Reencontrandome con Lizzie

Recuerdo del primer mensaje :

Después de clases llegue a la sala común me deje caer en un sofá con un latente dolor de cabeza escuche que alguien se acerco y por extraño que pareciera reconocí los pasos y una casi inexistente sonrisa apareció en mis labios-hola Lizzie

Arrugué la frente ya que no encontré una explicación razonable para lo que estaba sintiendo, frío, mucho frío pero nada más que eso. Como si estuviese dentro de un congelador o dentro de las frías aguas del lago en pleno invierno. – No, yo creo que es raro que tengas tanta calor… tal vez estás enfermo – Di vueltas las cosas para que quedaran a mi favor, solía suceder aquello. – No me llevarás a ningún lado Donovan – espeté secamente, no pensaba dar mi brazo a torcer por algo tan sin sentido. – No te atreverás – comenté de forma altiva haciendo girar mi varita rápidamente en mis dedos.

Moví la cabeza en forma negativa-como simple sugerencia-dije mirándola-deberías bajar tu nivel de agresividad-pase la mirada de ella a su mano que sostenía su varita y de nuevo la mire a ella-creo que no merezco que me lances un hechizo si solo trato de que te sientas bien, no entiendo porque te cuesta tanto trabajo aceptar que las personas se preocupen por ti-la mire directamente a los ojos esperando algún tipo de respuesta

Oh, aquello fue como un balde de agua fría que hizo que mi varita cayese de mi mano saltando no muy lejos de mi. Separé los labios para responderle pero ninguna palabra se escapó de mis labios, no sabía que decirle, no pensé que sus palabras tendrían un sentido como aquello. Nuestras miradas se entrelazaban como si no pudiesen separarse, sentí que era momento de desviar la mirada pero aquello era signo de debilidad por lo que la mantuve firme – No… no soy agresiva – titubeé sin saber que decir.

-si claro cómo no-dije con ironía aun con la vista fija en ella- pero para tu información incluso con tu mal genio me simpatizas-mire su varita que había caído de su mano, la levante para devolvérsela, recordé como se había puesto la noche en que se la había quitado-creo que contra eso no puedes hacer nada

Lo observé pantalleando más rápido de lo normal, me sentí extraña ante aquel comentario que aun daba vueltas por mi cabeza. Miré mi varita deshaciendo la conexión que existían entre nuestros ojos y miré mi varita, noté como se levantaba para devolvérmela – Si me conocieses más no te simpatizaría – dije mientras me recostaba más en el sofá y me tapé el rostro con la frazada – y no, no puedo hacer nada – comenté desde atrás de aquella tela que intentaba subir mi temperatura, lamentablemente ese intento era muy fallido.

A pesar de que se cubrió el rostro con la manta logre escuchar sus palabras, me acerque a ella y coloque una mano en la frazada para bajarla de su rostro-¿Por qué dices eso?-dije mirándola de nuevo-con lo que me dices me da la impresión de que hubieras hecho algo malo-levante una ceja-¿Qué has hecho?-pregunte con curiosidad

Negué con la cabeza cuando bajó la frazada de mi rostro – No he hecho nada aun, creo – respondí observándolo a los ojos y volviendo a negar con la cabeza con un movimiento brusco. – Pero no puedo decirte – agregué y cerré los labios con presión volviendo a cubrir mi rostro con la frazada.

-está bien Lizzie-deje de insistir era mejor dar tiempo suficiente para que ella tome la iniciativa para decirme lo que le sucedía, volví a bajar la frazada para mirarla y colocar una mano en una de sus mejillas quería comprobar su temperatura había aumentados solo un poco pero seguía su piel fría-¿segura que lo que te sucede es normal?-incluso ante mi mano tibia podía notar la gran diferencia

Mi rostro volvió a salir a la luz aunque esta vez Kevin no dijo nada más sobre el tema, su mano toco mi mejilla generando un contacto extraño. Su piel tibia en contraste con la mía generó una corriente eléctrica que se extendió por mi rostro – No sé en realidad, eso espero – comenté encogiéndome de hombros – Aunque no creo que sea mucho, es solo frío ¿no? – pregunté sonriendo de medio lado de forma optimista.

-yo también espero que solo sea eso-retire mi mano de su rostro pero aun la miraba a los ojos-¿necesitas otra manta?-tome sus manos entre las mías tratando de que se calentaran

- ¿Sabes? Si fueses otra persona te hubiese lanzado un crucio por hacer eso – le comente haciendo un movimiento de la cabeza hasta nuestras manos – Pero desde que te conocí has sido muy preocupado conmigo – comenté restándole importancia a mis palabras, aunque tuviesen leve importancia para mí. Estaba preparada para un mundo frio, cruel y calculador por lo que relacionarme más con las personas era relativamente nuevo para mí. – No, no necesito otra manta, estoy bien – le respondí con un gesto dulce que proyecto en mi rostro, de aquellos traicioneros que se escapaban sin poder yo evitarlo. Era como un ‘gracias’ implícito.

-me siento afortunado de ser yo-dije soltando una pequeña risa-me he salvado de ese crucio lo cual me da a entender que al menos te simpatizo aunque sea un poco ¿no es a si?-pregunte mirándola con una sonrisa

Asentí suavemente con la cabeza, en realidad si me simpatizaba, era un chico bastante agradable para ser sincera. Incluso se estaba ganando cierta confianza, cosa que obviamente no saldría de mi cabeza. - Si, aunque sea un poco – le respondí con una ligera sonrisa torcida, lo más parecido a una amplia sonrisa que podía dibujarse en mi rostro en aquellos momentos. Su cuerpo estaba no muy lejos del mío por lo que me acerqué sigilosamente a él y apoyé mi cabeza en su hombro – Prométeme que no harás nada – le comenté cerrando lentamente los ojos e hice un silencio para que respondiese- … No me siento muy bien – agregué con voz suave.

