Que la bufanda vuelva a su dueña [Lilith]

Después de haber solucionado en mi cabeza cómo iba a hacerlo para pagar los gastos del hospital de mi padre, pude relajarme un rato y lanzarme a mi cama en la sala común. Había sido un duro día de trabajo con Erick en su tienda de animales cepillando los unicornios uno por uno hasta tener la mayor cantidad de pelos para vender. Había hecho una buena cantidad y ya me podía despreocupar del asunto de mi padre en el hospital.

—"Hora de la flojera" —pensé mientras bostezaba.

Fue ahí cuando vi que sobre el velador junto a mi cama estaba una prenda rosada bien conocida por mí, pero no recordaba de dónde. Yo no tenía nada rosado. La cara de la linda chica que me había acompañado en la lechucería llegó a mí como si fuera una seta de fuego, veloz y fugaz. Era de ella. Recordé de golpe el momento en que me había abrigado con su bufanda para protegerme de mi descuido de andar desabrigado por el castillo como si estuviésemos en verano.

—Es verdad, Lilith —dije con los ojos bien abiertos.

Olvidé toda la pereza que me había traído a la cama y tomando la bufanda en mis manos caminé escaleras abajo con rapidez. Ella seguramente necesitaría su bufanda y yo me había ido con ella sin haberlo notado. Sería vergonzoso entregársela después de haber desaparecido así, pero lo sería aún más si no se la devolvía.

Corría y corría por los pasillos con cuidado de no impactar con nadie y con la esperanza de encontrarla.

Aquella tarde me encontraba en los jardines. Estuve bastante rato sentada en un banco con la mirada fija en las flores mientras le daba a vueltas a miles de cosas en mi mente. Había muchas cosas que deseaba hacer pero que no me dignaba a hacerlas. Y mucho menos en aquel entonces que ya empezaría a ver clases. Con todo el asunto de mis padres, me solía sentir frustrada. Quizás era cierto que siendo sangre sucia no pertenecía allí. La única que lograba hacerme sentir mejor era Luna Midori, que me comprendía mas que a nadie. Pero no quería fastidiar a Luna con uno de mis dramas, por alguna razón cada vez que me desahogaba con ella sentía que la fastidiaba, aunque ella me dijera que no era así. Suspire tratando de alejar tantos tontos pensamientos en ese momento, y decidí ir a la sala común a ponerme a leer un libro para despejarme un poco mas. Camine por los pasillos sin mucha prisa y para mi sorpresa vi a Hydrus. Note que corría pero dejo de hacerlo en cuanto me vio. Me acerque a el.-No corras por los pasillos, Pegasus.-Le dije con una sonrisa por su estado. Note que traía consigo mi bufanda, la que le había prestado en la lechuceria cuando nos conocimos. Fruncí el ceño extrañada para que notase mi duda.

Estimaba que me tomaría bastante tiempo encontrar a Lilith entre tanta gente que había vuelto a clases después de las vacaciones, pero la suerte estaba de mi lado ese día, ya que volteando en una esquina escuché su voz y me frené en seco.

—Oh, Lilith —dije dándome cuenta de su presencia— Parece que soy un buen mago. Apenas pensé en ti apareciste de la nada.

Me aproximé a ella esquivando la gran cantidad de parez de zapatos que amenazaban con pisarme y de paso yo intentaba eludir el tropezar con alguno de los nuevos estudiantes. Finalmente pude quedarme de pié frente a ella.

—Te estaba buscando —le informé de mis intenciones— Primero que todo lamento irme ese día sin decir nada, no tuve una noticia agradable, pero ya se solucionó todo.

Alcé el trozo de tela en mis manos. Era lo que más importaba.

—Tu bufanda me salvó de una gripe en vacaciones, gracias —sonreí— Ya es hora de que te la devuelva.

