Depués del baile, cuando aun las estrellas siguen mirando. (Cassandra Mathis)

Observé sus movimientos detenidamente. Le devolví la reverencia sintiendo una gran curiosidad por lo que iba a hacer.

Comenzó a hablar, extendí mi mano sobre la suya con cierta precaución, sabía que por nada del mundo me haría nada malo, pero la incertidumbre me hacía ser siempre un poco desconfiada.

Le miré a los ojos intentando averiguar algo, cosa un poco estúpida por mi parte, porque cada vez que me cruzaba con su mirada no sabía ni como me llamaba.

Le vi actuar como los magos muggles que salían por la televisión. Solo le faltaba decir: "nada por aquí, nada por allá". Sonreí mientras mi mirada iba de mi mano a sus ojos y allí se perdía un rato.

Volví a mirar mi mano cuando dijo que estaba triste sonriendo ante tal comentario. Seguí viéndole actuar, Ja, ja, al final había dicho las palabras muggles. Asentí cuando dijo lo del beso sin dejar de mover mi mirada entre él y mi mano.

Sin saber como un anillo había aparecido en mi mano. Aún sabiendo que la magia existe, me sorprendió el no haber notado nada. Sonreí ampliamente sin separar mi mirada del anillo.

Empezó a explicarme la utilidad del anillo, sin poder evitarlo noté que alguna lágrima se me escapó.
Me había acostumbrado a sus ausencias debidas a sus continuos viajes, pero eso no quitaba que le echara muchísimo de menos y me preocupara el no poder saber como estaba. Ahora tenía algo con lo que estar conectada.
Cuando dijo que si abandona el anillo era como si lo abandonase a él, noté un nudo en el estómago, solo pensar eso me dolía profundamente.
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-No!,jamás abandonaré el anillo- salió instintivo, por pura necesidad de gritarlo a los cuatro vientos.
Me puse el anillo en el dedo y lo acaricié con la misma ternura que le habría acariciado a él.
Notaba que las lágrimas de felicidad se me seguían escapando sin poder controlarlas.
Recorrí la mínima distancia que nos separaba mirándole a los ojos y sonriendo.
Pasé mis brazos por encima de sus hombros y noté como él me abrazaba.
Busqué sus labios y posé los míos sobre los de él, iniciando un beso lleno de cariño

Me separé un poco de él sin soltar el abrazo. -Nunca,- le miré a los ojos - nunca, vuelvas a decir que te abandono, por favor- cerré el abrazo y me refugié en su cuello. Respiré hondo sintiendo su olor. Sonreí.

Busqué de nuevo sus labios y deje un beso corto. Rompí el abrazo y entrelacé mis dedos con los suyos, sintiéndome aún como si flotara en una nube.

Comencé a caminar paseando sin rumbo fijo por el camino en el que estábamos. Quedaban muy pocos alumnos fuera y los pocos que había se iban dirigiendo hacia el interior.

-Se ha dado cuenta Señor Ravenclaw,-me puse delante de él - que tenemos todos los jardines para nosotros solos- me acerqué a él y le di un leve mordisquito en la mejilla (off: tenía que hacerlo) aunque sabía que tendría alguna consecuencia. Le sonreí con toda mi inocencia concentrada en mis labios y le besé.

Seguimos paseando sin prisa, pues lo más importante del mundo en este momento era disfrutar de su compañía.
-Si no estuviéramos aquí, dónde te gustaría que estuviéramos?- le pregunté con curiosidad