Y entre mareos y caídas, es tu gente la que vuelve a cantar [Chiara]

Recuerdo del primer mensaje :

Rápidos pasos hacían crujir las hojas. Se sentía extraño, hacía una semana que no caminaba por el Bosque, sólo me arrastraba. Ya me había acostumbrado, tanto a los sentidos de la serpiente, que son geniales, como a la textura sobre mi piel. Pero ahora eso no se puede. Una gran mochila, con cuatro botellas... y una bolsa en cada mano, con más botellas. El choque entras ellas era el único sonido que se escuchaba en el desierto bosque, provocaba un eco que se extendía por lo árboles y llenaba el lugar.

Quería llegar a un lugar alejado, lo suficiente como para no poder volver caminando en el estado en el que sabía que iba a quedar.

¿A cuánto estaría del Castillo? Estúpida melodía que me hacía perder la noción del tiempo. No importa, seguí el camino del libro que decía como moverse por el Bosque y listo, estaba en un extremos alejado de todo, y sin criaturas a la vista. ¿Qué conjuro tendrá? No importa, ya lo averiguaría, si me acoraba.

Dejé las bolsas, con sus respectivas botellas. Me descolgué la mochila y me senté en el suelo, contra el gran árbol, abrí la mochila y seleccioné una larga botella con un líquido verde. Tal vez sea exagerado, pero necesita despejar mi mente (o callarla), y nada como mucho alcohol para eso. Una bebida muggle, agridulce, no muy pesada. Sí, perfecta para empezar.

-Unas cuantas veces -dije, con una risa ahogada -. Pero no niego que prefiero una cama, donde estés vos -susurré en su oído, rozándolo con mis labios. Volví a acomodar la cabeza y cerré los ojos al instante, para asentir ya medio dormido cuando hablo.

No se si pasaron horas o minutos, pero escuché pasos y risas histéricas, de pronto, una voz habló.

-¿Estarán despiertos? ¿Quiénes serán?

-¡Hay que despertarlos!

-No, mira si nos hacen algo...

-No nos harán nada... pero vamos a dejarlos.

Cuatro voces de niñas de no más de trece años, Merlín, que maldición.

Sonreí una última vez cuando oí sus palabras, antes de quedarme dormida.

Apenas oí un murmullo agudo cerca de nosotros, frunciendo el ceño con molestia. No quería abrir los ojos aun. Empezaba a refrescar, seguramente era de tarde y llevábamos horas durmiendo en el bosque.
- nh... - me quejé, dando la vuelta mi cabeza hacia el sentido contrario de las ruidosas voces. Era de las que le gustaba dormir, y si era sobre un chico.. aun más.
- Solo unos minutos más... - murmuré, abrazandome mejor a él.

Las risitas aumentaron y unas pisadas se acercaron hacia nosotros, pero no me moví.

Me reí sin abrir los ojos ante las palabras de Chiara. Ya está, me despertaron, crueles. Debía ser un crimen despertarme en esa situación, durmiendo después de una borrachera y con Chiara pegada a mi cuerpo. Abrí los ojos, volteando mi cabeza hacia las niñas, cuatro Gryffindors de... ¿segundo? Daba igual, estiré mis brazos y besé suavemente en los labios a Chiara, sin cortarme porque estuvieran presentes las niñas. Una oleada de risitas tontas salió de ellas.

-Creo que es hora de volver -le dije, en un susurró -, no me obligues a que te haga cosquillas -le amenacé, con una sonrisa y miré a las niñas sonriente -. Y hay que agradecerle a nuestros despertadores por salvarnos de que nos viera algún profesor.

Sentí sus labios y curvé los míos poco después, aun medio dormida.
- Preferiría que me llevaras en brazos..- susurré sonriendo y provocando una segunda oleada de risitas de las niñas. - Así haríamos más rápido aun.
Abrí los ojos, mirando hacia las chicas y les tiré un beso con la mano antes de que se fueran riendo, como yo. Miré hacia Teo, devolviéndole el beso en un instante y me separé para que se pudiera levantar también.
- Seguramente serán las seis de la tarde o por ahí.. - dije al observar el cielo oscurecer. Bien, ya no tendríamos dudas de si ir a clase o no, pronto sería la cena y.. volveríamos a dormir? Bueno, no pensé en ello.
- Alguna vez me tienes que invitar a tu sala común- comenté sonriendole mientras le tendía la mano para que se levantara.

-No creo que sea posible -le dije, sonriendo y besando sus labios detenidamente, aún estábamos algo dormidos. Me incorporé, sentándome primero y bostezando estirando mis brazos y cuello. No era muy cómodo, pero había estado en peor estado antes. Me paré, con un leve balanceó y entrelacé mi mano con la suya. Comenzando la caminata de vuelta. Yo seguía algo cansado, y callado. La miré unos momentos, observando su rostro sin pensar en el hecho de lo que acaba de pasar entre nosotros.

-¿Cómo lo pasaste? -le pregunté, sonriendo.

- Eeh?.. por que no?.. me gustas más ebrio- me quejé alargando la cara exageradamente al ver que seguramente sólo pretendía verme aquella vez. Bueno, nada anormal en mi vida, todos los chicos siempre eran así conmigo, al poco se olvidaban de mí y yo de ellos.. pero eso había sido antes de llegar aqui. Necesitaba amigos, personas con las que estar.. Supongo que Teo no sería uno de ellos. Me enfadé conmigo misma por ilusionarme con desconocidos, me molesté por mi necesidad de no estar sola. - Bueno, es igual - dije simplemente, encogiendo los hombros y dejando que cogiera mi mano.
- Lo he pasado muy bien, y tú? - respondí sonriendo para evitar que me afectara su contestación.

