Ningún sitio más al que ir [Libre]

Estaba bastante aburrido. No tenía nada que hacer, las clases habían terminado. Había ido a la sala común pero seguía igual que siempre sin nada interesante que hacer. Tras un rato meditandolo decidí ir a la biblioteca, así además de leer un poco podría aprovechar para estudiar más tranquilamente, sin todo el alboroto y jaleo siempre formado en la sala común. Salí de ella con un par de pergaminos, una pluma, tinta y los apuntes tomados en clase. Después de caminar un rato, llegue a la biblioteca. Al principio me dirigí a buscar algún libro que me sirviera para estudiar, pero vi un ejemplar de "Quidditch a traves de los tiempos" y lo cogí sin pensarmelo dos veces, parecía interesante y además siempre me había encantado el Quidditch. Con el libro y mis materiales bajo los brazos me dirigí a una mesa vacía para sentarme a explorar y bucear dentro de ese mar de letras, llamado habitualmente libro.

Estaba totalmente abstraído del resto del mundo leyendo aquel libro. Tras leer sus comienzos, en el pantano de Queerditch, jugando a un juego similar, a la evolución de aquel juego, variando las normas y los balones utilizados. De aquello a leer la historia de los actuales equipos británicos, prestando gran atención a las Holyhead Harpies, equipo formado íntegramente por mujeres, los Chudley Cannons y sus sorprendentes 27 ligas, a pesar de llevar más de un siglo sin ganar nada, y las Montrose Magpies, equipo con más títulos de liga, 32. Tras seguir un rato así, de repente algo me sacó de mi distracción. Parecía la voz de una chica. Alcé la vista y vi a una chica algo más joven que yo, y viendo su uniforme, de Slytherin. Con este dato ya parecía más normal sus malos modales. Sin saber aún que quería, le dije:

-Hola, ¿pasa algo?- pregunté, esperando que me dejara tranquilo para seguir leyendo.

Volví a levantar la mirada. No sabía porque pero esa chica se había propuesto darme la lata sin motivo alguno, y encima intentaba decirme que debía hacer, lo cual era normal siendo ella una Slytherin.

-Estoy algo cansado hoy, no me apetece jugar. Además, este libro trata sobre la historia del Quidditch, es decir, no te dice como jugar, sino que te cuenta las antiguas historias de la Copa del Mundo, la liga y demás- le dije - Y tampoco es que vaya a aceptar órdenes de otra persona, que no sea de mayor rango o edad que yo- volví a decir finiquitando la conversación.

Ya cansaba. Era normal, era una Slytherin, pero se creía la reina del mundo, y encima era más joven que yo.

-¿Quieres que te de este libro, y me lo dices ahora? Llevas ya un buen rato molestándome sin motivo alguno, y si querías el libro, ¿tanto te costaba pedirlo?, que quieres, ¿que te lea la mente y adivine tus pensamientos? No es lo que mejor se me da. Si me lo hubieras pedido decentemente, te lo daría, pero pidiéndolo así, por medio de insinuaciones y amenazándome, no, no te lo daré -le dije rotundamente, sonriendo de mala gana.

Aún seguía igual. Seguía queriendo ser la más alta, la jefa, la que mandara, normal, era una Slytherin. Pero no tenía razón, y lo sabía. Le habría dado el libro encantado si lo hubiera pedido, pero no. Ella pretendía arrebatármelo de las manos porque le daba la gana. No me lo había pedido ni una vez antes de cabrearse, sino que trató que me fuera de la biblioteca. ¿Tanto le hubiera costado pedirlo por favor, y que cada uno se fuera por su lado?

-Pues no, no sabía con quién hablaba. No sabía tu nombre. Ya que nada más llegar has intentado largarme de aquí sin explicación alguna, y sin darme tiempo a decirme nada. Y no tendré respeto si tu no me lo tienes, y me has demostrado que no lo tienes. ¿A quién se le ocurre, en vez de pedir un libro a quien lo tuviera y que cada uno se quedara tranquilo en la biblioteca, intentar por medio de insinuaciones que soltara el libro y que me marchara de aquí, para dejarte a ti bien tranquila? -dije rotundamente.-Por cierto, soy Ignatius Middleton, ni me ha dado tiempo a decírtelo, Yveline, ¿ves?-añadí esperando terminar la conversación.

Bien. Parecía que esa Slytherin, aunque no quisiera, admitió, en parte, lo que había hecho. Y eso era muy complicado. Ya era bastante complicado que hubiera llegado a esa situación con la Slytherin, así que decidí no meter el dedo en la yaga y dejar el tema apartado.

-En paz -confirmé-. Tampoco tengo toda la razón, es cierto he sido demasiado grosero solo porque sí.-le dije, tratando que las heridas sufridas cicatrizaran del todo.

Levanté la cabeza del escritorio cuando oí dos voces irritadas medio gritando en susurros para no llamar la atención.. pero obviamente lo hacían. Suerte que no había ningún profesor por ahí. Dejé el libro de historia de la magia y giré el rostro hacia atrás.
Parecía una Slytherin y un joven águila de mi casa, me sonaba la serpiente, pero el segundo debía de ser nuevo, no lo había visto.
Casi estuve a punto de saltar en defensa de mi compañero cuando lo estaban obligando a dejar un libro sin razón y de malas maneras. Yo no encontraba sus palabras para nada groseras en comparación, yo habría actuado igual.
Divisé el ejemplar por el que habían estado peleando: Historia del Quidditch. Alcé una ceja y me levanté acercándome a ellos.
- Perdonad, siento interrumpir, pero últimamente han añadido más ejemplares de este libro- dije, tendiéndole el segundo ejemplar a la chica y señalándole el apartado de historia de al lado, donde habían tres más. Esta bien, tenía mucho instinto de protección con los de mi casa y no me gustaban las peleas.- Espero que te sirva - sonreí a la chica y me presenté- me llamo Alyss Keygen, no he podido evitar escucharos desde atrás, pero me alegro de conoceros, Yve e Ignatus - miré a éste último con afinidad. No me gustaría para nada haber pasado por la situación que había, pero era bueno solucionarlo agradablemente y que los dos pudieran seguir con sus lecturas.

Con la situación aún tensa, a pesar de haber echo las paces, ya que eso solo parecia un pacto de silencio para luego volver a lo mismo. Pero lo peor no había pasado. ¿Y ahora qué? ¿Me quedo con el libro o se lo doy? No lo sabía. Seguía pensando que debería leer yo el libro, lo había cogido antes y ante eso ella no podía hacer nada. Pero seguramente se volvería a enfadar conmigo.

Tras seguir pensándolo, vi venir a una chica. Pensaba que venía a darnos una reprimenda por la que habíamos liado. Pero no. Aun mejor. En vez de fastidiarla, me alivió un montón. Parecía que se había enterado de la conversación y venía con el mismo ejemplar bajo el brazo. Fue como un soplo de aire fresco. Por fin podría seguir tranquilo con mi lectura. Era también una Ravenclaw, me alegré de su presencia aquí.

-Bueno, hola. Creo que no hacen falta presentaciones-le dije medio sonriendo. Se llamaba Alyss. Al parecer ya había oído nuestros nombres en la conversación-Gracias-le dije susurrando a Alyss, sin que Yveline se enterara.

Después de eso, me giré hacia un lado. Parecía haber oído una risa, pero vi a una chica normal, así que no le hice mucho caso al tema.