Sonreí ante sus intenciones. Me dio un poco de gracia porque había estado corriendo buscándome solo para devolverme la bufanda, y a la vez me pareció lindo de su parte.-Recuerdo lo pálido que te pusiste aquella noche. No debió ser nada fácil. Me alegro que todo se haya solucionado.-Le dije con una sonrisa feliz por el. Me había preocupado aquella vez por el, pero me gusto saber que ahora todo estaba solucionado. Ya podía ver mejor su sonrisa.-Gracias por devolvérmela, ya la estaba extrañando.-Dije mientras tomaba la bufanda y me acomodaba en mi cuello. Pude detectar inmediatamente el aroma de Hydrus viniendo de ella.-Me gusta tu aroma, Hydrus, supongo que no estará mal que me recuerde a ti cuando la use hasta que vuelva a la normalidad.-Le dije llevándome una punta de la bufanda a la nariz, pareciéndome a una niña. Reí.-Que bueno es volverte a ver. Si no es mucho atrevimiento preguntarte ¿qué fueron esas noticias?-Pregunte mirándolo.-Lo lamento pero me da curiosidad desde aquella noche.-Agregue. Si no me decía no me importaba, lo entendería de todos modos.

Pálido siempre había sido, así que para que Lilith me dijera que me había puesto así debía haber estado blanco como papel. Me sonrojé al pensar que le había dado un buen susto y que de paso me había desvanecido.

—Lamento haberte preocupado. No volverá a suceder. De ahora en adelante en lugar de irme sin darte motivo, te explicaré los motivos —dije mirándola a los ojos.

Ella recibió gustosa la bufanda que había permanecido en mi poder hasta ese entonces. Era una pena que se hubiera desvanecido su aroma, pero a Lilith no pareció molestarle, sino que al contrario. Le había gustado que en lugar de su olor estuviera el mío.

—¿De verdad te gusta? —pregunté curioso— Vaya, nunca me había preguntado a qué olía. Aunque es una pena que haya desaparecido tu olor, es agradable

Me preguntó por lo que había pasado ese día en la lechuchería y en ese instante agradecía que me la hubiera encontrado después de haber solucionado ese asunto y no antes.

—Ahora no tengo problema en hablar de ello. Resulta que mi padre había caído en el hospital porque una de las criaturas a las que observaba le inyectó veneno en un descuido. La carta que había llegado a mis manos me decía que estaba inconsciente y que necesitaban que enviara dinero al hospital. Afortunadamente lo pude reunir trabajando con Erick y hasta incluso despertó. No creo que se meta en más problemas por un buen rato.

Sonreí satisfecha de saber que no me volvería a preocupar por Hydrus, o de saber de que cosas le podrían estar pasando. Así también le ofrecería ayuda si es que pudiese ayudarle en algo.-Espero que así sea. Pero no te preocupes, igual lo comprendí. Apenas nos habíamos conocido aquella noche, es normal que hubieses preferido irte.-Le dije encogiéndome de hombros. A diferencia de el yo solía fingir que todo estaba bien para no preocupar a a nadie, además de que detestaba hablar de mis problemas.-Si, me gusta mucho. Tu aroma es interesante y encantador.-Dije con una sonrisa y luego encarne una ceja.-El mio no debe ser muy bueno, muy muggle.-Dije arrugando el rostro como desaprobación. Luego reí de que estuviésemos hablando de eso. Escuche atentamente todo lo que me dijo.-¡Vaya! que mal que le haya pasado eso a tu padre, y si que debería tener cuidado para la próxima, si es que llega a haber una. Que bueno que este mejor ahora.-Le dije comprensiva. Acaricie su brazo y le sonreí.-Entonces Erick te ayudo. Ese chico si que es activo pero es demasiado agradable.-Dije contenta de que ya se hubiera solucionado todo para el y gracias a la ayuda de Erick.

Enarqué una ceja cuando mencionó que su aroma no debía ser agradable por ser muy muggle. Sabía que lo decía en broma, pero siendo yo mismo un mestizo de madre muggle, no sentía aversión alguna contra los nacidos de muggles.

—¿Por qué las chicas siempre se consideran menos de lo que son? —pregunté con una mano en mi cabeza— Escucha Lilith, tú puedes decir lo que quieras, pero tu bufanda dejó mi almohada con tu aroma y no es desagradable, es más, creo que se asimila a la lavanda.

Quizás por eso la bufanda ya no despedía ese rica fragancia, porque se había quedado en mi almohada. Supongo que inevitablemente pensaría en ella antes de dormir al menos mientras durara su esencia.

