Reencontrandome con Lizzie

Recuerdo del primer mensaje :

Después de clases llegue a la sala común me deje caer en un sofá con un latente dolor de cabeza escuche que alguien se acerco y por extraño que pareciera reconocí los pasos y una casi inexistente sonrisa apareció en mis labios-hola Lizzie

-afortunadamente yo si tengo buena memoria, a si que no te preocupes ese será un detalle que recordare muy bien-hice una nota mental para recordarlo. Escuche su comentario dicho con voz seria pero a mi me causa gracia-tratare de no acostumbrarme pero no prometo nada-dije con una sonrisa-y es un placer servirte de calentador-dije bromeando acercándome mas a ella

Hice un recordatorio mental para intentar recordar aquello aunque tenía claro que aquello se esfumaría en un dos por tres, sin embargo nunca estaba de más intentarlo. Acomodada a su lado escuché sus palabras y negué con la cabeza, no debía acostumbrarse a aquello, debía prometerlo más solo di un suspiro ante esa situación. – Haces muy bien tu trabajo – comenté de forma serena observando cada uno de sus movimientos- Aunque espero no volver a necesitarte de esta manera – agregué más seriamente. No era una persona de piel, no estaba acostumbrada a serlo ni pensaba acostumbrarme.

-después de esto no me deseches eso si seria humillante para mi-dije mirándola con seriedad para que después mis traicioneros labios se curvaran en una sonrisa-espero que al menos me necesites como amigo

Separé mi rostro de su cuerpo y alcé la cabeza hacia la suya, le di un fugaz beso en la mejilla – Dalo por hecho – le respondí a su último comentario mientras volví a apoyar mi cabeza en él. – Ha llegado bastante lejos señor Donovan – comenté con una sonrisa traviesa mientras mi mirada se perdía en el infinito de la chimenea.

Esta era la segunda vez que me daba un beso en la mejilla-te dije que no me iba a dar por vencido hasta que fuéramos amigos y mira lo he conseguido-dije con entusiasmo-mi paciencia fue recompensada, aunque tu carácter fue difícil de superar pero al fin y al cabo esa es tu personalidad, lo que te hace unica

- No exageres Donovan, no es para tanto – Comenté severamente mientras la lanzaba una escalofriante mirada cruza y fría cono una hoja afilada de hierro – Creo que tu paciencia no es recompensada aun, porque no me has conocido lo suficiente – comenté seriamente y luego sonreí, a decir verdad si había sido recompensada pero no sería capaz de admitirlo.

-si tu lo dices-dije aun riendo pero yo estaba orgulloso de mi labor al ganarme aunque sea un poco la confianza de Lizzie-¿tienes hambre?-pregunte sintiendo como mi estomago me pedía alimento lo que me indicaba que la cena ya había dado comienzo en el gran comedor-puedo ir por algo para los a la cocina y regresar aquí

- Solo un poco – Comenté encogiéndome de hombros, la idea de que él se fuese y el frío me invadiese nuevamente no me agradó en lo absoluto. Levanté mi mirada para verlo y entrecerré levemente los ojos – Pero te dejaré ir si prometes volver pronto – le comenté aunque era más que nada una orden, típicas palabras que escapaban de mis labios. La idea de acompañarlo era tentadora también, pero mi cuerpo mandó la señal de que no estaba preparado aun para caminar tanto, aunque la distancia no fuese demasiado no quería terminar en la enfermería.

-de acuerdo-capte el tono de orden en su voz pero lo deje pasar-regresare rápido ¿Qué te gustaría que te trajera?-le pregunte antes de levantarme manteniéndome cerca de ella

- Creo que con un zumo de calabaza estaré bien – Le respondí alejándome lentamente de él para que se pusiese de pie sin impedirle el paso. – Pero si traes algo más, creo que no estaría mal – le dije tranquilamente- Las cosas dulces me agradas – le recordé con una altiva sonrisa, inocente y pequeña.

-muy bien orden memorizada-me puse de pie colgándome mi mochila al hombro-no tardo-después di vuelta para salir de la sala común y dirigirme hacia la cocina afortunadamente no me encontré con alumnos o profesores todos se encontraban cenando, al llegar a la cocina los elfos inmediatamente comenzaron atenderme y a darme una gran variedad de deliciosa comida que guarde en la mochila, no pude evitar que los elfos me demoraran mas tiempo, solo esperaba que al regresar a la sala común no encontrara a Lizzie convertida en cubo de hielo

Cuando Kevin se fue me envolví en la manta haciendo un ovillo con mi cuerpo, era como un bolón de Lizzie en medio del sofá. Recosté mi espalda en el asiento y luego giré mi cuerpo para quedar apoyada en mi costado, doblé mis rodillas como en posición fetal. Esperé quieta a que él no se demorase demasiado, aunque a decir verdad el tiempo sin su tibio cuerpo, mi temperatura lo extrañaba. Recordé que era hora de cenar y tal vez se había quedado en el gran comedor, no lo culparía por ello aunque si me molestaría demasiado y tal vez lo ignorase cuando volviese en unas horas más.

