. Pero obviamente que también quería saber de ella y que me pusiera al día sobre sus cosas. Estaba segura que ambas esperábamos lo mismo la una de la otra, lamentaba tanto que Samie no estuviera allí también.

-Kitty Katt! No sabes cuanta falta me hacías amiga. -le dije sonriente y tomando una de sus manos con la mía sobre la mesa unos segundos.  -Tenemos muuucho de que hablar leona, pero pidamos algo de tomar primero así luego hablamos ya tranquilas. -le dije mientras le hacía una seña al muchacho que atendía para que se acercara a tomarnos el pedido. -Un chocolate caliente para mi, por favor. -le dije cuando el joven estuvo a nuestro lado, luego de que Katt ordenara y que el se marchara para ir en busca de nuestros pedidos, me dispuse a hablar con mi amiga.

-Lamento haber estado tan desaparecida, es que.. -hice una pausa- Bueno luego de la pelea que tuve con Stefan, siento que el sigue raro. ¿Recuerdas lo de la pelea verdad? -la cuestioné porque ni yo recordaba a quienes le había contado todo, pero creía que Katt había sido una de las personas que me había consolado en aquel momento.

Escucho el apodo que hace tiempo me dio y no puedo evitar soltar una risa. Solo tres personas me llaman de esa manera, o al menos tres lo hacían, pero me agradaba escucharlo de Meisi, era como si en realidad el tiempo no hubiera pasado y todo siguiera como antes. Sonrío un poco pensando en esto... Ha pasado tanto tiempo... Todavía recuerdo las salidas que hacíamos los cuatro cuando todo era diferente. La miro y aprieto el agarre de su mano con la mía. Asiento cuando ofrece que primero pidamos algo para tomar, ya que tendremos mucho de que hablar y una vez que comencemos es obvio que no vamos a detenernos hasta haber terminado de contarnos todo.

—Una cerveza de manteca para mi, gracias...— le dedico una sonrisa al chico que nos atiende, y vuelvo mi vista de nuevo hacia Meisi. —No te disculpes... Ambas hemos estado algo perdidas, también es en parte mi culpa...— claro que recuerdo lo de la pelea. Stefano había sabido ser mi mejor amigo, pero todo había cambiado. Todos nosotros habíamos cambiado. —Si, claro que la recuerdo... Ocurrió cuando yo todavía salía con Derek, ¿recuerdas?... Mi relación con Stefano no volvió a ser la misma luego de que todo eso pasó, no lo sé... Creo que no pude perdonarlo como tu, y eso que eres su novia...— sonrío de lado, como disculpándome por eso.

La relación de Stefano con Meisi había surgido unas semanas después de que yo comenzara a salir con Seth, pero pese a que lo mío con el Slytherin no había funcionado, ellos dos aún seguían juntos pese a todo lo que habían pasado. En cierto modo los admiraba a ambos, el poder superar las dificultades de esa manera... Si se hubiera tratado de mi, la verdad es que no sé como habría reaccionado. Pero Meisi era diferente, ella era capaz de hacer cualquier cosa por él, porque se que de verdad lo quiere.

—¿Extraño?— pregunto arqueando una ceja —¿cómo si no estuviera del todo bien? ¿Han vuelto a hablar sobre eso que pasó?— me inclino hacia adelante, recargando mis brazos en la mesa, y me quedo observando a mi amiga.