Le prometí lo que me había pedido sin entender pero después que dijo que no se sentía bien me arrepentí de haberlo hecho-¿Qué sientes, que te duele?-sentía su cuerpo frio incluso atreves de la manta por lo que la rodé con un brazo mientras que con la otra seguía sosteniendo sus manos, según decían el calor corporal era muy útil en este tipo de casos

Era difícil de explicar el estado de mi cuerpo, como si todo fuese más costoso incluso hasta mantener los ojos abiertos. Sentía un frío que congelaba mis huesos y mi una mirada difusa que hacía parecer todo borroso, la claridad había desaparecido como si mis ojos se hubiesen nublado de repente – Siento el cuerpo… frágil – comenté dando un pequeño suspiro- Pero estaré bien – agregué rápidamente de forma positiva, no quería que él se preocupase más de lo necesario.

Trataba de recordar algo que sirviera para que ella se sintiera mejor pero como ya se lo había dicho a ella no tenia conocimientos de sanador solo lo poco que recordaba que hacia mi madre pero eso ya lo había hecho-Lizzie si quedas inconsciente ahora si te llevare a la enfermería-incline un poco la cabeza para lograr ver su rostro-¿Cómo te puedo ayudar?

Di un insonoro suspiro y levanté la cabeza desde su posición, abrí los ojos con suavidad para observar a Kevin de reojo – No quedaré inconsciente, estoy bien – Le otorgué una linda sonrisa para que creyese en mis palabras, aunque no era predecible saber si aquello hacía la situación mas creíble o no, ya que la mayoría del tiempo yo evitaba sonreír. – Ya, ya, se ha pasado todo – Mentí olímpicamente observándolo.

No insistí mas simplemente la mantuve junto a mí para tratar de que conservara calor, y en el momento en que sonrió me hiso dudar ya que ella normalmente no lo hacía, parecía que la conocía bastante bien aunque insistiera en ocultarme algunas cosas-muy bien nos quedaremos aquí frente a la chimenea para que te sientas mejor-la segui rodeando con mi brazo

Reposé mi cabeza nuevamente en su hombro, me encontraba bastante cómoda en aquella posición y el calor emitido de su cuerpo servía para sentirme mejor, un poco mejor. A decir verdad su compañía era muy grata y aunque me negase a aceptarlo Kevin podría llegar a ser mi amigo en no mucho tiempo más. Era extraño que aquel pensamiento pasase por mi mente, así que me obligué a eliminarlo de mi mente. – Genial, me agrada estar aquí – pensé en voz alta, aunque quise lanzarme un crucio por ello ¿Qué clase de respuesta era esa? Tan… no Greyback.

Sonreí al escucharla-me alegro que te agrade estar aquí-recargue la cabeza en el respaldo del sofá-retomando nuestra conversación pasada, ¿ya pensaste en cómo llamarme cuando tengas insomnio?

Me encogí de hombros de la misma forma en que me encontraba, lo dicho, dicho estaba así que me limité a ignorar que le alegrase aquello. Me quedé un momento en silencio y llevé un dedo a los labios pensando en aquello – Creo que gritar es una opción bastante efectiva… - Repetí de forma seria con aires traviesos en mis palabras. - ¿Te parece mal? – pregunté de forma inocente.

-resulta muy buena idea si quieres que todos los Slytherin nos acompañen en tus noches de insomnio-dije siguiendo su juego-aunque tal vez una nota enviada por lechuza o podríamos conseguir unos espejo mágicos para comunicarnos con facilidad-sugerí fijando mi mirada en el fuego de la chimenea

Fruncí los labios hacia un costado con sutileza – Así podemos hacer una fiesta – comenté con ironía mientras volvía a posar mi dedo índice sobre mis labios – Creo que una lechuza tampoco es muy silenciosa – comenté perdiendo la mirada en el fuego anaranjado que crecía en la chimenea, refúljala tenuemente – Oh! Los espejos mágicos suenan interesante, ¿Dónde podemos conseguir algunos? – le pregunté observándolo de reojo, sabía muy poco sobre aquellos elementos mágicos pero algo sabía.

-me parece que en Hogsmeade hay una tienda que vende ese tipo de objetos-hice memoria de mi última visita-son muy raros pero esta tienda vende antigüedades muy interesantes, ahí podríamos conseguirlos-incline el rostro para mirarla-en nuestra siguiente visita al pueblo podemos pasar a comprarlos

Asentí con un movimiento de cabeza mientras me fijaba en su rostro al ver cómo me miraba, era graciosa la situación, aunque no me sentía del todo bien a su lado podía olvidarlo. Negué con la cabeza ante mis propios pensamientos que eran tan absurdos como el heredero de Salazar Slytherin en Hufflepuff. – Debes recordarlo para cuando vayamos al pueblo, porque lo más probable es que a mí se me olvide – le comenté sinceramente de forma avergonzada. Solía tener una memoria bastante corta para detalles como esos. – No te acostumbres a esto – le dije seriamente acurrucándome a su lado – pero estás bastante calentito – agregué aun observándolo, la temperatura de mi cuerpo subía lentamente pero aun no llegaba a un grado de normalidad