-Obviamente también la pasé bien -le sonreí -, me agrada estar contigo -agregué, sonriendo cuando una loca idea pasó por mi cabeza -. Hay un aula vacía en el tercer piso... de seguro esta noche no duerma mucho... y también es seguro que esté en ella a las tres de la madrugada... quien sabe... podría encontrarme con alguien -dije todo esto en tono casual e inocente, sonriendo y mirando hacia el frente, acariciando su mano -. ¿Crees que alguien pasee por allí a esas horas?

Lo miré ante la sugerencia que me estaba planteando y comencé a sonreír.
- Podría ser... esta vez sin bebidas de por medio? - pregunté con curiosidad, tanteando cuales eran sus intenciones para decirme que me dirigiera en la madrugada a un aula abandonada. Sonaba exitante tener que ir a escondidas para encontrarme con alguien, tanto como caminar por el bosque y encontrar a un chico rodeado de alcohol.
Desde luego, no tenía mucho más que hacer a esas horas, el plan que me dijera me vendría bien, aunque tendríamos que recobrar el descontrol horario al proximo día, antes de que hubiera clase.

-Eso como quieras, pero si quieres, tendré que ir a comprar más, así que avísame --le sonreí, prefería que fuera limpio esa vez... pero no me negaría a algo de diversión como la que acababa de tener.

-¿Qué te hizo quedarte esta noche? -le pregunté, de la nada. Sí, eso me intrigaba... supongo que era normal preguntarlo, o no... bueno, ya lo había hecho. Caminábamos de la mano, cruzando el bosque, no nos cruzamos con nadie más, nadie andaba por esa zona. En el momento estaba muy dormido, pero ahora me empezaba a preguntar qué hacían esas niñas tan alejadas del castillo... sólo espero no tener cuatro desaparecidas esta noche, todos se pondrán locos y tendré que suspender mi cita con Chiara.

- Puedes traer si quieres, no me negaré a acompañarte como hoy.. - dije sonriendo mientras ya subíamos la cuesta llena de pasto y piedra en dirección al colegio. Lo cierto es que no me molestaría repetir lo de hoy, pero comenzaba a tener un poco más de juicio y no sabía si él pretendía volver a hacerlo con todo lo que me había contado sobre la chica.
Pensé en su pregunta pocos segundos antes de contestar.
- También necesitaba huir de todo y de nada de lo que tengo.. supongo que quería entretenerme y apareciste en el momento indicado, nada que no se pueda volver a repetir esta noche - reí un poco. No creía que fuera una coincidencia. - Crees en las casualidades? - no estaba muy lúcida pero en mi mente siempre estaba esa pregunta.

-Pocos se negarían a pasar una noche así -le sonreí y levanté la vista, el Sol brillaba sobre nuestras cabeza levemente, de tonos rojizos, como el cielo -. Podría repetirse... o no. Eso lo decidirá el azar, de seguro -solté, de manera misteriosa ara sonreír a su lado -. Pues... tendría que pensarlo un poco mejor. Sí, puede ser que existan, pero a la vez nosotros las deformamos haciendo que sean más que sólo eso. Porque como dicen, el destino es una historia con principio que cada uno debe escribir su final. Que una casualidad, como encontrarnos anoche acá, deje de ser una casualidad... dependerá de cómo lo tomemos y de qué hagamos nosotros a partir de ella -comenté, sonriendo y pensando cada palabra, buscando los conceptos y debatiendo en mi mente a ver si era correcto o no lo que estaba diciendo. Mejor dicho, si creía o no en lo que estaba diciendo.

Sonreí.
- Yo sería de las que no se negarían, sin duda.. pero es interesante dejarlo al azar, aun faltan horas para que volvamos a reencontrarnos y ya estoy consiguiendo que vuelvas a pensar, oh..- suspiré- cuándo deja de pensar un Ravenclaw? Tendré que emborracharte más a menudo - dije como si me quejara, pero aun sonriendo, ya que su respuesta era la misma que yo pensaba, solo que no se lo dije.
Llegábamos ya al interior del castillo, repleto de estudiantes de todos los grados rondando de aquí para allá con sus ajetreadas vidas, libros, varitas.. un ambiente lleno de voces, nada que ver con el lugar de donde veníamos.
Me tapé un poco el oido, molesta. Ya estaba sufriendo los efectos de la resaca.
- Quien pudiera ser sordo cuando le conviene..- murmuré, caminando junto a él. Ya pronto nos despediríamos hasta la noche, esperaba al menos que el dolor remitiera con un poco de silencio.

Le sonreí y besé detenidamente sus labios, aunque aún no habíamos entrado al castillo, habían varios alumnos rondando por allí, pero no me importo. Me había colocado delante de ella y había puesto mis manos sobre su cadera mientras la besaba. Cuando me separé, le sonreí y miré sus ojos unos segundo antes de volver a tomar su mano e ingresar al castillo -. Supongo que eso no será suficiente compensación, pero... sí, podrías emborracharme más seguido -al entrar al castillo fruncí el ceño, pero sonreí al verla tapándose los oídos.

-No te preocupes, no iremos a vivir al Bosque -bromee antes de frenar en mitad del vestíbulo para despedirme de ella -. ¿A las tres de la mañana? -pregunté, confirmando el horario para nuestro próximo encuentro.