Despues de mucho tiempo, una clase magistral de DCAO

Estando en mi habitación sin mucho que hacer, salvo leer, aunque eso ya se estaba volviendo rutinario. Leía como dos o tres libros al día, al menos cuando estaba libre de tareas. Caso que no era este, leía un libro realmente interesante sobre la historia de la magia cuando de repente recordé que tenía una clase pendiente de defensa contra las artes oscuras a manos del profesor Piccard, muy reconocido en el castillo. Tenía curiosidad acerca de como era él y sus habilidades. Me levanté de mi cama para ponerme mi capa de Ravenclaw sobre el uniforme escolar. Llevaba la varita escondida en mi túnica, era mejor tenerla así en caso de que algo imprevisto sucediera.

Bajé de la torre de Ravenclaw para desayunar algo en el gran comedor, una vez terminé me levanté y me dispuse a caminar hacia el salón de defensa contra las artes oscuras. El camino fue un poco largo, ya que, como de costumbre me perdí un poco camino hacia el salón. Hasta que por fin recobré el camino hacia el salón, me mantuve en esa dirección hasta que dí con el salón. Al parecer, n alumno ya había llegado al salón antes que yo, parecía conocer al profesor pues, se escuchó una pequeña pregunta hacia él, como si ya se conociesen. Por mi parte, él era un completo extraño para mí, conocía sus habilidades gracias a las cosas que decían de él por los pasillos, estaba más que entusiasmado por conocer a aquel personaje que poseía una magia tan poderosa según rumores que escuchaba en el pasillo. Para sorpresa mía, otro alumno llegó antes que yo, se presentó como miembro de la casa Hufflepuff y, al igual que yo, estudiaba el sexto curso, después de que ellos se presentaran en clase y tomaran sus respectivos asientos, me disupusé a presentarme ante el profesor Piccard y los presentes en el salón.


Buenos días, mi nombre es Stefano Zylka, miembro de la casa Ravenclaw y estudiante del sexto curso. Es un placer estar ante tal presencia.

Dije al entrar en el salón, esperaba su respuesta para poder tomar asiento, aunque ya había visto el lugar en el que vería esa clase. Una buena posición, era bien iluminado y daba buena visión del profesor. Me quedé esperando la respuesta del profesor Piccard, para tomar asiento.

La clase parecía comenzar. Al ver que el profesor no daba respuesta alguna sobre mi comentario, me senté en aquel lugar que había divisado anteriormente, como lo había previsto, era un lugar excelente. Después de mi llegada, una chica de cabello rubio, con unos tonos de color naranja, casi tropieza conmigo. No presté atención a ese momento y continuaba acomodándome en mi asiento. Nuevas personas llegaron al salón, la mayoría de ellos en el sexto curso, al igual que yo. Una vez un aproximado de 7 personas estaban en la sala, el profesor Piccard inició con la clase.

Inició presentándose, Gabriel Piccard. Tal como decían los rumores, su poder mágico era inmensurable pues, era el jefe del departamento de Aurores, sumado a eso, explicó que su poder era tal que no podía usar una varita como una persona común, para eso tenía su báculo. Continuó hablando de él, contaba como había estado afuera un tiempo cazando a Mortífagos, qué en palabras de él, los llamó "amigos de la oscuridad que causan problemas", gracias al conocimiento acerca de la labor del departamento de Aurores, sumado a lo que él había dicho, fácilmente podía deducirse que de Mortífagos se tratase.

Volviendo a lo que realmente importaba, es decir, la clase. Empezó preguntando, ¿Cómo defendernos de un hechizo de desarme? y ¿Cómo protegernos de un ataque por la espalda? Rápidamente pensé la respuesta a estas preguntas. Para cuando iba a levantar la mano, un chico se adelantó a mi acto e hizo lo mismo. nombraba unos cuantos hechizos entre ellos estaban: Impedimenta, y luego pensó un poco para agregar otros, Expulso, Expeliermus y luego Partis Temporus. Seguidamente otro chico agregó unas cuantos más Protego, Desmaius y por último Expulso, este último había sido nombrado por el joven anterior, para sumarse a la discusión, un joven nombró nuevamente los dichos anteriormente y agregó un par, Petrificus Totalus y Incarcerous. Era mi turno de hablar y, como miembro de Ravenclaw, debía proteger la reputación de la casa. Levanté mi mano un poco para agregar algo a lo mencionado anteriormente.