—Erick fue muy atento —admití— Debe ser cosa de Gryffindor. Ya sabes, ser buenos samaritanos. Erick me ofreció trabajo y tú me abrigaste cuando había olvidado hacerlo.

Me sonroje en cuanto escuche lo que me contesto. Quizás si tenia razón y me creía menos de lo que podía ser, pero tampoco tenia razones para no sentirme así, o las ignoraba. Solo pensaba en ese momento que Hydrus era un muy buen chico como para que llegase a pensar mal de una chica como yo. Quise dejar pasar eso como si no se hubiera dicho nada.-Ahora se que pensaras en mi estas noches.-Sonreí de manera picara pero en broma.-Soñaras conmigo, y una pradera de lavanda. Despertaras cada día con una sonrisa. Nada mal, Hydrus.-Agregue bromeando y guiñándole un ojo. Reí cuando menciono eso de buenos samaritanos.-Definitivamente es cosa de Gryffindor. Aun seguiré cuidándote, eres un niño muy descuidado, Pegasus. Primero andas sin abrigo, luego andas corriendo por los pasillos lleno de estudiantes.-Le dije negando con la cabeza pero con una sonrisa sutil en mi rostro. Sabia que Hydrus podía cuidarse el solo, era obvio si cuidaba de el mismo y de su padre a la vez. Pero como siempre debía dejar salir esa madre protectora de mi, sobre todo con Hydrus, que sentí que con lo de su padre había tenido mucha responsabilidad encima. Solo se necesitaba consentirlo un poco.

¿Soñar con Lilith?, ¿cómo sería eso? Un campo lleno de lavandas y ella en el medio no sonaba mal. Podíamos tener un día completo en el sueño sin sentir hambre o sueño. Solamente nos divertiríamos. En el mundo de los sueños no había límites y eso era lo que me preocupaba un poco. Si el universo no tuviera reglas no sabía de lo que sería capaz.

—Soy un descuidado, lo admito —sonreí— Pero no te preocupes tanto por mí. No quiero ser tu carga ni nada por el estilo, ni tampoco tu hermano pequeño o tu hijo. Seamos lo que somos ahora. Dos personas que conversan aquí de pié en los pasillos repletos de estudiantes nuevos que serían capaces de golpearnos para llegar a tiempo a clases.

Y era cierto. Mientras hablaba con ella soportaba varios codazos a mis espaldas, pero la mayoría eran indefensos.

Resople en cuanto escuche lo primero que dijo. Hydrus no me resultaba ninguna carga, al contrario esa era mi forma de ser, preocuparme por los demás siempre fue algo que no pude evitar. Pero en ese instante me dio un poco de gracia imaginármelo como un hijo, imágenes tontas de Hydrus disfrazado de bebe llegaron a mi mente, todo un espanto.-No podrías ser mi hermano menor o mi hijo. Apenas alcanzo tu hombro, definitivamente eres mi hermano mayor.-Le dije con una sonrisa mientras lo despeinaba un poco como una tonta.-Ademas, jamas serias una carga. No puedo evitar ser así, como una madre sustituta, nunca me ha molestado ello.-Dije esta vez encogiéndome de hombros con mi mirada fija en los estudiantes fastidiosos que parecían huir del fin del mundo, pues no paraban de hacer desastre en los pasillos.-¿No prefieres ir a otro lado para que conversemos con mas tranquilidad? No quiero que terminen pisoteandonos.-Le dije aun con mi vista en los demás con una expresión de miedo. Había notado también que aveces tropezaban con Hydrus y no me gustaba. Era mejor irnos a otro lado antes de que pasase algo malo.

Lilith tenía razón. Estar de pié en medio de un pasillo que se asimilaba a una estampida no era nada acogedor, por lo que quise aprovechar que estábamos en un pasillo camino a los jardines.

—Dado que en cualquier momento es probable que alguien me saque un ojo o una pierna, ¿qué tal si seguimos esta conversación en los jardines? Suena mejor que estar luchando por nuestra integridad física —bromeé tratando de obviar los pies que pisaban los míos sin remordimientos y sin pedir disculpas siquiera.

