Reencontrandome con Lizzie

Recuerdo del primer mensaje :

Después de clases llegue a la sala común me deje caer en un sofá con un latente dolor de cabeza escuche que alguien se acerco y por extraño que pareciera reconocí los pasos y una casi inexistente sonrisa apareció en mis labios-hola Lizzie

-¿yo que Lizzie?-le pregunte cuando no siguió hablando-si realmente no quieres que suceda entonces no lo permitas-volví a sentarme a su lado, tome sus manos entre las mías-pero si tu llegas a transformarte incluso en esos momentos estaré a tu lado apoyándote, cuidandote-hice que me viera a los ojos-deja de hacerme pensar que no me quieres a tu lado

Lo escuché con interés sin obsérvalo, mi mirada se perdía en el piso mientras mis manos jugaban la una con la otra como si de una niña pequeña se tratase. ¿No permitirlo? Aquello era imposible, mi familia era completamente machista y cerrada en sus ideales- Ojalá eso pudiese pasar pero mi destino ya está escrito… - Le comenté con amargura aun jugando con mis manos. Aunque sin darme cuenta tomó mis manos entre las suyas haciéndome levantar la mirada para posarla en la suya- ¿Estarás cuidándome? – Le pregunté con ilusión y confusión en mi mirada ¿Por qué? - ¿Cómo? – pregunté sin desviar la mirada ladeando la cabeza hacia un costado suavemente.- No intento hacerte pensar eso – agregué sincera.

-bueno hay algo de mi que aun no te he dicho-le sonreí-y ese algo me ayudara en mi propósito de cuidarte-agradecí que la sala común aun estuviera vacía- Lizzie soy un animago puedo transformarme en una pantera y transformado de esa manera podre hacerte compañía en las noches de tus transformaciones y a si mismo cuidarte

Abrí los ojos de par en par al escuchar su explicación con una evidente expresión de asombro en mi rostro que era imposible de esconder - ¿Animago? –Repetí como si no pudiese creerlo y bueno, no era algo que se dijesen todos los días. Lo miré pedí cuan niña curiosa, la sala común estaba vacía y una pequeña transformación no le haría mal a nadie.

-Si animago-confirme con orgullo-¿quieres una muestra?-me puse de pie con una sonrisa y me aleje un poco de ella, incline un poco mi cuerpo hacia delante hasta que sentí que caía sobre el suelo en cuatro patas y podía percibir mi pelaje negro, mire con atención a Lizzie esperando una reacción de su parte

- woo - Mi labio inferior se separó del superior con asombro cuando vi a aquella hermosa pantera en medio de la sala común, me puse de pie sin pensarlo demasiado acercándome a aquel animal. Su pelaje era hermoso, brillante y al parecer muy suave, acaricié su cabeza son suavidad comprobando que si, era muy suave. Me puse en cuquillas a su lado, era una impactante pero muy grata sorpresa – Eres muy guapo de pantera – comenté divertida mientas volvía a pasar mi mano por su pelaje.

Al escucharla reí pero al estar en mi forma animal se escucho mas como un gruñido divertido, deje que me acariciara la cabeza algo que no dejaba hacer a las personas que conocían mi secreto pero en esta ocasión era diferente, me acerque a su rostro comenzando a lamer una de sus mejillas en traducción humana seria un beso en la mejilla

Su gruñido me asustó un poco aunque no fuese agresivo y seguí acariciando aquel suave pelaje que llamaba mi atención. Su lengua pasó por mi mejilla haciéndome reír, era húmeda y con una textura extraña que me causó diversión. Me pasé la mano por el rostro secando mi mejilla y luego pasé mi mano por su mentón acariciándolo como si fuese un pequeño cachorro – Es divertido que seas un animago, podrías quedarte más tiempo así – Comenté en tono de broma mientras buscaba la mirada de aquel gran animal.