Cuando al fin regrese a la sala común encontré a Lizzie prácticamente hecha una bolita envuelta en la manta y con la mirada fija en la chimenea-¿sigues teniendo frio?-dije llamando su atención ya que se veía pensativa-hazme un espacio por favor-le pedí para volver a sentarme junto a ella-coloque mi botín sobre mis piernas-esto te servirá-vertí un poco de chocolate caliente en una copa que después le pase a Lizzie, también saque algunos pastelillos que logre traer

Unas palabras masculinas me hicieron volver a la realidad de golpe, no fue necesario mirarlo para saber de quién se trataba. Por fin había vuelto y al parecer no se había quedado a cenar en el gran comedor, si no que había vuelto con las cosas que le había mencionado. Me levanté sin prisa volviendo a colocar los pies sobre el suelo y esperé que se sentase a mi lado, una vez a mi lado me tendió una copa con chocolate caliente que acepté sin pensar – Solo un poco, pero creo que ahora estaré mejor – dije de forma optimista mientras acercaba la copa a mis labios y daba un pequeño sorbo de chocolate, aquel exquisito liquido recorrió por todo mi cuerpo a gran velocidad- Te demoraste … - comenté en forma de reproche observándolo de reojo.

-si lo lamento-dije después de beber un poco de jugo-los elfos prácticamente me daban un banquete entero para nosotros dos, tuve que convencerlos de que no necesitaba tanta comida-saque un panecillo con un poco de mermelada-come esto le caerá bien a tu estomago-yo me lleve a la boca otro panecillo que estaba delicioso

- Oh, no hay problema – le comenté dando un pequeño suspiro, esos elfos eran basta exagerados cuando uno se iba a meter a su lugar de trabajo, las cocinas. Tomé un panecillo dulce y lo coloqué sobre mis muslos, lo observé con desconfianza para luego llevármelo a la boca y darle un pequeño mordisco, a decir verdad su sabor era abundantemente sabroso. – Hey todo está muy delicioso – le comenté a Kevin- Buenas elecciones – agregué con una fugaz sonrisa, de aquellas que aparecer sin avisar y se evaporan con rapidez- Esta tarde ha sido bastante interesante ¿no crees? – formulé la pregunta con sumo cuidando, girando mi rostro hacia un costado para obsérvalo con atención.

-si lo dices porque en un inicio me diste un susto… si creo que empezamos bien-dije riendo-me ha gustados ser tu enfermero esta tarde-volví a tocar una de sus mejillas y estas comenzaban a sentirse tibias, el chocolate caliente estaba haciendo su efecto-hago un buen trabajo ¿no te parece?

Sonreí ampliamente- En realidad eres un muy buen enfermero, desde ahora no volveré a ir a ir a la enfermería – le comenté seriamente, aunque la realidad era que odiaba ir a aquel lugar y aunque estuviese enferma, nunca iba a ahí. Di otro sorbo al chocolate que calentaba mi cuerpo parcialmente y de forma lenta apoyé nuevamente mi cabeza en su hombro – Eres calentito y muy eficiente Donovan – comenté de la misma manera y luego reí por lo debajo.

-vaya gracias viniendo de tu parte es un agradable halago-dije sonriendo-solo espero que no solo me busques para que te atienda, más bien para divertirnos juntos-dije intentando planear lo que haríamos en nuestra visita a Hogsmeade

Alejé mi cuerpo lentamente del suyo, con movimientos seguros, un rostro inexpresivo y una mirada fría. Definitivamente mi temperatura estaba a nivel natural y mi cuerpo frágil había revalidado todas sus fuerzas. Lo observé de reojo aun envolviéndome en aquella frazada, aunque ya no era una bola suave. - ¿Cómo podemos divertirnos juntos? – le pregunté observándolo de reojo con una expresión neutra en mi mirada, ladee un poco mi rostro para mirarlo. Fruncí los labios y elevé una de las ceja al observarlo. Le lancé una de las miradas más crueles que pude, más poderosa que un crucio aunque no era mi objetivo. Solo quería ver cómo reaccionaba ante mi cambio repentino de actitud.

-bueno podríamos visitar cada una de las tiendas de Hogsmeade, comprar algunas bromas en Zonko-le explique mientras miraba el fuego, pero de pronto sentí como se alejaba de mi gire el rostro para mirarla y me sorprendió ver su mirada fría y su expresión seria-¿Qué sucede?-pregunte sin comprender su repentino cambio-¿dije algo malo?

Crucé los brazos sobre mi pecho al escucharlo hablar mientras retiraba con delicadeza la manta que me envolvía y la dejaba a un lado. Entrecerré los ojos mirándolo con intensidad y luego clavé mi mirada en el fuego que ardía en la chimenea – Si, sucede algo pero no dijiste nada malo – comenté como si hablase para mí misma, ignorándolo – Sin embargo no lo diré, tendrás que adivinarlo si quieres saber – agregué de la misma manera.

De la extrañeza pase a la comprensión de la situación, Lizzie volvía a su actitud seca de costumbre la mire levantando una ceja-tu mirada fría, tu tono de voz seco y tu expresión seria-enumere lo que veía en ella-ya te sientes bien ¿cierto?-pregunte con una sonrisa

Con un movimiento suave de mi cabeza afirmé sus palabras, ya estaba bien e insólitamente Donovan comenzaba a conocerme y eso me asustaba bastante. La mayoría de las personas no se daban el tiempo de soportar y aceptar los grandes cambios de mi personalidad. – Cierto – comenté observándolo. Mi mirada se manifestó hacia él como una rápida flecha emponzoñada que se clavó en la suya de forma audaz – Ya me siento mejor – Le dije mientras apoyaba toda mi espalda en el respaldo y alzando la cabeza hacia el techo para perder mi mirada ahí - ¿Por qué lo haces? – le pregunté mirarlo, no sabía si entendería a lo que me estaba refiriendo.

-¿Por qué hago qué?-no entendía lo que decía, la observe con atención intentando saber a que se refería