Tomé la mano de Lilith para que siguiera mi trayecto y no fuera derribada por algún inconsciente que pasara por el lugar. Ella ya tenía su bufanda, pero de todos modos quería charlar un rato con ella. Esta chica de Gryffindor me atraía porque era linda y dulce, pero no sabía si yo mismo podría con eso, considerando que no sabía cómo tratar tanta dulzura.

Sonreí al saber que el estaba dispuesto como yo a ir a otro lado. Los pasillos cada vez se volvían mas peligrosos, parecía que nadie que pasaba por allí le importaba tener cuidado con las demás personas, pasarían por encima de todos si fuera posible. Afortunadamente yo me encontraba segura, por ser mas pequeña que Hydrus de alguna manera su cuerpo era lo que me protegía. Me tomo de la mano para que le siguiera aun protegiéndome de los "salvajes" que no paraban de tropezarse unos con otros sin compasión de nada. Nos dirigimos a los jardines. Antes de encontrarme con Hydrus había estado allí pero sin prestarle atención a las hermosas flores. Le sonreí de nuevo.-Que bueno que nos hemos alejado de la zona de peligro.-Bromee sentándome en un banco. Le di palmadas al espacio al lado de mi, indicándole que se sentara conmigo.-¿Estas bien, cierto? Te llevaste muchos tropezones.-Le dije mirándolo atenta. Había algo en Hydrus que me atraía, chicos como el habían pocos, tan atentos. Hydrus era único.-¿Sabes? me agrada haberte encontrado hoy.-Admití mientras observaba las delicadas flores.

Me acerqué a sentarme junto a ella en la banca mientras notaba como sus ojos claros se posaban sobre las flores que nos brindaban su fragancia para pasar el rato más agradablemente.

—No pasó nada, estoy bien —le sonreí para que se tranquilizara— Pero creo que mañana buscaré por todo el castillo a la chica que se le ocurrió usar tacones y haré desaparecer ese calzado maléfico —bromeé con las pisadas que había recibido.

Lilith me decía que le había gustado encontrarme. Muy pocas personas me decían eso, porque estaban acostumbradas a encontrarme por todos lados y como es lógico, lo que siempre está allí es difícil echarlo de menos. Me gustaba sorprenderme con cómo surgían las cosas, porque yo había planeado entregarle su bufanda rosada, pero había resultado más.

—¿Sabes? Esta mañana había salido de mi cama pensando en que te entregaría tu bufanda y luego... luego nada. Supongo que hubiera sido otro día aburrido si no te hubiera encontrado.

No pude evitar soltar una carcajada al enterarme de su desgracia. Sufrir la pisada de un tacón era claramente uno de los peores dolores del mundo, no importaba de que tipo fuera el tacón, eso dolía un infierno. Trate de calmar mi risa llevándome una mano a la boca. Ya cuando pude respirar de nuevo, baje la mano.-Debes ser bastante fuerte Hydrus, no vi que se te pusieran llorosos los ojos. He tenido la terrible experiencia de que me clavasen uno en el pie, fue de lo peor que hasta cicatriz me quedo, te puedes imaginar.-Le dije haciendo una mueca de horror al acordarme de aquello. Recuerdo que cuando sucedió el tacón duro en mi pie casi 20 segundos, 20 segundos de sufrimiento. Le sonreí con ternura cuando escuche lo siguiente que me dijo.-Te prestare algo cada vez que nos veamos, para que vuelvas a salir corriendo en mi búsqueda y pases menos días aburridos.-Le dije bromeando mientras me acercaba a los tulipanes blanco que se encontraban cerca. Tome uno, arrancándolo con cuidado, y volví a sentarme junto a Hydrus con el tulipán en mis manos.

No sonaba una mala idea encontrarme cada mañana con ella, sobre todo si me alegraba así el día, peor no tenía que ser del modo que ella decía. Eso se podía solucionar.

—No, no quiero que renuncies a las cosas que necesitas por eso. Podemos reunirnos todos los días si tú lo deseas. No necesitamos excusas, sólo el motivo de querer pasar un buen día.

Era una joven muy tierna y sencilla, tanto así que se había entusiasmado con unos tulipanes y se había dirigido hacia ellos para tomar uno e inhalar su fragancia antes de sentarse junto a mí nuevamente. Si ella podía encontrar el placer en cosas tan simples como esas, entonces no había razón para que yo no pudiera hacer lo mismo y comencé desde ese momento.