Incluso siendo una pantera entrecerré los ojos ofendido, claramente en broma. Extrañamente esta era la primera vez que veía a Lizzie relajada incluso bromeando conmigo me recosté en el suelo colocando mi cabeza sobre su regazo solo por unos minutos no quería que se acostumbrara demasiado pero debía admitir que sentir sus caricias eran agradables y relajantes

La expresión de ofendido de aquel animal logro que unas melodiosas carcajadas se escaparan de mis labios, definitivamente nada era más divertido que ver una pantera expresarse de esa manera. Su cabeza se apoyó en mí y seguí acariciando su pelaje, aquel suave y brillante me llamaba a tocarlo. Pase mi mano por su panza haciéndole cosquillas esperando que aunque fuese un animal pudiese sentir cosquillas.

Las cosquillas eran precisamente mi punto débil algo que no le había dicho a Lizzie y que ahora sufría las consecuencias por no haberlo hecho, comencé a removerme en mi sitio y gruñendo que en realidad eran mis carcajadas ya no soportaba mas por lo que en un ágil movimiento logre liberarme de las manos de Lizzie y con un leve empujón con mi cabeza logre que ella callera sobre la alfombra me pare cerca de ella y negué con la cabeza pidiendo que no lo volviera hacer a pesar de que mis ojos de pantera brillaban divertidos

Kevin comenzó a retorcerse en el suelo por mis cosquillas, volví a reír ante aquello, uno no veía todos los días a una pantera gruñir divertido en medio de la sala común. Sin embargo debido a su fuerza y agilidad de animal pudo escaparse a los movimientos de mis manos. Empujándome hizo que perdiese el equilibrio y mi cuerpo cayese sobre la alfombra. Desde abajo observé el gran cuerpo del animal que me observaba con severidad, una severidad divertida – Bueno, bueno… no lo volveré a hacer – Dije con una amplia sonrisa que se extendía por todo mi rostro, extrañamente me estaba divirtiendo junto a Kevin de animal.

Volví a pasar mi lengua por su mejilla antes de alejarme de ella para regresar a mi forma natural. Me levante del suelo sintiéndome nuevamente alto di un par de pasos hacia Lizzie que aun se encontraba en el suelo, extendí una mano para ayudarla a levantarse-no te acostumbres a verme en esa forma-dije en forma divertida-tal parece que te agrado mas como pantera que a si como estoy-dije señalándome

Su lengua volvió a pasar por mi mejilla haciéndome cosquillas, solté una suave y breve risa que desapareció cuando lo vi volver a su forma humana. Se acercó a mí y mi mirada curiosa se volvió más tranquila un poco inexpresiva pero sin perder el color de mis mejillas. Tomé su mano y me puse de pie - ¿no? – hice un puchero mirándolo directo a los ojos- Me gusta verte convertido en pantera – comenté con inocencia en mis palabras, negué con la cabeza al ver como se señalaba – Me agradas de ambas maneras – Le sonreí

-es bueno saberlo-me deje caer en el sofá-pero que quede claro que no soy una mascota-le dije mirándola a los ojos-entonces… ¿me dejaras acompañarte en esas noches tan difíciles para ti?

Lo seguí y me senté a su lado sin dejar mucha distancia entre su cuerpo y el mío, giré inconscientemente mi rostro para obsérvalo justo para escucharlo hablar ¿No era una mascota? Tampoco lo había pensando, aunque era un lindo y dócil animalito que me agradaba hacerle mimos. – Bueno… no eres una mascota – Dije entre dientes ya que la idea me parecía fascinante, un animal salvaje que no era salvaje podría haber sido mi mascota pero no, detrás de esa apariencia de pantera existía Kevin y no debía olvidar aquello.

Di un suave suspiro cuando recordó lo de ‘aquellas noches’ y asentí con un movimiento de cabeza observando hacia otro lado- Si, cuando suceda te lo diré… - Respondí jugando nuevamente con mis manos- Aunque aun no sucede, aquella ponzoña aun no corre por mis venas… aun – le respondí mirándolo de reojo con una expresión de tristeza en mi rostro, especialmente en mi mirada.