- Aparte de todos los hechizos y encantamientos nombrados previamente, hay uno que en lo personal me gusta mucho usar, bien puede usarse para protegerte de un hechizo de desarme, como cualquier tipo de hechizos, dejando de lado las Maldiciones Imperdonables, tampoco es que exista algún hechizo que nos proteja de estas, sin más, nombro el encantamiento, es el Salvio Hexia. Con respecto a la otra pregunta, creo que ya suficientes hechizos, pero si de algo sirve, está el Protego Totalum otro encantamiento que, si se usa correctamente, el ejecutor queda invisible para los demás, sin posibilidad de verte o tocarte. Aunque personalmente, atacar por la espalda es algo cobarde, al menos eso pienso yo.

Dicho eso, mi intervención finalizó, había sido un poco extensa y para algunos un poco tediosa. Pero acostumbraba a hablar de más algunas veces, era algo que se da en mi personalidad, sin más tomé asiento nuevamente para esperar nuevas instrucciones del profesor que se encontraba jugando con su báculo, o bien, un nuevo compañero que quisiera algo más a todo lo dicho en clase, aunque ya hubieran dicho la mayoría de los hechizos defensivos existentes, al menos eso pensaba yo. Suspiré un poco para cambiar mi expresión a una más tranquila. Justo en en ese momento, llegaba una nueva chica al salón, su nombre era Cassandra Mathis, de la casa Hufflepuff y de Septimo curso. Se sentó cerca de unas de las ventanas no muy cerca del frente del salón para no molestar más de lo que lo había hecho al interrumpir.

La clase seguía, mi intervención, al finalizar había sido completada por la opinión del profesor Piccard, en la cual, daba a conocer sus puntos acerca de lo que habíamos discutido en esta. Uno por uno, dio su opinión acerca de los hechizos, la intervención del chico de Gryffindor qué, al parecer era muy amigo del profesor al este llamarlo como uno de sus futuros prospectos a Auror. Uno a uno comento los hechizos nombrados, al final, otorgo 10 puntos para Gryffindor al concluir su intervención. El siguiente chico, uno de Slytherin, paso por lo mismo, al igual que Erick, su casa obtuvo 10 puntos gracias a él, sin olvidar que él había sido quién dio las respuestas que pedía el profesor. El siguiente joven, uno de Hufflepuff, sólo obtuvo 5 puntos para su casa. En cuanto a la intervención hecha por mi, el profesor quedó algo complacido con mi respuesta y con la explicación de ambos hechizos, lo que causó que Ravenclaw obtuviera 15 puntos. Una vez había felicitado a todos por sus intervenciones, se levantó de su silla para hacer una pequeña demostración de su poder.

Había explicado que su poder era tal, que sus hechizos eran de gran conjuración larga y que sería mejor estar acompañado de alguien para cubrirle las espaldas mientras conjuraba, sin olvidar que eran dichos en latín, una lengua olvidaba por muchos y que me llamaba la atención aprender. Con un simple golpe de su báculo en el suelo de la sala, se formó un diagrama de 5 puntos ( Estrella ) en el suelo. Apuntando el báculo hacia este se concentró un poco, pronunciando unas frase en latín qué, obviamente desconocía. Una vez terminado la primera, se formó alrededor del diagrama una pared de fuego que llegaba hasta la altura del techo, para cuando pudiera volver en mi, ya había sido congelada y diezmada a polvo por otro encantamiento de hielo. Hecho aquello, habló de un conjuro para transferir la totalidad de su poder mágico a otra persona, lo que causaría un cansancio increíble, quedaría exhausto al final del hechizo. Para concluir, pidió que se formaran parejas, eso para practicar los hechizos demostrados en clases.

Tomé mi varita de mi cinturón y la postré sobre la mesa en la que me encontraba, pensaba no moverme para buscar una pareja o pedirle directamente al profesor que fuera mi compañero, a pesar de su poder, me gustan los retos. Lo que ocurriera primero sería muy bien bienvenido, suspiré hondo por un momento para quedarme mirando al techo. Segundos después me levanté para pedirle a uno de los alumnos allí presentes su ayuda. Por suerte, la Señorita Mathis, quién hace poco había llegado tarde, se encontraba no muy lejos de mi asiento. Giré un poco para observarla y con ayuda de mi varita, la cual estaba roja en la punta escribí en el aire, ¿Me acompañarías en la demostración? esperaría la respuesta de la chica, mientras me giré para observar al profesor mientras la Señorita Mathis respondía a mi petición, gracias al hechizo Flagarte, usado para grabar cosas con fuego, me fue posible escribir el mensaje.