—Oye, conozco el lugar perfecto para esa flor.

Y así tuve el detalle de tomar con suavidad el tulipán de las manos de Lilith y de ponerlo en su cabello.

—Perfecto.

Asentí con la cabeza pensando en que era buena idea. Ver siempre a Hydrus sería divertido, el me agradaba demasiado y hasta podríamos llegar a ser mejores amigos. Total, disfrutábamos de la compañía del otro.-Me encantaría, Hydrus. Aunque sera un poco complicado por las clases y las tareas, pero igual te fastidiare un poco en las horas libres.-Le dije sonriendole. Solía ser como una niña con el, siempre me encantaba su compañía y me podría impresionar fácilmente con cada cosa que hacia. Tomo el tulipán que tenia entre mis manos y la puso con delicadeza en mi cabello, no pude evitar ruborizarme un poco por eso.-¿Te parece que me queda bien?-Pregunte con una sonrisa mientras acomodaba un poco mi cabello para hacerlo mas decente, y posar un sutil sonrisa para el. Resople un poco tonta y con mi hombro le di un pequeño un empujón. Me apoye en el luego de eso, estando comoda.

Alejé un poco la vista para verla mejor. Estaba adorable. Su cabello, sus ojos azules, su ternura y un tulipán añadido a toda esa mezcla infinita de poesía que formaba ella con sus gestos era un gran escenario.

—Claro que te queda bien, ¿es que no confías en mis gustos? —bromeé— Además tú ya luces bien. Sólo es un accesorio para que se note un poco más. Un detalle. Aunque tengo que admitir que el sonrojo que tienen tus mejillas no lo tenía planeado.

Sentí que el viento mecía el resto de las flores que había en el jardín y su olor llegó a mi nariz, endulzando el momento. Era como si estuviéramos en primavera. La primavera me recordaba al amor y lo relacioné con Lilith. No pude evitar hacerle ciertas preguntas más íntimas.

—Oye Lilith, ¿cómo está tu vida amorosa?

Mis mejillas siguieron ardiendo con ese tono rojo mientras Hydrus hablaba. Jamas estuve acostumbrada a recibir cumplidos, incluso me llegaban a incomodar, pero viniendo de el me sentía bien a pesar del sonrojo. Me lleve mis manos a mis mejillas con un poco de vergüenza.-Disculpa, no lo puedo evitar. Creo que es fácil que me hagan ruborizar.-Le dije aun con las manos en mi cara cubriendo mis mejillas rojas esperando que volvieran a su tono normal. Pero al contrario, en cuanto Hydrus me pregunto por mi vida amorosa mis mejillas ardieron aun mas. Recordé a Dominic en seguida, la única persona que me gustaba tanto en ese momento aunque habían pocas posibilidades de que pudiese pasar algo entre nosotros, o así lo pensaba. Reí nerviosa sin saber muy bien que le contestaría.-Bueno, hay un chico que me gusta pero me parece que estamos muy lejos a llegar a tener algo.-Le confesé con un poco de timidez mientras jugaba con mis manos. En mi cabeza rondaban muchas ideas en cuanto a eso, y ningunas eran alentadoras. Sacudí un poco la cabeza para no pensar nada tonto y mire a Hydrus.-¿Qué hay de ti, hay alguna chica especial?-Pregunte interesada con una mirada de picardia.

La naturaleza nos acompañaba en el momento propicio. El mejor lugar para hablar de cuestiones amorosas era el jardín, aunque últimamente había intentado evitar ese tema por razones obvias. Desconocía exactamente los motivos que me habían llevado a preguntarle a Lilith, aunque me contestaba que debía ser porque comenzaba a dejar de verla como una compañera de colegio y la estaba viendo más como mujer. Por eso quería que sintiera total libertad de ruborizarse si así lo quería.

—No te ocultes, no me burlaré. Te lo prometo.

Luego bajó la vista. Había leído en libros de la biblioteca de oclumancia que esa es una manera poco efectiva de que una persona no entre en tu mente. Era como si hubiera algo que ella no me quisiera transmitir. ¿Estaba preocupada?