-los espejos que compraremos nos servirán también para eso, espero me mantengas informado y prepararnos para esas noches-Gire el rostro para mirarla y percatarme de la tristeza de sus ojos-pero como eso aun no sucede en ese caso no es momento para preocuparnos-le sonreí-y mientras eso ocurre podremos seguirnos divirtiendo con lo primero que se nos ocurra

Acomodé mi cabeza en su hombro como lo había hecho con anterioridad, sin embargo existía una gran diferencia. No me sentía enferma como la vez primera, no sentía necesidad de su calor. En realidad no podía explicar por qué me acomodaba tanto permanecer a su lado, pero las explicaciones las dejaría para después - ¿Cómo nos divertiremos hasta que aquello ocurra? – le pregunté mirando el fuego que ardía con pereza.

-podríamos salir de vez en cuando a Hogsmeade y comprar muchos dulces-respire profundamente y hasta mi me llego el aroma del cabello de Lizzie ya que tenía su cabeza sobre mi hombro-creo que hasta podría permitir que juegues conmigo mientras soy una pantera tal parece que te gusto hacer eso pero solo algunas veces, no quiero que te acostumbres a ello-volví a repetir pero esta vez lo dije riendo

- ¿Hogsmeade de nuevo? A este paso nos sabremos de memoria ese lugar- Comenté divertida, siempre sacaba ese pueblo al habla, aunque creía que me divertiría estando a su lado, era una gran chico. – genial! – Exclamé alegre elevando el volumen de mi voz, jugar con la pantera me había divertido muchísimo y hacerlo de nuevo sería genial – Si, me quedó claro… no me acostumbraré – Asentí seria pero luego reí junto con Kevin, nuestras risas se mezclaron generando una melodía divertida que resonó por toda la sala común. Alcé la mirada intentando observar su rostro sin quitar mi cabeza de su hombro y cuando logré hacerlo, sonreí.

Reímos juntos y el hacerlo era sumamente agradable, pude sentir su mirada por lo que incline un poco la cabeza para mirarla también, mis ojos se clavaron en los de ella y le regrese la sonrisa, por un momento simplemente nos miramos a los ojos sin decir nada, las risas cesaron y un silencio nos envolvió

Reír a su lado me parecía cada vez más extraño, es decir, no me agradaba reír y mucho menos en público. Sin embargo me dejé llevar por su compañía y la gracia que me hizo aquellas palabras. El silencio nos envolvió de pronto, nos abrazó con calidez mientras evitamos palabras y nos quedamos mirando por un momento. No tenía nada coherente que decir y aquello me molestó, no era de decir lo primero que se me pasase por la mente de la misma mantera que no era de reír estruendosamente pero… todo lo que no acostumbraba a ser estaba pasando en este momento. Con un movimiento sigiloso coloque mi dedo índice en su nariz – Tienes unos lindos ojos – Comenté como si nunca los hubiese visto antes y sonreí.

Sonreí al sentir su dedo sobre mi nariz-gracias-acerque mi mano a su rostro para retirar un mechón de su cabello y colocarlo tras su oreja-y lo que yo puedo decir sobre ti es que tu eres completamente linda-le dije con una sonrisa y dejando mi mano en su mejilla

Pude sentir con claridad cuando mis mejillas se tiñeron de un suave color carmín sin desviar mi mirada de donde estaba - ¿Gracias? –Respondí en un tono divertido mientras una sonrisa tímida se grabó en mis labios. ¿Timidez? Si, aquello era posible en Lizzie Greyback aunque se presentase una vez cada siglo.

-de nada-dije aun con una sonrisa, me acomode en el sofá y sin saber que fue lo que me impuso hacerlo, pase un brazo por sus hombros quedando más cerca de lo que ya estábamos, por un momento solo nuestras respiraciones se escuchaban-¿crees tener insomnio esta noche?-pregunte de forma graciosa-porque si es así te invito a ver el cielo nocturno en la torre de astronomía- baje la mirada hacia ella observándola-he escuchado que desde ese sitio se tiene una buena vista de los terrenos del castillo