Omitió nombres, pero me habló de alguien que lo encontraba muy distante. Quería consolarla.

—Es normal sentirse así al principio de una relación, sentirse así de distante, pero es porque uno quiere estar lo más cerca posible de ese alguien. Ya verás que todo se solucionará —la animé

Las cosas cambiaron cuando fue ella la que me preguntó a mí. Mi vida amorosa era un vórtice eterno que arrastraba todo lo que se encontraba cerca, haciendo efímera mi calma. Primero llegó a mi mente Susan, mi mejor amiga, quien había confesado que le gustaba, pero me amaba como hermano. Más confuso imposible. Después llegó Luna Midori, mi amor platónico, quien me gustaba, pero no sabía si mantenerla como algo platónico o continuar. Y finalmente lo más doloroso para mí, Donatella Serantoni. No nos soportábamos, pero me seguía pareciendo la más bella del colegio y tenía el presentimiento de que había bondad en ella aunque no la demostrara.

—Es complicado —lo resumí en dos pobres palabras.

Hydrus intento animarme, y aunque quería convencerme de que tenia razón como en todo lo demás que decía no podía evitar sentirme insegura a aquella situación "amorosa" que tenia con Dominic de todos modos. Y debía ser miedo a ser rechazada, lastimada o incluso miedo a que las malas lenguas empeoraran si vieran a un Slytherin y una chica de Gryffindor juntos, sin restar que era de padres muggles.-No estoy segura de que se pueda solucionar. Además de que ni es una relación, me refiero, no se siquiera si hay un nosotros.-Le dije un poco frustrada pero me mantuve tranquila por el, no quería hacer un drama con respecto a eso.-Es mas bien posible que sea solo algo pasajero. No debería hacerme muchas ilusiones.-Dije bastante clara. Luego de mi pregunta pude notar como el se perdía en sus pensamiento, no era la única con ciertos problemas de ese tipo. Tome su mano para darle seguridad.-Me puedes contar que es lo complicado, si lo deseas.-Le dije mirándolo a los ojos. Obviamente yo no era ninguna experta en el tema del amor, pero me dio curiosidad, quería que cosas podían estarle ocurriendo a el. Hydrus era alguien que seguro debía tener muchas chicas detrás de el, esa personalidad encantadora no solo podía dejarme con tan grata impresión a mi nada mas, teniendo en cuenta también que era bastante guapo. El era el tipo de hombre que cada chica deseaba, ese príncipe azul que llegaba para rescatarte y hacerte feliz a cada momento. Si alguna chica debía gustarle, era una afortunada, pero debía ser digna para el.

Nuevamente confirmaba la dulzura que poseía Lilith. Ella no consideraba una relación como tal si no tenía un sentido más o menos formal como era estar en pareja o por lo menos que la gente supiera de su existencia. Si tan solo supiera de la variedad de relaciones que había en el mundo, tan únicas, consideraría lo suyo como tal también.

—Oye, no es necesario que estén en pareja para llamarse relación —le expliqué— Sobre relación me refiero a la comunicación de una persona con otra, el contacto que tengan. La clase de relación es otra cosa y si la cosa es difícil como me dices está bien que no te hagas ilusiones, pero eso tampoco quiere decir que eches todo por la borda, ¿o sí? Nadie se ha muerto y mientras ambos estén vivos no veo por qué no pueda ser.

En el caso mío, yo mismo decidía que no podía ser. Para mí el amar era una decisión. Era uno mismo quien se lo prohibí o se lo permitía según las circunstancias.

—No es tan complicado en realidad —pensé— Podría resumirlo en que creo que no soy tomado en serio.

Así me sentía. Susan no me tomaba en serio por ser su mejor amigo, prácticamente su hermano y por ese nivel de confianza creía que podía hacer lo que quisiera conmigo. Luna coqueteba conmigo y yo correspondía encantado, pero no me dejaba claro cuál era su interés. Y por último... Donatella. Yo sí que la tomaba en serio, porque creía en una luz en su interior, pero ella jamás vería ni el más mínimo rastro de ella en mí por ser un mestizo.

Mire a Hydrus con una mueca cuando me explicaba. Si tenia razón, no debía porque tener que echar todo por la borda como dijo. Suspire bajando la mirada sin muchos ánimos a pesar de sus palabras.-Tienes toda la razón, como siempre.-Le dije para volverlo a mirar y volverle sonreír para hacerle saber que sería menos pesimista en cuanto a esa situación. Hydrus me contesto, dijo que no era tomado en serio ¿cómo no podía serlo? Hydrus era un chico que además de ser todo un caballero y divertido valía toda la pena pelearse por el, aunque no era lo mas correcto, pero mientras lo pensaba me daba cuenta de que yo sería capaz de eso. El me atraía, y pensando en todas las cosas buenas de su persona me di cuenta que no había ni una sola cosa que no me gustase de el. Estaba segura de que no era la única chica que pensaba lo mismo por eso me sorprendió lo que dijo. Apreté su mano para que me prestase atención.-No entiendo como es posible eso, mi querido Hydrus. ¿Por qué no serias tomado en serio? Eres uno de los mejores chicos que conozco. La chica que te tenga y no te vea o te acepte como debería, simplemente no es para ti.-Le dije con honestidad pensando en lo absurdo que era que no tomasen en serio a Hydrus.-Si te ayuda, yo si te tomo en serio, no eres un juego ni nada de eso.-Le sonreí de nuevo para confortarlo.

Lilith me llamaba la atención presionando sus manos contra la mía. Era como si no creyera que no era tomado en serio, pero era porque no estaba en mi lugar. A veces su dulzura se desbordaba por la inocencia, ya que no sospechaba que a veces yo sentía que tampoco me tomaba en serio, o si lo hacía no lo hacía como yo quería, pero qué infiernos, no podía pretender modificar a las personas, ya que yo odiaría que intentaran cambiarme.

—Quizás sea por la misma razón por la que no formalizas tu relación con aquel chico —pensé en voz alta— La experiencia me ha dicho que son pocos los que quieren a las "buenas personas". ¿Sabes? Me ha tocado ver que todos piden buenos compañeros amorosos y se quejan de que nunca llegan. Yo opino que sí llegan, pero que no son vistos.

Por lo menos Lilith tenía la voluntad de tomarme en serio. Con eso me bastaba.

Escuche lo que dijo Hydrus, y una vez mas sus palabras era totalmente acertadas. Pero mi caso con Dominic no era ese, yo solo me fascine que con una persona que era claro que no era para mi, no porque no me supiera aceptarme sino porque ambos sabíamos que no resultaría, yo buscaba una relación que el no deseaba, ambos teníamos deseos diferentes y por mas que fuese muy lindo todo lo que ocurriese entre nosotros ya serían solo momentos y jamas pasarían a ser un sentimiento mutuo.-Estoy segura de que no es la misma razón. Pero tienes razón.-Le dije de nuevo apretando su mano.-Hydrus, si tu no eres visto seguro tratas con una persona bastante difícil, no importa cual sea la razón ya veo que no se permite a si misma abrir los ojos. Así que, espero que se solucione ese asunto, eres a quien menos se debería tener ignorado.-Le dije apoyándome en su brazo mientras acariciaba su mano. No sentía que era la mejor dando ánimos en el asunto, pero notando el estado de Hydrus por lo que dijo no me hacia sentir bien, así que pensé en decirle lo que pensaba sin importar nada.

Lilith presionaba su mano contra la mía todavía más. Estaba enfocada en que no me sintiera mal por las cosas que le estaba contando y ocultando también. Yo sinceramente no esperaba que lo mío se solucionara, porque había aprendido que mientras menos esperara, más me alegraría por lo poco que recibiría.

—Sé que yo mismo comencé el tema, pero cambiémoslo. Es claro que no le hace bien a ninguno de los dos.

Para ayudarme a cambiar todo ese menjunje amoroso, llegó un pétalo de flor a mi regazo, volando por la brisa que mecía las plantas y fragancias de los jardines. Lo tomé con suavidad para que no se destruyera y decidí llevar la magia a sus fibras. En unos segundos ese pétalo estaba volando alrededor de Lilith como una esfera de luz, brillando a su alrededor para ver si podía iluminar su día para que no tuviera que pensar en aquello que le faltaba y quería que ocurriera.